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Este mes, la avenida principal de São Paulo estuvo llena de miles de personas envueltas en la bandera verde y amarilla de Brasil, cautivadas por una figura imponente que estaba sobre un camión remolque equipado con bocinas.
Desde arriba, la escena podría haberse confundido con uno de los muchos mítines políticos celebrados en el mismo lugar por el expresidente Jair Bolsonaro, el líder brasileño de extrema derecha que, de manera infame, declaró que nunca podría amar a un hijo gay.
(Aunque la enorme bandera arcoíris delataría la realidad).
De hecho, era uno de los desfiles del Orgullo más grandes del mundo y la persona que estaba encima del camión de sonido era Phabullo Rodrigues da Silva, de 30 años, el hijo gay de una madre soltera de la clase trabajadora en el norte de Brasil.
Sin embargo, la multitud lo conocía como Pabllo Vittar, una drag queen de 1,87 metros con una reluciente camiseta de fútbol brasileña corta y ceñida y shorts de mezclilla rotos, una de las estrellas del pop más populares de este país de 203 millones de habitantes.
"¡Es hermoso verlos de verde y amarillo!", le gritó Pabllo Vittar a la multitud, en la que muchas personas lucían tangas y medias de malla. Vittar le había pedido a los juerguistas que usaran los colores nacionales para recuperar la bandera brasileña del movimiento de derecha de Bolsonaro. "¡Vamos a bailar!".
Es posible que RuPaul todavía sea la reina de reinas, pero su heredera a la corona global ha llegado.
En los últimos 7 años, Pabllo Vittar se ha convertido, según varias métricas, en la drag queen más exitosa del mundo. Tiene seis discos de estudio (uno de oro, uno de platino y dos de doble platino), su propia colaboración de moda con Adidas, una campaña publicitaria mundial con Calvin Klein y 1800 millones de reproducciones de sus canciones.
Ha realizado giras por Estados Unidos y Europa; se ha presentado en Lollapalooza y en Coachella; ha compartido escenario con Madonna en el concierto más grande de la diva estadounidense; y cantó en las Naciones Unidas para el cumpleaños de la reina Isabel.
Pabllo Vittar afirma que RuPaul, la drag queen pionera estadounidense de 63 años, es una inspiración, aunque nunca se han conocido. Por su parte, RuPaul ha rechazado cualquier teoría de que Vittar sea su competencia. "AMO Y APOYO @PablloVittar , escribió RuPaul en Twitter en 2022. "Vergüenza les debería dar, maliciosos troles de Twitter, por intentar crear una rivalidad".
Sin embargo, según las métricas modernas de internet, es difícil rebatir la idea de que Pabllo Vittar ha comenzado a superar a la leyenda de su infancia. Contando Facebook, Instagram, Twitter, TikTok y YouTube, Pabllo Vittar tiene alrededor de 36 millones de seguidores, el triple que RuPaul.
En el proceso, Vittar ha llegado a representar la paradoja LGBTQ de Brasil.
Además de albergar un grupo emergente de estrellas drag, Brasil ha promulgado algunos de los derechos más amplios del mundo para la comunidad gay. Las parejas del mismo sexo pueden casarse y adoptar hijos; las personas transgénero pueden elegir legalmente su género; los insultos homofóbicos son delito; y la llamada terapia de conversión, que busca convertir a personas gay en heterosexuales, está prohibida.
Sin embargo, durante años Brasil también se ha clasificado entre los países más letales para las personas homosexuales y transgénero. Desde 2008, más de 1840 personas transgénero han sido asesinadas en Brasil, más del doble que el siguiente país más mortífero, México, según el seguimiento de Transgender Europe, un grupo de defensa. Brasil ha liderado la clasificación todos los años desde que comenzó el monitoreo.
"Nunca sabemos cuándo le tocará a un amigo, a mi familia, a mí", afirmó Vittar en una entrevista. "Este es el mayor objetivo de mi carrera: lograr que la gente joven no sienta este miedo cuando salgan".
La estrella ha emergido como una de las voces de la comunidad gay más fuertes de Brasil contra un movimiento de derecha en el país, liderado por grupos conservadores cristianos, que han convertido a una visión heterosexual del género, el sexo y el matrimonio en una parte central de su estrategia política.
Vittar fue una dura crítica de Bolsonaro durante las elecciones de 2022, generando que la campaña del expresidente emitiera una queja formal luego de que ella pidiera su destitución en el escenario del festival Lollapalooza. Cuando Bolsonaro perdió ante el actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva, de izquierda, la artista lideró el concierto de la toma de posesión de Lula.
"Una drag queen en el escenario ya es de por sí un acto político", afirmó durante la presentación. "Le muestro al niño y a la madre que están atrás en el público que ellos también pueden estar donde yo estoy, que no tengan miedo, que no renuncien a quienes son".
Para los fanáticos gays y transgénero de Vittar, ella ha sido una poderosa inspiración.
"Nos brinda una sensación de seguridad", afirmó João Rabelo, un publicista de 28 años de la ciudad del norte de Brasil en la que nació la estrella. "Hoy puedo caminar por la calle con mi novio relajado y sin temerle a la muerte".
