El reciclaje está en crisis. ¿Debería importarme?

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Reciclar puede tener grandes beneficios para el medio ambiente. Por un lado, evita que los objetos no deseados acaben en vertederos o incineradoras, donde pueden producir potentes gases de efecto invernadero y contaminantes potencialmente peligrosos.

Y lo que es aun más importante: reciclar nos permite extraer menos recursos. La cantidad de energía necesaria para reciclar aluminio, por ejemplo, es inferior al 5 por ciento de la que se necesita para extraer mineral nuevo del suelo. Del mismo modo, cuanto más papel reciclamos, menos árboles talamos.

Pero las tasas de reciclaje en Estados Unidos llevan años estancadas. Y, en algunos casos, son pésimas. Solo se recicla el 10 por ciento de plásticos utilizados. Mientras tanto, cientos de miles de toneladas de residuos reciclables se exportan, a menudo a países en desarrollo.

No es de extrañar que muchos lectores nos hayan preguntado si los esfuerzos individuales marcan alguna diferencia. Para responder a esa pregunta, es útil entender cómo funciona el sistema y cómo lo utiliza la gente.

¿Por qué el reciclaje tiene dificultades?

Tal y como está configurado el sistema, el reciclaje es un negocio. Y nuestros materiales reciclables --metales, papel y plásticos-- son mercancías.

Cuando tiras algo al contenedor de reciclaje, tanto si es reciclable como si no, lo llevan a una planta de clasificación donde pasa por una cinta transportadora y se junta con objetos similares. A continuación, se agrupa lo reciclable. El proceso requiere mucha inversión de trabajo.

Uno de los mayores retos es que las empresas no quieren que su material se contamine con cosas que no reciclan o no pueden reciclar. Cuanto más material aleatorio entra en una planta de clasificación, más trabajo tienen que hacer sus instalaciones para eliminarlo. Y eso aumenta los costos.

Una vez hecho esto, si la planta de clasificación puede encontrar un comprador a un precio razonable, los paquetes se envían a una planta de reciclaje. A veces a una local, y a veces a una tan lejana como África o el Sudeste asiático. Si no pueden, todo va a parar a un vertedero o se incinera.

¿Qué tan fácil es reciclar un artículo?

Reciclar metales tiene mucho sentido desde el punto de vista económico, por las razones antes expuestas. Es mucho más barato que extraer minerales del suelo. Y metales como el aluminio pueden reciclarse infinitamente.

También tiene sentido desde el punto de vista medioambiental. La minería contamina el suelo y los cursos de agua. Reciclar latas de aluminio requiere solo una pequeña parte de la energía y el agua que requiere la minería.

Y reciclar papel ayuda a mantener intactos los bosques. Los envases de papel representan alrededor del 10 por ciento de la tala mundial, según el grupo de conservación forestal Canopy. Cuando reciclamos, ahorramos agua, energía y emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con los productos fabricados con pasta de papel nueva.

Con el vidrio y los plásticos, sin embargo, las cosas empiezan a complicarse.

Aunque el vidrio intacto es infinitamente reciclable (el proceso existe desde la época de los romanos), a menudo se aplasta o daña de camino a las instalaciones de clasificación, lo que reduce su calidad y a veces lo vuelve inservible.

Y "plásticos" es un término genérico que engloba un número aparentemente interminable de compuestos diferentes con distintas sustancias químicas y aditivos que pueden determinar cada uno de sus atributos, desde el color hasta la rigidez.

Esto es un problema para los recicladores. Los distintos tipos de plástico no se pueden fundir juntos, por lo que hay que clasificarlos minuciosamente (y con un alto costo) por color y composición.

Además: los plásticos, si se reciclan, suelen convertirse en muebles de jardín o fibra plástica para aislamiento, tras lo cual dejan de ser reciclables. Reciclar los plásticos una y otra vez no suele ser posible.

El resultado es que los fabricantes suelen optar por plástico nuevo, fabricado a partir de los abundantes subproductos del petróleo y el gas, porque es más barato y fácil.

Pequeñas soluciones, grandes soluciones

Una forma de mejorar el reciclado es regular lo que se puede vender. Casi tres decenas de países africanos han prohibido los plásticos de un solo uso. Y 170 países se han comprometido a "reducir significativamente" el uso de plásticos para 2030.

Otra forma es con la tecnología, dijo Cody Marshall, jefe de optimización de sistemas de The Recycling Partnership, una organización nacional sin fines de lucro. Cada vez más plantas de clasificación están adoptando mejores escáneres ópticos capaces de detectar una mayor variedad de plásticos. (Esa tecnología está mejorando, pero sigue siendo imperfecta).

Cuando compres algo, piensa si puedes reciclar el envase. A la hora de elegir bebidas, los envases de metal suelen ser mejores que los de plástico. Cuando compres por internet, a veces puedes pedir menos envases, como con la opción "frustration-free" (envío sin empaque adicional) de Amazon. Y recuerda las dos primeras erres: reducir y reutilizar.

Aunque son pequeñas cosas que puedes hacer, la realidad es que los retos del reciclaje son sistémicos.

Entonces, ¿vale la pena el esfuerzo?

En teoría, cada artículo que reciclas puede mantener los recursos en el suelo, evitar los gases de efecto invernadero y ayudar a mantener sano el medio ambiente. Y todo eso es bueno.

"El valor está en desplazar los materiales vírgenes", dijo Reid Lifset, investigador de la Escuela de Medio Ambiente de Yale.

Pero aquí está la parte fundamental: no recicles por reciclar.

Sigue las instrucciones de tu empresa local de recojo de residuos. Si tiras cosas que no quieren, el esfuerzo necesario para eliminarlas hace que sea menos probable que se recicle algo.

Winston Choi-Schagrin es un periodista que cubre el clima y el medioambiente. Más de Winston Choi-Schagrin

(Naomi Anderson-Subryan/The New York Times)

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