SAN DIEGO -- Desde el amanecer hasta el atardecer, los autobuses de la Patrulla Fronteriza estadounidense llegaban cada hora a un estacionamiento soleado de San Diego.
Decenas de inmigrantes salían cada vez, muchos parecían confusos sobre lo que estaba ocurriendo en este centro de tranvías en un fin de semana reciente. No había funcionarios locales para responder preguntas, ni servicios. Y había pocas vías para llegar a su próximo destino en Estados Unidos.
Por primera vez en 25 años, la región de San Diego se ha convertido en uno de los principales destinos de los migrantes a lo largo de la frontera sur de Estados Unidos, superando el número de cruces ilegales en zonas de Arizona y Texas durante varias semanas este año, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos.
Ha sido un giro sorprendente para un punto fronterizo que fue el centro del agrio debate nacional sobre inmigración hace décadas, antes de perder protagonismo a medida que los movimientos migratorios se desplazaban hacia el este.
El reciente repunte en San Diego ha sido tan abrumador que un centro de acogida financiado por el gobierno agotó su presupuesto y tuvo que cerrar en febrero. Desde entonces, la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos ha trasladado a los migrantes en autobús a un centro de tranvías y los ha despachado.
Muchos han sido rechazados en los abarrotados centros de acogida cercanos. Decenas de ellos han acabado en el Aeropuerto Internacional de San Diego, donde han acampado durante días en la zona de recolección de equipajes a la espera de vuelos a otros destinos.
Organizaciones sin ánimo de lucro han intentado llenar el vacío proporcionando ayuda y asesoramiento sobre transporte a los migrantes. Sin embargo, los voluntarios describieron una situación para la que los funcionarios del gobierno no estaban preparados y que las organizaciones sin ánimo de lucro no pueden gestionar de manera adecuada.
"La situación es cada vez más irreal", comentó Catalina Torres, de 27 años, voluntaria de Al Otro Lado, una organización local sin ánimo de lucro que ha tratado de ayudar a los migrantes en el punto de entrega de San Diego. "No sé cómo esperan que sigamos haciendo esto".
En abril, 37.370 personas cruzaron ilegalmente en el sector de San Diego y se entregaron a la Patrulla Fronteriza para solicitar asilo. El total más alto ese mes en Texas fue de 30.393 en el sector de El Paso. La Patrulla Fronteriza divide la nación en veinte sectores por geografía, y nueve de ellos están en la frontera con México.
Ante la intensa presión política para frenar el aumento de la migración en este año electoral, el presidente Joe Biden emitió el martes una orden ejecutiva que permite a los funcionarios federales bloquear a los migrantes y rechazar las protecciones de asilo una vez que el promedio nacional de siete días de cruces ilegales alcance los 2500 al día. Se espera que la orden se enfrente a recursos legales, pero tiene el potencial de frenar el flujo en San Diego y en otros lugares si se lleva a cabo según lo previsto.
Varios factores han provocado el crecimiento del tráfico de inmigrantes en San Diego, según los expertos en inmigración. Entre ellos: las redes de contrabando se han desplazado hacia el oeste, ya que las zonas de México al sur de Arizona y Texas se han vuelto cada vez más peligrosas debido al crimen organizado.
Al mismo tiempo, Tijuana --la ciudad más grande de la frontera norte de México, justo enfrente de San Diego-- ha atraído a un número cada vez mayor de inmigrantes de todo el mundo en autobús o avión comercial. En México, las medidas severas contra los inmigrantes centroamericanos han frenado la migración hacia Texas, pero ha tenido menos efecto en las personas que llegan a Tijuana, sobre todo las procedentes del extranjero.
En el pasado, la gran mayoría de las personas que cruzaban la frontera sur procedían de México, Guatemala, Honduras o El Salvador. En abril, sin embargo, las personas que inmigraron a San Diego procedían de 98 países diferentes --incluidos grandes grupos de China, Brasil e India-- en un repunte de personas que huyen de los conflictos, el cambio climático, el autoritarismo y las dificultades económicas pospandémicas.
"Las nacionalidades no se parecen a nada que hayamos visto antes en ningún sector", afirmó Adam Isacson, director de programas de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, una organización de investigación y defensa.
Las iniciativas del gobernador Greg Abbott, republicano de Texas, para restringir la inmigración también pueden estar teniendo un impacto, disuadiendo a los migrantes de cruzar allí. Entre ellas se encuentra una nueva ley estatal que permite a las fuerzas del orden estatales y locales detener y expulsar a los inmigrantes que viven ilegalmente en el país. Aunque la ley ha sido bloqueada de manera temporal, los expertos afirman que ya podría haber tenido un efecto disuasorio. Los republicanos de Arizona están a punto de pedir a los votantes que aprueben una ley similar.
