Lo que se espera del primer debate entre Trump y Biden

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Ambos candidatos se han mostrado ansiosos por esta revancha: el presidente Joe Biden ha intentado centrarse en sus planes marcadamente diferentes para Estados Unidos, y Donald Trump sigue atacando el historial de su rival.

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Los candidatos son los mismos. Las circunstancias son muy diferentes.

El primer debate presidencial de 2024 entre el presidente Joe Biden y el expresidente Donald Trump, este jueves, ofrece a ambos hombres la rara oportunidad de inclinar la dirección de una carrera que hasta ahora se ha definido por su estabilidad.

Biden buscó esta confrontación históricamente temprana para mostrar la marcada diferencia de sus opuestas visiones para Estados Unidos. Su equipo quiere evitar que los votantes vean 2024 como una votación enfocada en el liderazgo de Biden --las palabras de moda en el mundo de Biden son elección y contraste-- y advertir que un segundo mandato de Trump sería más radical y vengativo que el primero.

Trump también se ha mostrado ansioso por debatir. Ve a Biden cognitivamente disminuido desde la última vez que se enfrentaron en el escenario del debate en octubre de 2020. Trump está saboreando la oportunidad de arremeter contra el historial de Biden sobre la frontera y la inflación en particular.

Hay poco respeto mutuo entre ellos. Se espera que la hostilidad sea palpable en el estudio de televisión de CNN en Atlanta, donde debatirán durante 90 minutos que serán de los más importantes de la campaña.

Esto es lo que hay que ver:

¿Trump podrá centrarse en Biden? ¿Y viceversa?

Este debate será el primero de su tipo en la historia moderna porque ambos candidatos ya han sido presidentes.

Los votantes los conocen. Pero a muchos votantes no les gustan. Es por eso que, para ambos candidatos, es imperativo hablar tanto como sea posible del otro y de sus historiales.

El equipo de Trump cree que una elección que sea un referendo sobre el mandato de Biden --que incluye largos periodos de alta inflación, aumento de los cruces fronterizos de inmigrantes e inestabilidad en Israel y Ucrania-- dará como resultado una victoria.

Para Biden, hacer que el debate gire en torno a Trump significa enfrentarse a él por su papel en el ataque al Capitolio del 6 de enero, su voluntad de indultar a los condenados por los disturbios --a los que Trump ha calificado como "rehenes"-- y por su comentario de que no va a ser un dictador "excepto el Día 1".

Y una más: la nueva condición de delincuente convicto de Trump. La campaña de Biden ha empezado a situar los problemas legales de Trump bajo un paraguas más amplio, argumentando que el expresidente solo se preocupa de sí mismo y que, en parte, se postuló para evitar la cárcel.

Trump no quiere verse arrastrado a un largo tira y afloja sobre su papel en los disturbios del 6 de enero, los posibles indultos o su comentario sobre el "Día 1" como dictador. Se ha preparado para el debate con una serie de discusiones con aliados y asesores que su equipo suele denominar como "sesiones políticas". Biden se ha estado preparando en Camp David, rodeado de sus asesores más cercanos durante días de intensos preparativos, con ensayos de debate simulados que comenzaron el lunes.

Aborto vs. inmigración: el debate dentro del debate

Biden y Trump representan enfoques fundamentalmente diferentes sobre la economía, los impuestos, el aborto, la frontera, el papel de Estados Unidos en el mundo y el propio proceso democrático.

El debate dentro del debate girará en torno a cuál de esos temas dominará la discusión.

Biden quiere acorralar a Trump en el tema del aborto. Hace cuatro años, Biden dijo en un debate que Roe contra Wade estaba "en la papeleta", lo que Trump negó repetidamente. "No está en la papeleta", dijo Trump en ese momento. Desde entonces, Trump se ha atribuido el mérito de la sentencia de la Corte Suprema que anuló el derecho federal al aborto.

Ahora, Trump dice que quiere dejar que los estados aprueben las restricciones al aborto que quieran. Apoya las excepciones por violación, incesto y la vida de la madre.

Se espera que Biden argumente que Trump acabará apoyando una prohibición nacional del aborto, y que ha abierto la puerta a restricciones sobre la fecundación in vitro o incluso el control de la natalidad.

Si el aborto es el tema principal de Biden, el equipo de Trump considera que la frontera --y los delitos cometidos por los inmigrantes que la cruzan de manera ilegal-- es un punto débil del actual presidente.

En la encuesta más reciente de The New York Times y el Siena College, el 84 por ciento de los votantes que dijeron que la inmigración era el tema principal creían que Trump era mejor en ese tema. A la inversa, el 81 por ciento de quienes consideraron que el aborto era el tema principal se decantaron por Biden.

¿Trump saldrá a pelear?

Trump sabe que su agresividad en el primer debate de 2020 fue tan intensa --"¿Quieres callarte, hombre?", suspiró Biden en un determinado momento-- que provocó una reacción negativa. Pero el exempresario neoyorquino siempre ha sido un bravucón implacable en los escenarios de debate, cómodo con el tipo de ataques personales e insultos que, antes de su llegada, no solían verse en este nivel de la política.

