La energía solar gana impulso en Estados Unidos, pero la eólica pasa dificultades

The New York Times: Edición Español

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Cuando el presidente Joe Biden firmó la Ley de Reducción de la Inflación en 2022, la expectativa era que desencadenaría un auge en la energía renovable debido a las enormes exenciones fiscales ofrecidas, que harían más barata la energía solar y la eólica que los combustibles fósiles.

Sin embargo, hasta ahora ese sueño solo se ha vuelto realidad en parte. Es cierto que la instalación de paneles solares alcanzó niveles récord en Estados Unidos, al igual que las baterías capaces de guardar energía para utilizarla en otro momento. Pero la energía eólica pasa dificultades, tanto en tierra como en el mar.

En la actualidad, la capacidad eólica del país aumenta cada año a un ritmo menor que antes de que se aprobara la ley.

Es posible que algunos factores responsables de la reciente ralentización de la industria eólica sean temporales, como las marañas en las cadenas de suministro. Aun así, lo cierto es que la energía eólica es más vulnerable que la solar a muchos de los mayores obstáculos logísticos que entorpecen los proyectos energéticos hoy en día: falta de cableado, un prolongado proceso de obtención de permisos y una creciente oposición a proyectos nuevos en muchas comunidades.

Varios expertos opinan que el combate contra el calentamiento global podría dificultarse muchísimo si la energía eólica sigue estancada. Muchos planes que buscan la eliminación rápida de los combustibles fósiles en el país dependen de que la energía solar y la eólica experimenten una gran expansión, pues estas dos fuentes generan electricidad a distintas horas y pueden complementarse. Si únicamente experimenta un auge la energía solar, que solo funciona en horario diurno, no será suficiente.

Algunas de las predicciones iniciales sobre la Ley de Reducción de la Inflación, que se esperaba ayudara a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en Estados Unidos aproximadamente un 40 por ciento por debajo de los niveles de 2005 para 2030, basaban sus cálculos en una aceleración rápida tanto en la energía solar como en la eólica esta década. Por desgracia, ahora la certeza de que eso ocurra es mucho menor.

"Justo en este momento, la energía solar prácticamente cumple" las proyecciones de los expertos, señaló Trevor Houser, socio de la firma de investigación Rhodium Group, que intentó modelar los efectos de la ley sobre el clima. "Pero lo cierto es que la energía eólica necesita una mejoría considerable. De aquí en adelante, sin duda estaremos más preocupados por la energía eólica".

Factores que causan las dificultades de la energía eólica

En general, se agrupa a la energía solar en la misma categoría que a la eólica, pero el hecho es que hay diferencias importantes entre ellas que explican en parte por qué una atraviesa en este momento un periodo de ralentización y la otra, uno de bonanza.

En primer lugar, la energía eólica es mucho más sensible a la ubicación. Una turbina de viento instalada en un área en la que hay ráfagas de viento puede generar ocho veces más electricidad que una turbina colocada en un área con solo la mitad del viento. En el caso de la energía solar, la diferencia entre las zonas soleadas y aquellas con menos sol es muchísimo menor. Eso significa que los desarrolladores no pueden instalar parques eólicos en cualquier lugar.

En Estados Unidos, los mejores lugares para encontrar ráfagas de viento por lo regular son el tempestuoso Medio Oeste y las Grandes Llanuras. El problema es que ahora hay muchas áreas abarrotadas de turbinas y las redes eléctricas existentes están congestionadas, lo que dificulta el arranque de más proyectos. A las empresas energéticas les interesa ampliar la capacidad de la red y transportar todavía más energía eólica a los centros de población, pero el trámite de los permisos para el tendido eléctrico es muy complicado, sin mencionar su construcción, por lo que este proceso ahora puede tardar más de una década.

"Cada vez es más difícil construir proyectos de energía eólica", explicó Sandhya Ganapathy, directora ejecutiva de EDP Renewables North America, una de las principales desarrolladoras de energía eólica y solar. "El camino fácil, los lugares con menos dificultades de acceso, ya están ocupados".

Por todo el país, cientos de gobiernos locales ya prohibieron o les impusieron restricciones a los proyectos de energía eólica o solar. Si un país bloquea un sistema solar, para el desarrollador quizá sea posible trasladar su proyecto al vecino. Pero no siempre es igual de fácil encontrar una nueva ubicación para un parque eólico.

La industria de la energía eólica también ha sufrido complicaciones debido a los costos crecientes del equipo después de que la pandemia arruinó las cadenas de suministro y se disparó la inflación. Si bien todos estos factores también afectaron en un principio la energía solar, el hecho es que esa industria logró hacer ajustes con mucha mayor rapidez: China casi duplicó su capacidad de manufactura de paneles en solo dos años. Las cadenas de suministro de la energía eólica, dominadas por unos cuantos fabricantes en China, Europa y Estados Unidos, todavía no logran recuperarse por completo.

