Una confluencia de factores como el cambio climático, la expansión urbanística y una infraestructura deficiente ha llevado a Ciudad de México al borde de una severa crisis de agua.
El agua subterránea se está agotando con rapidez. Una reserva importante tiene niveles tan bajos que ya no se utiliza para suministrar agua. El año pasado fue el más caluroso y seco de México en al menos 70 años. Y uno de los principales sistemas de agua de la ciudad se enfrenta a una potencial situación de “día cero” este verano, en el que los niveles bajen tanto que tampoco pueda suministrar agua.
“Nosotros estamos sufriendo de que está creciendo desmedidamente la ciudad y no se puede frenar”, dijo Gabriel Martínez, de 64 años, quien vive en un complejo de apartamentos que tiene problemas para recibir agua para sus cerca de 600 residentes. “No hay suficiente recursos”.
Ciudad de México, que solía ser un valle rico en agua que fue drenado para darle paso a una enorme área urbana, tiene una población metropolitana de 23 millones de habitantes, lo que la posiciona entre las 10 ciudades más pobladas del mundo, un gran incremento en comparación a los 15 millones de habitantes en 1990. Es una de varias ciudades importantes que enfrentan una grave escasez de agua, entre ellas Ciudad del Cabo; São Paulo, Brasil; y Chennai, India. Muchas son consecuencia de años de mala gestión del agua, agravada por la escasez de lluvias.
Y aunque los problemas de Ciudad de México están empeorando, no son recientes. Algunas colonias han carecido de agua potable desde hace años, pero hoy en día, comunidades que nunca habían experimentado escasez están lidiando repentinamente con esta situación.
Los expertos advirtieron hace casi dos décadas sobre la disminución del suministro de agua, pero obtuvieron pocos resultados. Si en aquel entonces la red de agua de la capital ya estaba en una situación precaria, ahora “algunas partes del sistema se están cayendo a pedazos”, dijo Manuel Perló Cohen, un investigador de planificación urbana que estudia el sistema de agua de Ciudad de México.
“México es la principal economía del mundo que más agua embotellada consume”, aseveró Roberto Constantino Toto, miembro del comité directivo de la Red de Agua de la Universidad Autónoma Metropolitana. Agregó que esto es un reflejo del “fracaso de nuestra política hídrica”.
Las condiciones excepcionalmente secas son la causa inmediata de la difícil situación del agua en la ciudad. México ha sido durante mucho tiempo vulnerable a las sequías, pero casi el 68 por ciento del país sufre sequía moderada o extrema, según la Comisión Nacional del Agua.
El sistema hídrico Cutzamala —una de las redes de presas, canales y tuberías más grandes del mundo que suministra el 27 por ciento del agua de la capital— se encuentra en un bajo nivel histórico del 30 por ciento de su capacidad normal, según muestran las cifras oficiales. En el mismo momento el año pasado, estuvo al 38 por ciento, y en 2022 se mantuvo al 45 por ciento.
Las autoridades han proyectado al 26 de junio como el posible “día cero”, en el que el sistema Cutzamala podría caer a la línea base del 20 por ciento en la que ya no podría utilizarse para suministrar agua a Ciudad de México.
En una de las reservas el nivel de agua llegó a niveles tan bajos que las autoridades cancelaron su uso en abril.
“Es triste”, dijo Juan Carlos Morán Costilla, un pescador de 52 años que vive junto a la reserva, mientras estaba de pie en el suelo agrietado por el calor que solía estar bajo agua.
El agua subterránea, que suministra la mayor cantidad de agua de la ciudad, se está extrayendo el doble de rápido de lo que puede reponerse, afirmaron los expertos.
El suministro de agua de la ciudad, parte del cual llega desde lejos, fluye a través de tuberías viejas a lo largo de una red de más de 13.000 kilómetros de largo vulnerable a terremotos y hundimientos, y donde las fugas han causado una pérdida estimada de agua del 35 por ciento, más de lo que proporciona el sistema Cutzamala.
El problema del agua en la ciudad se ha convertido en un tema importante de las elecciones que se realizarán el próximo mes.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, cuyos delegados han asegurado que el “día cero” no sucederá, ha insistido que su gobierno ya está abordando los problemas de agua de Ciudad de México. Afirmó que se están cavando nuevos pozos, y que los funcionarios están trabajando para poner fin a la corrupción relacionada con el agua consumida por las grandes industrias. También ha propuesto traer más agua desde fuera de la ciudad.
Claudia Sheinbaum, la protegida de López Obrador que renunció al cargo de jefa de gobierno de Ciudad de México el año pasado para convertirse en la candidata presidencial en el primer lugar de las encuestas, ha defendido la gestión de la crisis de agua de su gobierno.
Hace poco afirmó que los científicos no habrían podido predecir la sequía prolongada, y que, de ser elegida presidenta, presentaría un plan ambicioso para solucionar los problemas.
La Comisión Nacional del Agua no respondió a repetidas solicitudes de comentarios.
Algunas partes de Ciudad de México llevan mucho tiempo sin suficiente agua potable, como por ejemplo Iztapalapa, una comunidad de clase trabajadora y la alcaldía más poblada de la capital con 1,8 millones de habitantes. Los residentes dependen de camiones cisterna, o pipas, de la alcaldía para llenar cisternas o tanques de agua en casas o edificios. Si eso no llega a ser suficiente, la gente paga por camiones privados o, en casos extremos, se conecta de manera ilegal a tuberías de agua potable.
