Alex Lawrence, concesionario de Salt Lake City especializado en vehículos eléctricos usados, desde hace un año ha observado un cambio en el tipo de clientes que visitan su agencia. Solían ser profesionistas adinerados que podían pagar 70.000 dólares por una camioneta Rivian de lujo.
Pero Lawrence comenta que recientemente ha tenido clientes que consiguieron Teslas usados por poco más de 20.000 dólares después de aplicar un crédito fiscal federal de 4000 dólares.
"Ahora vemos a personas más jóvenes", indicó Lawrence. "Vemos más personas de clase trabajadora y profesionistas que apenas tienen su primer empleo. El precio de compra del automóvil de repente está a su alcance".
Los vehículos eléctricos (VE), considerados por los políticos conservadores y otros críticos como los juguetes de la élite liberal, se hacen más asequibles a paso acelerado. Los precios están bajando porque hay más competencia, las materias primas cuestan menos y el proceso de manufactura es más eficiente. Los precios bajan todavía más gracias a créditos fiscales federales de hasta 7500 dólares por VE nuevos y, en muchos casos, la desgravación es de miles de dólares más si se aplican incentivos estatales.
Por otra parte, la tecnología mejora a gran velocidad, por lo que los VE son cada vez más prácticos. Cada vez es más común encontrar automóviles capaces de viajar más de 480 kilómetros con la carga completa de batería, además de que el tiempo de carga ya está por debajo de los 30 minutos. El número de cargadores rápidos, capaces de recargar una batería en menos de media hora, aumentó un 36 por ciento entre abril de 2023 y el mismo mes de 2024.
Fabricantes de automóviles como Tesla, Ford, General Motors y Stellantis, responsable de Jeep, anunciaron planes de ofrecer VE nuevos por un precio de venta de solo 25.000 dólares.
"El mercado de los VE llegó a un punto de inflexión", afirmó Randy Parker, director ejecutivo de Hyundai Motor America, que comenzará a producir vehículos eléctricos en una fábrica en Georgia a finales de este año. "Ya pasó el tiempo de los usuarios pioneros. Ellos ya tienen sus autos. Ahora se empieza a notar la transición a un mercado de consumo masivo".
Esta situación es positiva para los partidarios de los VE y el gobierno de Joe Biden, que se ha puesto como meta lograr que la mitad de los autos nuevos vendidos sean eléctricos para 2030 como parte del plan del presidente en el combate al cambio climático. Incluso si los republicanos obtuvieran control de la Casa Blanca y el Congreso y cumplieran su promesa de eliminar las subvenciones para los VE, es posible que no puedan contrarrestar las fuerzas de mercado que impulsan los precios a la baja.
"Quizá haya algunos traspiés en el ritmo exacto y la escala de las ventas de vehículos eléctricos si se dan cambios importantes en la política pública, pero no creo que el mercado de los VE deje de crecer", aseveró Peter Slowik, quien encabeza proyectos centrados en los automóviles de pasajeros en la organización de investigación Consejo Internacional de Transporte Limpio. "La mayoría de las fabricantes de automóviles ya le apostaron a un futuro totalmente eléctrico y muchas tienen planes a plazo mucho más largo que la siguiente administración".
Los VE, cuyas ventas han bajado en meses recientes, todavía son más caros que los modelos de gasolina, con un costo promedio de 55.252 dólares en Estados Unidos en abril, según cálculos de Kelley Blue Book. Este nivel refleja una baja del nueve por ciento con respecto a abril de 2023, pero de cualquier manera todavía está unos 6700 dólares por arriba del promedio de todos los vehículos.
No obstante, el grupo de Slowik calcula que los automóviles y los vehículos todocamino capaces de viajar 645 kilómetros con la batería completamente cargada costarán menos que los automóviles con motor de combustión interna en 2030, incluso antes de tomar en cuenta los subsidios del gobierno (las camionetas de caja abierta, que requieren baterías más grandes, tardarán un poco más; se espera que lleguen a estar a la par de los modelos de 645 kilómetros para 2033).
Estos cálculos no consideran el menor costo del combustible y el mantenimiento, que pesan más en el aspecto financiero para optar por los VE. Casi en todos los casos, la electricidad es más barata por kilómetro que la gasolina, además de que los vehículos que usan batería no necesitan cambios de aceite, bujías o filtros de aire para el motor. Para las personas que manejan mucho, es posible que los VE ya sean una mejor opción. Además, algunas fabricantes de automóviles ofrecen descuentos considerables con sus modelos eléctricos para tentar a los clientes.
Aunque es clara la tendencia de los precios a la baja, no deja de haber riesgos. China abastece más de la mitad de las baterías de iones de litio empleadas en los automóviles que se venden en Estados Unidos, según la firma de investigación Interact Analysis. Esas baterías serán más caras porque la administración de Biden anunció en mayo que planea elevar los aranceles que les impone del 7,5 al 25 por ciento.
Muchas empresas tienen fábricas de baterías en construcción en Estados Unidos y Canadá; el problema es que la mayoría tardará varios años en producir suficientes baterías para remplazar a China.
La materia prima constituye otro riesgo. El precio del litio y otros materiales necesarios para las baterías se precipitó en los últimos 12 meses, lo que abarató los VE. Pero el precio de las materias primas podría elevarse de nuevo.
La ralentización reciente en el crecimiento de las ventas de vehículos eléctricos motivó a Tesla y Ford, entre otras empresas, a retrasar sus planes de ampliar su capacidad de manufactura. Sin embargo, muchos analistas esperan que las ventas se eleven a medida que la superabundancia de modelos presione a la baja los precios y se siga expandiendo la red de puntos de carga. Según muestran las encuestas, los precios altos y el temor de no poder encontrar un lugar de recarga son las principales razones por las que la gente no se decide a comprar un VE.
Para muchas personas, el precio del automóvil no es el único gasto que deben considerar. Quienes viven en apartamentos en general dependen de tomacorrientes de carga públicos. Además de ser menos convenientes, los puntos de carga públicos tienden a ser más costosos que cargar en casa.
De cualquier manera, las fuerzas que impulsan los precios a la baja son poderosas. Los costos de fabricación van a la baja ahora que las fabricantes de automóviles tradicionales, que tardaron en comenzar a vender vehículos eléctricos, empiezan a aplicar a la nueva tecnología sus décadas de experiencia en la producción en masa.
Por ejemplo, General Motors comenzará a vender más adelante este año una versión eléctrica de su todocamino Chevrolet Equinox, que tendrá una autonomía de más de 483 kilómetros y un precio por debajo de los 30.000 dólares después de aplicar el crédito fiscal federal de 7500 dólares. Además, la empresa planea vender un auto aún más barato el año próximo, un Chevrolet Bolt nuevo.
Vehículos eléctricos a la venta en una concesionaria de Green Wave Electric Vehicles, que vende vehículos eléctricos usados, en North Hampton, Nuevo Hampshire, el 29 de mayo de 2024. (Tristan Spinski/The New York Times)