Baltimore se ha convertido en el epicentro de la peor crisis de drogas jamás vista en una ciudad importante de Estados Unidos, según reveló un análisis de The New York Times y The Baltimore Banner.
La tasa de mortalidad de la ciudad entre 2018 y 2022 casi duplicó la de cualquier otra ciudad de gran tamaño, un dato que varios altos dirigentes desconocían, entre ellos el alcalde y el vicealcalde de la ciudad, quien solía dirigir su Departamento de Salud.
La ciudad alguna vez desplegó una agresiva estrategia de prevención de sobredosis, pero cuando los funcionarios empezaron a concentrarse en otras crisis, muchas de sus iniciativas se estancaron.
Un equipo de reporteros de The Banner se asoció con el programa Local Investigations Fellowship del Times, que concede a periodistas locales un año para realizar un reportaje de investigación sobre sus comunidades. El equipo revisó miles de páginas de documentos gubernamentales y entrevistó a más de 100 funcionarios de salud, proveedores de tratamiento y personas que han padecido adicción a las drogas para examinar la respuesta de la ciudad.
A continuación, cinco conclusiones de nuestros reportajes.
La tasa de sobredosis mortales en Baltimore siempre ha sido alta, pero el fentanilo la elevó a niveles inauditos
Desde hace mucho, Baltimore es conocida como la capital de la heroína en Estados Unidos —una reputación que se consolidó con la serie de HBO “The Wire”— y durante décadas ha tenido una de las tasas de sobredosis mortales más altas de cualquier ciudad principal del país.
Pero desde que el fentanilo, un opioide sintético hasta 50 veces más potente que la heroína, se apoderó del suministro de drogas de la ciudad, la tasa de mortalidad se ha disparado. Hoy en día, casi todos los opioides ilegales disponibles en la ciudad contienen fentanilo y la heroína es casi imposible de encontrar. En promedio, mueren tres personas al día.
Demanda para acceder a los registros forenses
La Oficina del Médico Forense Principal de Maryland se negó a proporcionar los informes de autopsia que identificaban quién murió, dónde murió y cómo murió. The Baltimore Banner presentó una demanda para conseguirlos y un juez falló a nuestro favor. Los informes ofrecen un panorama vívido de cómo las muertes por sobredosis se han extendido por la ciudad.
Los documentos mostraron que habían ocurrido sobredosis mortales en una de cada tres manzanas de la ciudad; que se habían encontrado cadáveres a la vista de algunas de las instituciones más emblemáticas de la ciudad; y que, desde 2020, al menos trece niños menores de cuatro años habían muerto tras haber estado expuestos a drogas.
Baltimore estaba a la vanguardia de la innovación en materia de salud pública
La ciudad tenía un largo historial de estrategias innovadoras en materia de salud pública y, cuando empezaron a aumentar las muertes por fentanilo, las autoridades sanitarias respondieron con celeridad.
Establecieron objetivos ambiciosos, distribuyeron naloxona a amplia escala, experimentaron con maneras de exhortar a las personas a buscar tratamiento e intensificaron las campañas para alertar al público. En 2018, estas iniciativas fueron premiadas por un grupo nacional de funcionarios sanitarios.
Sin embargo, la ciudad empezó a enfrentar un desafío tras otro, desde el enjuiciamiento de una exalcaldesa en 2019 hasta los conflictos respecto a los procedimientos policiales tras la muerte de Freddie Gray. En fechas más recientes, tuvo que hacer frente al aumento de los tiroteos entre jóvenes y a la pandemia de COVID-19.
Los funcionarios de salud comenzaron a compartir menos información con el público. Los miembros del ayuntamiento rara vez mencionaban o preguntaban sobre el número cada vez mayor de sobredosis. Desde 2020, los funcionarios establecen menos objetivos que a su vez son menos ambiciosos en materia de prevención de sobredosis.
El equipo de trabajo encargado de gestionar la crisis solía reunirse una vez al mes, pero en 2022 solo se reunió dos veces y en 2023, tres. Para entonces, los trabajadores de emergencia reanimaban a menos personas, cada vez menos individuos recibían medicamentos para frenar su adicción a través de Medicaid y menos personas participaban en programas de tratamiento financiados con fondos públicos.
Reacciones de las autoridades y funcionarios sanitarios
— El alcalde Brandon Scott defendió la respuesta de la ciudad. “Hemos hecho un gran trabajo en nuestro intento de centrarnos en varias epidemias al mismo tiempo”, afirmó, y agregó que la ciudad estaba dispuesta a tomar más medidas pero que necesitaba más recursos. Su despacho culpó a las empresas farmacéuticas, a las cuales está demandando la ciudad.
— El concejal Mark Conway, director del comité de seguridad pública de la ciudad, describió las muertes como “totalmente inaceptables” y declaró que habría convocado audiencias al respecto si hubiera sabido lo atípicas que eran las cifras en Baltimore.
— Es “realmente impactante”, comentó Joshua Sharfstein, excomisionado de salud de Baltimore, ahora vicedecano en la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg, y añadió que las muertes “no tienen precedentes en la historia de la ciudad”.
Casi 6000 personas han muerto en seis años
William Miller Sr., de 65 años —fundador de Bmore Power, una organización que contrata a personas que han consumido y vendido drogas para que repartan naloxona, un antídoto para la sobredosis— fue hallado en su baño en 2020, un día antes del nacimiento de su nieto. En su bote de basura se halló una sola cápsula de gel vacía, que suele usarse para empaquetar droga en polvo.
Jaylon Ferguson, apoyador de 26 años de los Ravens de Baltimore, sufrió una sobredosis mortal de cocaína y fentanilo, según los resultados de su autopsia, en la casa de un conocido en 2022. Ocurrió un día antes de que tomara un vuelo a Luisiana para una celebración tardía del Día del Padre con su prometida y sus tres hijos. En el aniversario de su muerte, llevaron animales de peluche a su tumba.
Bruce Setherley, de 43 años, le dijo a su madre que se dirigía a un programa de tratamiento de adicciones en 2022. Ella supuso que los proveedores del programa habían tomado su teléfono porque no volvió a saber de él. Semanas más tarde, su cuerpo fue hallado sin vida en una casa adosada abandonada.
(c) 2024, The New York Times