Durante meses, Trump ha hecho que las dudas sobre el estado mental de Biden sean una pieza central de su campaña para 2024. En los últimos días se ha esforzado por tratar de elevar esas expectativas. En mayo, Trump calificó a Biden como el "PEOR polemista" al que se había enfrentado nunca. En junio, lo elogió como un "digno polemista".

El cambio antes del debate es la norma. Pero Trump y su equipo han ido mucho más allá, permitiéndose acusaciones infundadas de que Biden tomará drogas para mejorar el rendimiento, un caballo de batalla de Trump antes de los debates de las elecciones generales desde 2016.

"Trump está desquiciado", dijo Cedric Richmond, un exasesor de la Casa Blanca que ha formado parte del equipo de preparación del debate en Camp David. "Él y la verdad no están en el mismo planeta. Eso lo hace difícil".

¿Cómo es que Biden lidia con el tema de la edad?

Biden, de 81 años, es el presidente de más edad en la historia de Estados Unidos. Trump, de 78 años, batiría ese récord si es elegido, ya que cumpliría 82 años antes de finalizar su mandato. Sin embargo, meses de encuestas muestran que a los votantes les preocupa sobre todo la capacidad de servicio del actual presidente.

Cualquiera que sea la frase que Biden use para disipar las dudas sobre su edad y competencia será una de las más analizadas del debate. Corre el riesgo de ser demasiado simplista en un tema que preocupa a cerca del 70 por ciento de los votantes. Pero también tiene que ser lo suficientemente contundente como para que su respuesta no se olvide rápidamente. Quienes rodean a Biden creen que la percepción pública de su capacidad física dependerá simplemente de que demuestre su dominio de los temas durante 90 minutos.

Pocos estadounidenses --aparte de quienes vieron su discurso sobre el Estado de la Unión en marzo-- han visto más que breves fragmentos de Biden últimamente. Y aunque una buena actuación no responderá plenamente a las preguntas sobre su capacidad física para un nuevo mandato que terminaría a los 86 años, serviría para acallarlas. Por otro lado, un tropiezo impulsaría las dudas sobre Biden de cara a la convención demócrata.

Pase lo que pase, el debate históricamente temprano significa que pasarán meses hasta que haya una oportunidad de repetirlo.

¿Quién se adaptará mejor al nuevo formato?

Este debate será diferente. Por un lado, no habrá público en directo para que los candidatos reaccionen. Por otro, CNN ha dicho que se silenciarán los micrófonos cuando los candidatos no deban hablar. Las normas dicen que los moderadores de la cadena, Jake Tapper y Dana Bash, utilizarán "todas las herramientas a su disposición" para garantizar un debate civilizado.

La interacción entre Biden, Trump y los moderadores será objeto de gran atención. Biden no quiere enfrascarse en corregir cada falsedad que diga Trump. Como dijo en un debate de 2020: "No estoy aquí para señalar sus mentiras".

El propio Trump ha calificado el debate como una competencia de 3 contra 1, mientras que sus asesores han presionado para que los moderadores no intervengan. "¿CNN decidirá que es un moderador?", dijo Chris LaCivita, uno de los principales asesores de Trump, a los periodistas el martes. "¿O CNN se convertirá en un participante?".

Trump y Biden se situarán en atriles separados solo por dos metros y medio, según la CNN. Eso significa que incluso si se silencia un micrófono, podrán oírse el uno al otro, añadiendo otro factor X.

¿Quién puede generar más momentos memorables (y memeables)?

El debate durará solo unos 90 minutos. Pero ambas partes se preparan para los minutos y horas siguientes, que pueden influir en la opinión pública.

Trump tiene un ejército MAGA listo para amplificar sus grandes éxitos. La campaña de Biden también se ha dirigido agresivamente a los influentes en redes sociales, pero con resultados desiguales.

¿Hasta qué punto son importantes estos influentes?

El Partido Demócrata acaba de invitar a creadores de contenido a la convención del partido para que ayuden a correr la voz, mientras que el expresidente Barack Obama se reunió con 80 creadores de contenidos en Los Ángeles antes de su recaudación de fondos conjunta con Biden este mes para instarles a comprometerse. "De qué sirve tener cuatro millones de seguidores si no haces nada con ellos", les dijo Obama.

Los momentos que se convierten en virales no suelen estar guionizados: una mueca o incluso una mosca que cae sobre la cabeza del vicepresidente. Pero las campañas modernas se esfuerzan por generar colisiones memorables en terrenos políticos favorables.

Adam Green, cofundador del Comité de Campaña para el Cambio Progresista, quien ha transmitido recomendaciones al equipo de Biden, dijo que el objetivo era "captar los debates políticos a través del prisma de momentos de gran emoción que probablemente se hagan virales después". No importa cuántos intercambios ganadores tenga un candidato, advirtió Green, "si los que se hacen virales no incluyen esos momentos, tienes problemas".

Michael Gold y Ruth Igielnik colaboraron con reportería.

Shane Goldmacher es un periodista especializado en política nacional, que cubre la campaña de 2024, los acontecimientos importantes, tendencias y las voces que delinean la política en Estados Unidos. Más de Shane Goldmacher.

Michael Gold y Ruth Igielnik colaboraron con reportería.

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