El clima político de California puede ser otra de las razones por las que los migrantes se dirigen a San Diego.
Según los expertos, más inmigrantes que nunca utilizan aplicaciones de redes sociales como TikTok, Facebook o WhatsApp, donde pueden compartir las experiencias que han tenido al entrar en el país. Eso fue lo que llevó a Leidy Restrepo, de 38 años, y a su pareja, Paula Arévalo, de 31, a un refugio en San Diego.
Contaron que abandonaron su ciudad natal, Ibagué, Colombia, tras soportar años de acoso anti-LGBTQ+. Restrepo declaró que, tras ser agredida por un grupo de hombres, ella y Arévalo reservaron un paquete de vacaciones a Tabasco, México, y finalmente volaron a Tijuana, donde pagaron 1500 dólares cada una a unos contrabandistas para cruzar la frontera.
Ambas estuvieron en contacto con otros inmigrantes LGBTQ+ en su viaje hacia el norte y eligieron cruzar la frontera por California, aseguró Restrepo, "porque el mito es que en San Diego, inmigración te recibe con mejor trato".
Los patrones migratorios a lo largo de la frontera sur se han vuelto más difíciles de predecir en los últimos años y pueden cambiar rápidamente. Los cruces fronterizos en el sector de Tucson, en Arizona, habían estado en declive, pero hace poco experimentaron un repunte que superó el número de cruces en San Diego.
Durante el último ejercicio fiscal federal, que finalizó el 30 de septiembre, cerca de 230.000 personas cruzaron ilegalmente a Estados Unidos cerca de San Diego y se entregaron a los agentes para solicitar asilo. En los siete primeros meses del año fiscal en curso, los agentes ya han encontrado a más de 220.000 personas. San Diego va camino a superar este año cualquier total anual desde finales de la década de 1990.
La Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras está trasladando personal y otros recursos a "las zonas más activas y difíciles de nuestras fronteras, donde las organizaciones de contrabando con ánimo de lucro colocan cruelmente a los migrantes, a menudo sin la preparación adecuada", declaró Erin Waters, portavoz de la agencia. Dijo que el número promedio de encuentros con migrantes en San Diego había descendido a principios de mayo como consecuencia, pero añadió que se necesitaban más fondos federales.
Hasta febrero, un centro de migrantes funcionaba con 6 millones de dólares del condado de San Diego para ayudar a los recién llegados. Pero el centro cerró tras agotar su financiación. El año pasado, el estado proporcionó 150 millones de dólares a grupos religiosos para ayudar a los migrantes, pero ese financiamiento podría recortarse a partir de julio porque el estado tiene un déficit de 28.000 millones de dólares.
"Este asunto trasciende la frontera de San Diego", señaló mediante un comunicado Nora Vargas, presidenta de la Junta de Supervisores del Condado de San Diego, quien afirmó que la reforma migratoria federal era necesaria y que el condado estaba "comprometido a garantizar una entrada humana y acogedora para todos aquellos que buscan asilo en nuestra comunidad".
Las familias con niños pequeños todavía están siendo conectadas con proveedores de servicios o refugios. No obstante, los migrantes están siendo liberados en la calle, tal vez el signo más visible de que San Diego está teniendo problemas para responder a la afluencia.
"Esto es algo que todas las ciudades fronterizas quieren evitar", aseguró Isacson, añadiendo que la mayoría de los inmigrantes no planeaban quedarse en San Diego. "Tienen destinos en el interior de Estados Unidos, pero no pueden llegar allí sin al menos algo de ayuda".
Torres, la voluntaria sin ánimo de lucro, dijo que rellena formularios de reagrupación familiar con su teléfono, se enfrenta a taxistas que intentan estafar a los inmigrantes y calma situaciones tensas con "agitadores antiinmigrantes" que han acosado a inmigrantes y trabajadores humanitarios.
Ella fue una de las dos únicas personas que ayudaron en el centro de tranvías una mañana reciente. Con los cientos de personas que llegan cada día, dijo, no se toma descansos y evita beber líquidos para reducir las idas al baño.
"Somos como un centro de acogida improvisado", explicó. "Pero somos solo nosotros, averiados, en el salvaje Oeste, en la calle, con nuestros teléfonos moribundos y nuestros cuerpos deshidratados".
Migrantes solicitantes de asilo que fueron detenidos y luego procesados tras cruzar la frontera estadounidense suben a un autobús que se dirige a un centro de tránsito local en San Diego, 23 de mayo de 2024. (Mark Abramson/The New York Times)
Migrantes solicitantes de asilo que fueron detenidos y luego procesados tras cruzar la frontera de Estados Unidos suben a un autobús rumbo a un centro de tránsito local en San Diego, 23 de mayo de 2024 (Mark Abramson/The New York Times)