Los costos más elevados han sido devastadores para los proyectos eólicos en aguas del noreste del país, donde los desarrolladores ya cancelaron más de la mitad de los proyectos que planeaban construir esta década.

La industria eólica no está flaqueando solo en Estados Unidos. Aunque el año pasado se sumaron a la capacidad eólica global la cantidad récord de 117 gigavatios, casi todo ese crecimiento ocurrió en China. En el resto del mundo, ningún desarrollador instaló turbinas de viento a un ritmo más acelerado que en 2020.

Las ventajas de la energía eólica

La energía eólica puede ser de lo más útil para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que calientan a gran velocidad el planeta, según algunos expertos.

Esto quizá sorprenda a algunos: después de todo, el viento no siempre sopla cuando se necesita y la turbina promedio solo opera a su potencia máxima alrededor de una tercera parte del tiempo.

Pero cuando los estudiosos de los modelos de energía han explorado las opciones de menor costo para eliminar las emisiones de Estados Unidos, por lo regular han concluido que sería invaluable obtener del viento por lo menos una tercera parte de la electricidad del país (proporción que en este momento es de aproximadamente el 10 por ciento) y de una combinación de otras tecnologías como la energía solar, las baterías, la potencia nuclear, el hidrógeno y las plantas de gas equipadas para capturar y enterrar su carbono.

Esto se debe a que las turbinas de viento producen electricidad muy barata y en general intensifican su actividad por la noche, cuando no hay energía solar disponible (como mostró hace poco el escritor de temas energéticos Michael Thomas, esta situación ya se observa en Texas, donde la energía eólica y la solar se complementan).

Si la energía eólica no logra expandirse tan rápido como esperan muchos de sus partidarios, Estados Unidos necesitará recurrir mucho más a otras tecnologías capaces de proporcionar energía sin usar carbón todo el día, como reactores nucleares nuevos o energía geotérmica superior. Por desgracia, esas tecnologías todavía se encuentran en etapas tempranas de desarrollo y por el momento son más caras que la energía eólica.

"La limitación de la energía eólica es lo peor que podrían decirme que necesitamos superar" en los planes para reducir las emisiones a cero, indicó Ben Haley, cofundador de la firma de modelado energético Evolved Energy Research.

¿La energía eólica podría recuperar la marcha?

Todavía es posible que la energía eólica recupere el paso. De hecho, algunos expertos sostienen que la ralentización reciente tan solo es un efecto temporal de la política fiscal.

Desarrollar un parque eólico puede tardar varios años y la mayoría de las empresas se apresuraron a terminar sus proyectos para finales de 2021, fecha en que expiraba el último crédito fiscal federal considerable para la energía eólica. Al año siguiente, el Congreso aprobó nuevas subvenciones en la Ley de Reducción de la Inflación, pero pasará un tiempo para que las empresas vuelvan a preparar una cartera de proyectos eólicos en respuesta a ellas.

"Hay señales de que la energía eólica comienza a dar un giro", comentó John Hensley, vicepresidente de análisis de política y mercados en la Asociación Estadounidense de Energía Limpia, agrupación de actores de la industria de energías renovables.

Hensley afirmó que la fabricación de energía eólica en Estados Unidos está comenzando a intensificarse gracias a la oferta de nuevos incentivos fiscales, además de que los costos han comenzado a bajar. El año pasado, los pedidos de turbinas nuevas se elevaron un 130 por ciento, aunque muchas de esas turbinas no se entregarán hasta 2025 o incluso después.

Aunque el panorama económico llegue a mejorar, la energía eólica enfrentará obstáculos políticos. Muchos expertos opinan que todavía se requiere legislación federal para facilitar el proceso de construcción del tendido eléctrico de alta tensión. Pero no es probable que esto ocurra si hay divisiones marcadas en el Congreso. Encima, se aproximan las elecciones de noviembre y el presunto nominado republicano a la presidencia, el expresidente Donald Trump, prometió obstruir los parques eólicos marinos si regresa a la Casa Blanca.

El destino de la industria eólica podría ser una prueba para determinar, en sentido más general, si el país es capaz de construir proyectos energéticos de grandes dimensiones, según Ryan Jones, cofundador de Evolved Energy Research. "Si no podemos hacerlo, lograr emisiones cero va a ser un reto tremendo", comentó.

Los proyectos de energía solar van en aumento, mientras que cada vez hay menos proyectos nuevos de energía eólica. La gráfica compara la suma de capacidades en cada sector desde 2000.

Los proyectos de energía solar van en aumento, mientras que cada vez hay menos proyectos nuevos de energía eólica. La gráfica compara el incremento de capacidad esperado por sector hasta 2030.

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