Hay muchos caminos hacia el estrellato en internet, pero solo hay unas pocas formas de recortar correctamente la pezuña de una vaca.
Nate Ranallo, podólogo bovino de West Salem, Wisconsin, prefiere el método Kansas porque el recorte se ajusta más orgánicamente a la forma de los pesuños de la vaca. Graeme Parker, de Wigtownshire, Escocia, prefiere el método holandés, que sigue un sistema de cinco pasos para que el ganado camine con paso firme.
Lo que Ranallo y Parker tienen en común son legiones de seguidores en las redes sociales que quizá nunca hayan pisado una granja, pero que encuentran insólitamente tranquilizador y satisfactorio verlos limar, esculpir y remendar las pezuñas de las vacas mientras narran sus métodos y pasos.
Cortarles las pezuñas no lesiona a las vacas, es como cortarles las uñas de los pies a los humanos. Y es necesario; los ganaderos suelen contratar a trabajadores cualificados para recortar los cascos de sus vacas lecheras, que, a diferencia de los bovinos salvajes, no se desplazan muy lejos, por lo que no se produce el desgaste natural que evita que los pesuños crezcan demasiado.
Ranallo y Parker empezaron a publicar videos instructivos para enseñar a los ganaderos y anunciar sus servicios. Pero los videos no tardaron en llegar a los canales de TikTok y YouTube de usuarios ocasionales, hipnotizados por el metódico y preciso trabajo manual.
Entre los dos, Ranallo, que publica bajo el seudónimo de Nate the Hoof Guy, y Parker, alias The Hoof GP, tienen más de 6 millones de seguidores en las dos plataformas.
"Malinterpreté de dónde vendría el interés", dijo Ranallo, de 45 años, que lleva recortando pezuñas de vaca desde que estaba en la universidad y publicó su primer video en 2020.
Muchas personas que escriben comentarios afirman que los videos les parecen "terapéuticos". "Aunque yo lo presentaba en un formato educativo, ellos lo utilizaban más como fuente de entretenimiento", agregó.
Ranallo trabaja en unas 10.000 pezuñas al año en granjas situadas a una media hora en auto de su casa. Dice que se ha dado cuenta de que los espectadores se sentían atraídos por los aspectos desagradables del recorte, como el tratamiento de las dolencias, algunas de las cuales son sangrientas.
El tenor suave de su voz a menudo contrasta con las imágenes de sus videos, algunos de los cuales no son aptos para personas aprensivas, ya que implican el tratamiento de lesiones supurantes o la eliminación de detritus dolorosos.
"No, en Wisconsin no pinchamos los neumáticos de las vacas", dice Ranallo alegremente en un video, mientras retira barro apelmazado de la parte inferior de una pezuña. "Pisó un tornillo".
Los videos hacen que los espectadores sientan que ellos también podrían ayudar a una vaca necesitada.
"Desde un punto de vista evolutivo, es un rasgo que podríamos aprender", afirmó Craig Richard, profesor de ciencias biofarmacéuticas de la Universidad Shenandoah de Virginia. "Si la persona no te amenaza y transforma algo, tu cerebro empieza a preguntarse: '¿Podría esto ayudarme a sobrevivir? ¿Y podría aprender este rasgo de ellos?'".
Pero Richard, presentador del pódcast "Calm History", afirma que ver una transformación que conduce a un resultado satisfactorio es lo que puede mantener a los espectadores mirando fijamente sus pantallas.
"Lo que ocurre es que se nos enciende la dopamina", sostuvo Richard.
Los videos, explica, son "extrañamente satisfactorios" y nos transmiten relajación.
Pero el oficio no siempre es tan meditativo para los recortadores.
En un momento de su carrera, Parker empezaba el día entre las dos y las cuatro de la madrugada. Conducía hasta las granjas de ganado con sus herramientas, deslizaba el casco de una vaca en una tolva y empezaba a limar y cortar.
"Si tuvieras algo que te doliera en el pie, lo primero que harías es quitarte el peso. Una vaca no, una vaca es un animal de presa, así que, si cojea, piensa que va a ser comida", indicó Parker.
La mayoría de los recortes no son muy diferentes de una manicura o pedicura, pero a veces se necesita una mayor atención.
Parker empezó a publicar videos sobre todo para que los clientes potenciales entendieran lo que él podía hacer con una amoladora angular y una herramienta especializada llamada cuchillo para pezuñas. A medida que más ganaderos empezaron a verlos, relató, "entonces también empezó a verlos el público, de todo el mundo".
Ahora, su canal tiene productos de marca propia y un grupo de seguidores que se hace llamar "La manada".
En una conferencia a principios de este año, Parker dijo que conoció a varias personas que habían cambiado de profesión para dedicarse al recorte de pezuñas y citaban sus videos como inspiración. "Eso ha cambiado mi visión de lo que los videos pueden lograr y lo que hacen", comentó.
Ranallo, que también tiene muchos seguidores, tuvo que enfrentarse a imitadores de cuentas que publicaban su contenido como si fuera suyo. Llegaron a ser tan frecuentes que Ranallo contrató a un abogado especializado en derechos de autor. Describió el proceso como "una pesadilla", pero afirmó que los problemas se habían resuelto.
Aunque Ranallo y Parker han tenido éxito entre el público general, sus días empiezan y acaban ayudando al ganado a mantenerse en pie. Compaginar los videos de redes sociales con su oficio puede ser todo un reto, pero los dos han encontrado un equilibrio entre su fama en internet y un día de trabajo honesto.
"No quieres que parezca que hay un montón de vacas cojas por todo el país; es una parte muy pequeña", explicó Ranallo. "Pero al mismo tiempo, como creador, intentas darles a los espectadores lo que quieren ver".
Nate Ranallo, podólogo bovino, trabaja en una granja lechera en Chaseburg, Wisconsin, el 4 de junio de 2024. (Narayan Mahon/The New York Times).
Nate Ranallo, podólogo bovino, trabaja en una granja lechera en Chaseburg, Wisconsin, el 4 de junio de 2024. (Narayan Mahon/The New York Times).