Aunque el público ve mayormente a Pabllo Vittar vestida como una mujer, la estrella vive su vida como un hombre. El género "es un constructo social", aseveró Rodrigues da Silva (su nombre real). "Lo más importante es cómo nos sentimos por dentro. Me siento como un chico, y cuando Pabllo Vittar llega, no me convierte en una mujer".
En cuanto a los pronombres, le es indiferente siempre y cuando no esté en drag. "Si estoy en drag, usa el femenino, por el amor de Dios", dijo.
En cierto modo, su estilo de vida ha creado dos existencias separadas: Phabullo, el hombre, y Pabllo, la drag queen.
Phabullo es un ermitaño que vive con su madre, padrastro y hermana en una casa lujosa en una pequeña ciudad ubicada en el equivalente brasileño del Medio Oeste estadounidense. Cuando trabaja como Pabllo, se queda en un pequeño apartamento en São Paulo, la metrópolis más poblada de América Latina.
Phabullo es tímido y odia hablar de sí mismo. Pabllo es lo opuesto. "Si la rubia estuviese aquí, estaría flirteándote", me dijo la estrella en una entrevista, no en drag, refiriéndose a su alter ego. "Ella es picante. Atrevida. Yo no".
Y sí, habla de su personalidad drag en tercera persona. "Porque en realidad ella es una tercera persona", afirmó. "Cuando hago algo como Pabllo Vittar y eso afecta mi vida, en la que soy tímido, lo odio. Quiero meterme en un hueco".
Rodrigues da Silva nació en Maranhão, el estado más pobre de Brasil, de una madre soltera que trabajaba como técnica enfermera. A los 5 años ya estaba en busca de los escenarios, comenzando con el coro de la iglesia. "Solo quería cantar", dijo, "y quería que la gente me viera cantar".
Rodrigues da Silva contó que sus compañeros de clase se burlaban de él por sus ademanes femeninos, pero su madre siempre lo apoyó. Ya en sus años adolescentes, cantaba en bares y en videos de YouTube. Luego, en una fiesta de Halloween en un club gay, en su cumpleaños 18, probó el drag.
"Nunca había experimentado una sensación de libertad tan poderosa de poder expresar lo que estaba en mi mente", contó.
Al mismo tiempo, un video suyo cantando una canción de Whitney Houston se volvió viral. El dueño del club, Yan Hayashi, y un productor musical, Rodrigo Gorky, vieron rápidamente su potencial y comenzaron a representar a Rodrigues da Silva como Pabllo Vittar. (El nombre fue un homenaje a una drag queen que Rodrigues da Silva conocía de antes).
Pabllo Vittar rápidamente consiguió trabajo liderando una banda en un programa televisivo de variedades nocturno. Luego comenzó a lanzar música y, en 2017, logró tener la canción número 1 de Brasil.
Desde entonces, Pabllo Vittar se ha convertido en una de las artistas más exitosas de Brasil, con una voz aguda, elaboradas rutinas de baile y un espectáculo lleno de energía. También se ha ganado una cantidad moderada de seguidores internacionales, sobre todo en la comunidad LGBTQ, pero en la actualidad está trabajando en un álbum que mezcla inglés y español.
Owen Mallon, oriundo de Chicago, funge como uno de los tres representantes de Pabllo Vittar (la estrella le dice "papá" a dos de ellos), y tiene la tarea de descifrar cómo lograr que una drag queen que habla portugués se convierta en una exitosa estrella internacional. Sin embargo, siempre ha quedado impresionado con las reacciones que ella genera.
"Aunque la gente no conoce el idioma, la aman y aman lo que representa, y luego el show habla por sí solo", dijo.
Su música abarca desde el pop hasta la electrónica y la música tradicional brasileña. Su disco más reciente tiene versiones de música popular del norte y nordeste de Brasil, donde creció, incluido el forró, con sus acordeones, y la tecnobrega, con sus sintetizadores.
Tras conceder una entrevista como Rodrigues da Silva, emergió como Pabllo Vittar horas después en un concierto benéfico en su estado natal de Maranhão. Por lo general, el proceso de transformación dura tres horas. (Al igual que un atleta que colecciona zapatillas de deporte gratis, Vittar ha acumulado una colección de 200 pelucas donadas por un fabricante de Londres).
Lucía un top ajustado que se parecía a la bandera del estado, una peluca rubia, botas blancas, una falda diminuta y una tanga. Mientras esperaba para subir al escenario con su grupo de bailarines, en medio del calor brasileño, su estilista usaba un ventilador para refrescarle el trasero.
"Mi lugar favorito en el mundo", dijo. Luego subió al escenario y la multitud estalló.
Jack Nicas es el jefe de la corresponsalía en Brasil, con sede en Río de Janeiro, desde donde lidera la cobertura de gran parte de América del Sur. Más de Jack Nicas
Pabllo Vittar durante un concierto en São Luís, Maranhao, su ciudad natal (Victor Moriyama/The New York Times)
Fans and digital influencers visiting the Brazilian drag queen Pabllo Vittar, center left, in her dressing room before a concert. (Victor Moriyama/The New York Times)