La vaquita marina en peligro crítico de extinción: cuántas quedan en su hábitat

La tímida marsopa es el mamífero de mar en mayor riesgo de desaparecer debido a la pesca. Las autoridades y los científicos han hecho un inventario en alta mar

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Los científicos estiman que quedan solo de seis a ocho vaquitas marinas en su hábitat (Paula Olson/NOAA Fisheries/Folleto vía REUTERS)
Los científicos estiman que quedan solo de seis a ocho vaquitas marinas en su hábitat (Paula Olson/NOAA Fisheries/Folleto vía REUTERS)

Durante unas semanas cada año, más o menos, un equipo internacional de científicos pasa la mayor parte del día buscando al mamífero marino que está en mayor peligro de extinción del planeta: la vaquita marina. Esta especie está al borde de la desaparición: los estudios recientes calculan que hay alrededor de diez individuos en el área donde se considera que es más probable que habiten.

Los resultados del conteo de este año, publicados el martes, fueron desalentadores: los investigadores estiman que avistaron en ese lugar de seis a ocho individuos de vaquitas, el resultado más bajo registrado hasta ahora.

Aun así, el equipo científico y el gobierno de México advirtieron que la población no necesariamente ha disminuido, y enfatizaron que podrían existir más vaquitas fuera del área de búsqueda. Al menos desde 2019, los conteos visuales se han enfocado en una zona donde el monitoreo acústico y otras investigaciones han sugerido que las vaquitas se congregan.

“Es preocupante”, dijo Barbara Taylor, investigadora veterana de la vaquita y quien lideró el estudio. “Solo necesitamos salir y averiguar si las vaquitas se han mudado a otro lugar y ajustar el manejo de acuerdo a eso”.

Las vaquitas marinas, las marsopas más pequeñas del mundo, tienen rostros redondos, con marcas alrededor de los ojos que asemejan las de los pandas, y labios que parecen curvarse hacia arriba, como la sonrisa de la Mona Lisa.

Los individuos observados durante el conteo parecían tener buena salud. Un grupo de cuatro, entre ellos una cría.

Las vaquitas solo viven en el golfo de California, el cuerpo de agua que separa Baja California del resto de México. Sus números han sido diezmados por redes agalleras, o de enmalle, un tipo de pesca que usa redes enormes de arrastre para capturar camarones y pescado. Las vaquitas (junto con otros mamíferos marinos y tortugas marinas) pueden quedar atrapadas en las redes y ahogarse.

La vaquita marina se encuentra exclusivamente en el alto golfo de California (Sea Shepherd Conservation Society/Handout via REUTERS)
La vaquita marina se encuentra exclusivamente en el alto golfo de California (Sea Shepherd Conservation Society/Handout via REUTERS)

La pesca ilegal focalizada de un pez llamado totoaba, también en peligro, ha llevado a las vaquitas al borde de la extinción. La vejiga natatoria de la totoaba se vende a altos precios en Asia oriental, lo que atrae al crimen organizado y alimenta confrontaciones violentas. Las redes agalleras para la totoaba son especialmente letales para las vaquitas.

Oficialmente, la pesca con redes agalleras está prohibida en buena parte del alto golfo de California. Pero, en la práctica, ha sido muy usada y tolerada por las autoridades.

El conteo del año pasado trajo noticias esperanzadoras: los científicos no solo avistaron un número constante de vaquitas, sino que además registraron una reducción drástica en el número de redes agalleras en el área de búsqueda, la cual se traslapa con la zona de mayor protección para las vaquitas, conocida como zona de tolerancia cero. Meses antes, la Armada de México había dejado caer 193 bloques de concreto con ganchos gigantes diseñados para atorarse en las redes, lo que aparentemente disuadió a los pescadores. En agosto de 2023, se aprobó que se soltaran 200 bloques más para la misma zona y áreas aledañas.

El problema, dicen los investigadores, es que es posible que las vaquitas no se estén quedando ahí. Las condiciones del océano pueden cambiar debido a fuerzas naturales como El Niño, un patrón climático cíclico, y por fuerzas generadas por los humanos, como el calentamiento global. Las vaquitas se alimentan sobre todo de peces pequeños; si su comida se mueve, ellas se mueven, dijo Lorenzo Rojas Bracho, biólogo que participó en el conteo y que por décadas estudió a las vaquitas desde agencias del gobierno mexicano antes de irse a la Fundación Nacional de Mamíferos Marinos, una asociación sin ánimo de lucro en Estados Unidos.

Los bloques con ganchos “están comprando tiempo, pero no van a salvar a la vaquita”, dijo Rojas Bracho.

Según él y otros expertos, el problema necesita atenderse desde la raíz, lo que implicaría hacer que los pescadores utilizaran instrumentos alternos de manera que puedan ganarse la vida sin ahogar por accidente a las vaquitas. Solo una pequeña fracción de los pescadores del área están haciendo eso.

Un informe reciente del comité científico de la Comisión Ballenera Internacional expresaba “profunda preocupación y decepción por la falta de avances del gobierno de México en la realización de una evaluación rigurosa y transparente de artes de pesca alternas”.

Pablo Arenas Fuentes, director general del Instituto Mexicano de Investigación en Pesca y Acuacultura Sustentables, una institución gubernamental, calificó esa crítica de “completamente falsa”. Dijo que el gobierno mexicano ha ayudado a desarrollar al menos dos tipos de artes alternativas para el camarón, la principal captura.

El conteo anual revela un preocupante descenso en la población de vaquitas marinas. En la foto científicos devuelven al océano un emeplar como parte de un proyecto de conservación, en el mar de Cortés, en Baja California (Archivo/ Semarnat a través de Reuters)
El conteo anual revela un preocupante descenso en la población de vaquitas marinas. En la foto científicos devuelven al océano un emeplar como parte de un proyecto de conservación, en el mar de Cortés, en Baja California (Archivo/ Semarnat a través de Reuters)

“No hay duda de que los pescadores disponen de artes de pesca”, dijo Arenas. “Lo que nosotros como gobierno no hemos hecho es persuadirlos para que implementen ampliamente estas artes”. Los pescadores locales dicen que el arte no rinde lo suficiente en las condiciones del alto golfo.

México se enfrenta a posibles consecuencias relacionadas con las vaquitas marinas, incluso a través de su acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá.

La Oficina del Representante Comercial de EE. UU. ha estado trabajando con México en un plan para proteger a las vaquitas, “pero los avances han sido lentos”, dijo Catherine White, una de sus voceras.

Los investigadores de la vaquita planean ampliar el monitoreo acústico este verano para comprender mejor dónde pueden estar los animales. Esfuerzos similares se han visto frustrados en gran medida debido a que el equipamiento fue objeto de vandalismo, presumiblemente por los pescadores que resentían las restricciones relacionadas con la vaquita. Ahora los científicos están probando un dispositivo de grabación que permanece bajo la superficie, fuera de la vista, hasta que esté listo para ser recogido. También recogerán ADN ambiental.

Barbara Taylor, bióloga que lleva décadas estudiando a las vaquitas marinas, al centro, durante el estudio del año pasado (Ariana Drehsler/The New York Times)
Barbara Taylor, bióloga que lleva décadas estudiando a las vaquitas marinas, al centro, durante el estudio del año pasado (Ariana Drehsler/The New York Times)

Una vocera de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas de México dijo que los resultados de esa investigación servirán de base para las propuestas de nuevas zonas de pesca y de prohibición de la pesca, y que en agosto y septiembre estaba prevista una formación para pescadores sobre artes alternativas.

*Catrin Einhorn cubre temas de biodiversidad, clima y medio ambiente para The Times.

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