Pero a medida que el agua se ha vuelto más escasa, otras partes de la ciudad están afrontando un racionamiento cada vez mayor, como flujo reducido o recibir agua solo durante algunas horas del día o ciertos días de la semana. El agua ha sido racionada en 284 localidades este año, incluso en algunos lugares más acomodados, en comparación con 147 en 2007.
“Las alcaldías que nunca han tenido ese problema en su vida van a conocer lo que es realmente cuidar el agua”, dijo Adriana Gutiérrez, de 50 años, quien administra y vive en un complejo de apartamentos de 154 unidades en Iztapalapa que depende de las pipas de agua. Los residentes tratan cada gota como algo muy preciado y utilizan el agua de las duchas para limpiar sus hogares.
Durante 20 años, Dan Ortega Hernández, de 50 años, nunca tuvo problemas con el agua en su barbería en la alcaldía de Tlalpan, en Ciudad de México. Pero en noviembre, dijo que abrió el grifo y nada salió. Ahora, cuando obtiene agua del plan de racionamiento, llena un tanque de 1100 litros y ruega para que le alcance hasta el siguiente día programado para recibir agua corriente.
Este es un suministro más regular que en su casa, ubicada en otra zona de Tlalpan. Afirmó que los camiones cisterna municipales solían llegar aproximadamente cada cuatro días, pero ahora tardan más, a veces hasta un mes. En lugar de usar agua en casa, lava la ropa de la familia en una lavandería cerca de su tienda.
“Sí da miedo que se nos están acabando los recursos”, dijo.
No hay evidencia de que la sequía en México se deba al cambio climático. Pero los efectos se agravan por las temperaturas cada vez más altas.
La temperatura promedio de Ciudad de México aumentó alrededor de 3 grados Celsius en el último siglo, más del doble del promedio mundial. Según un estudio de 2020, los días excepcionalmente calurosos (más de 30 grados Celsius) se han duplicado en algunas partes de la ciudad. Esto podría deberse en parte al cambio climático y en parte al crecimiento exponencial de la ciudad; el concreto y el asfalto han remplazado a los árboles y los humedales.
El calor agrava la crisis del agua: la gente necesita más agua y esta se evapora más.
El más reciente Atlas de estrés hídrico, publicado por el Instituto de Recursos Mundiales, describe a Ciudad de México como una ciudad que enfrenta un estrés hídrico “extremadamente alto”, su categoría más alta.
Mientras México se prepara para ir a las urnas y elegir un nuevo presidente, los problemas del agua han sido ampliamente opacados por otros temas, como la inseguridad y la economía. Sin embargo, el agua ha sido un tema central en las contiendas por las alcaldías y los candidatos han prometido resolver la crisis.
El agua llegará a toda la ciudad, independientemente de dónde viva la gente, afirmó un candidato. Las fugas de agua que el partido de gobierno no ha podido reparar serán solucionadas, proclamó otro. Se pondrá en marcha un plan maestro, añadió un tercero, para desenterrar los ríos sepultados que atraviesan la capital.
“Ahora pues todo mundo dice: ‘Sí, yo voy a resolver el problema del agua’”, dijo Perló. “Pero ya he escuchado yo muchas veces esta historia”.
Se han logrado algunos avances. En 2019 se abrió un enorme túnel de unos 2000 millones de dólares para llevar aguas residuales desde Ciudad de México a una planta de tratamiento de agua distante. En algunos barrios más pobres se lanzó un programa para recolectar agua de lluvia no utilizada. Se restauró una pequeña sección del lago de Texcoco, en gran parte drenado para construir la ciudad. Se están explorando más pozos y acuíferos.
Pero varios expertos afirmaron que las medidas tomadas hasta el momento no han sido lo suficientemente agresivas y que otras estaban mal enfocadas.
La mayor parte de la atención de los gobiernos municipales y nacionales se ha centrado en buscar cuencas hidrográficas lejanas que abastezcan a otros estados mexicanos para saciar la necesidad de agua de Ciudad de México. Pero la mayoría de las plantas de tratamiento de la ciudad no funcionan a plena capacidad. Muchas dejan que las aguas residuales no sean tratadas y luego se vierten en ríos o lagos, contaminando lo que podrían ser fuentes alternativas de agua.
El costo estimado para abordar la crisis de agua podría llegar hasta los 13.500 millones de dólares, según el Sistema de Aguas de Ciudad de México.
La temporada de lluvias, que normalmente se produce desde junio hasta noviembre, usualmente ayudaría a reponer los sistemas hídricos de Ciudad de México. Pero la capital experimentó niveles bajos históricos de decantaciones durante la temporada de lluvias del año pasado.
La advertencia del “día cero” realizada por algunos expertos ha sido un tema álgido en Ciudad de México, utilizado para fustigar al partido gobernante, que incluye a López Obrador y a Sheinbaum. Pero también ha ayudado a captar la atención del público sobre este problema cada vez más profundo.
“Te crea esta sensación de miedo, de ansiedad, de preocupación”, dijo Fabiola Sosa Rodríguez, investigadora de la gestión del agua y políticas climáticas.
Lizbeth Martínez García, de 26 años, quien vive en una comunidad en una ladera en Iztapalapa donde un camión municipal de agua semanal llena los tanques que suministran el líquido a las cuatro familias de su edificio, dijo que le había preguntado al hombre encargado de la entrega de agua sobre el futuro.
Martínez García contó que el hombre le había respondido que en el futuro se auguraba aún menos agua.
“Tenemos miedo”, afirmó.
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