Trump le reclama a su abogado para que sea más agresivo en el juicio penal

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El expresidente quiere que su abogado ataque a los testigos, al jurado que considera hostil y al juez, Juan Merchan.

El juicio penal en Manhattan apenas había comenzado, cuando Donald Trump empezó a dirigir su ira contra Todd Blanche, su abogado principal.

Si bien Blanche ha sido el abogado favorito del Trump desde hace algún tiempo, a puerta cerrada y en llamadas telefónicas, el expresidente se ha quejado repetidamente de él en las últimas semanas, según cuatro personas familiarizadas con la situación.

Se ha quejado de que Blanche, un exfiscal federal y litigante experimentado, no ha estado siguiendo sus instrucciones y tampoco ha sido tan agresivo como quiere. Trump quiere que ataque a los testigos, al jurado que considera hostil y al juez, Juan Merchan.

Trump, que a menudo se queja de los honorarios legales y a veces se niega a pagarlos, también se ha preguntado en voz alta por qué sus abogados cuestan tanto, según las personas, que hablaron bajo condición de anonimato para poder comentar un tema sensible.

Casi todos los abogados que han representado a Trump han tenido que experimentar su animosidad. A medida que entra en la tercera semana de su primer juicio penal --un proceso que no solo amenaza su campaña para regresar a la presidencia, sino que también podría enviarlo a prisión-- la cuestión de si sus abogados pueden tener el margen de maniobra necesario, mientras cumplen sus deseos, nunca ha sido mayor.

Trump se considera a sí mismo como su mejor estratega legal. Desde que se convirtió en presidente, ha contratado abogados para que hagan exactamente lo que quiere, incluso ayudarlo a permanecer en el cargo después de perder las elecciones de 2020. Se ha quejado de que no cuenta con "un Roy Cohn", en referencia a su antiguo abogado, quien era conocido por ser implacable. Cohn, quien representó a Trump en sus años de formación empresarial, fue imputado en repetidas ocasiones hasta que finalmente lo inhabilitaron.

Jason Miller, un alto asesor de la campaña de Trump, dijo el lunes que el expresidente y su equipo estaban centrados por completo en la lucha contra un caso "ridículo" y que "los comentarios anónimos de personas que no están en la sala solo son eso". Y añadió: "Yo sería muy escéptico ante cualquier cotilleo o rumor sobre este caso".

Alina Habba, vocera legal de Trump, describió a Blanche como una "parte crucial" del equipo. Blanche declinó hacer comentarios para este artículo.

En el juicio de Manhattan, que se reanuda el martes próximo, Trump se enfrenta a 34 cargos por delitos graves después de que los fiscales lo acusaron de falsificar registros comerciales para ocultar un pago de dinero, a cambio de silencio, a una estrella de cine para adultos en 2016. Se enfrenta a otros tres procesos, pero lo más probable es que este sea el único juicio antes de las elecciones de noviembre.

Blanche rehizo su carrera para tomar el caso de Trump, y también representa al exmandatario en dos de los otros tres procesamientos penales. Sus amigos dicen que realmente cree que Trump no debería haber sido acusado en Manhattan.

En el último año se ha convertido en una rutina que Trump arremeta contra su equipo legal momentos antes de dirigirse al tribunal, o cuando está adentro de la corte.

Hasta ahora, Trump --quien estalló en repetidas ocasiones durante dos juicios civiles en los últimos seis meses-- ha sido respetuoso con la estrategia de Blanche, mientras que los miembros del jurado están presentes. Y Blanche ha hecho cosas que parecen reflejar los deseos de su cliente. Por ejemplo, en su declaración de apertura, el abogado mencionó que Trump había construido una "empresa muy grande y exitosa".

Si el abogado logra convencer al menos a un miembro del jurado de que tiene dudas razonables de que se haya cometido un delito, el juicio terminaría con un jurado que no puede llegar a una decisión unánime, lo que Trump consideraría una victoria.

Pero la representación de Blanche de un cliente que pone a prueba los límites de las normas y las leyes ha generado fricciones con el juez Merchan.

La semana pasada, el juez le advirtió a Blanche que estaba "perdiendo toda credibilidad" al afirmar que Trump tenía derecho, como candidato político, a atacar a personas implicadas en el juicio, a pesar de una orden de silencio que le impide denunciar a testigos y a otras personas.

Los amigos y defensores de Blanche dicen que tiene un problema irresoluble de gestión de clientes. Dicen que, si hace exactamente lo que Trump quiere, es casi seguro que será sancionado por el juez y tal vez socavaría la defensa de su cliente.

Elie Honig, un exfiscal que trabajó con Blanche en el Distrito Sur de Nueva York, dijo que "no siempre es la estrategia de defensa óptima atacar a fondo cada minuto de cada hora de cada día en el juicio". Y agregó: "Agotarás al jurado y, lo que es más importante, comprometerás tu credibilidad".

"Los mejores abogados defensores saben que hay que elegir tus batallas; eliges las batallas más importantes", dijo Honig.

Queda por ver si el enfado del Trump durará. En los últimos años, ha tenido muchas interacciones de este tipo con abogados: durante su segundo juicio político cuando dejó la presidencia, en las cinco investigaciones criminales contra él o su compañía y en tres juicios civiles. Su frustración tiende a manifestarse en oleadas.

Como presidente, reservó algunos de sus insultos más duros para sus abogados. Los improperios que dirigía a sus asesores en la Casa Blanca, Donald F. McGahn II y Pat A. Cipollone, a menudo eran tan severos que los miembros del personal decían que les daban ganas de abandonar la sala.

Pero Blanche ha tenido una posición especial. Personas cercanas a Trump han dicho que le cae bien, aunque reconocen que esa cercanía probablemente cambiará si hay un veredicto de culpabilidad.

Trump compara a todos los abogados con los dos que más apreciaba. Uno era Cohn, el mentor que le dio acceso a las élites de Manhattan y le enseñó a utilizar el sistema judicial como un instrumento contundente. El otro era Jay Goldberg, quien antes de morir en 2022 se ocupó de varios asuntos de Trump, incluido el divorcio de su primera esposa.

"Jay era un abogado fantástico", dijo Trump a un periodista en 2021. "Tuvimos grandes resultados. No encuentro gente así. Jay Goldberg, ya sabes, era un gran estudiante de Harvard. Pero era muy eficaz".

Trump describió a Cohn, quien murió en 1986, como "muy controversial, pero muy brillante". Y recordó: "Hizo grandes trabajos para mí. Era un tipo muy leal. Si estaba contigo, era un tipo muy leal".

Tanto Cohn como Goldberg también representaban a mafiosos, y ambos eran conocidos por su talento para el espectáculo.

Cohn cautivó a Trump después de que el Departamento de Justicia presentara una demanda por discriminación en materia de vivienda contra él y su padre en 1973. Cohn acusó al gobierno federal de "tácticas tipo Gestapo". Retrasó el caso durante meses y lo resolvió con un decreto de consentimiento en 1975. Cohn se atribuyó la victoria.

A su biógrafo Timothy L. O'Brien, Trump le dijo sin rodeos qué era lo que más admiraba de Cohn.

"Por ti, era brutal", dijo Trump.

Maggie Haberman es corresponsal política sénior e informa sobre la campaña presidencial de 2024, las contiendas electorales en todo Estados Unidos y las investigaciones sobre el expresidente Donald Trump. Más de Maggie Haberman

Jonathan Swan es periodista de política que cubre las elecciones presidenciales de 2024 y la campaña de Donald Trump. Más de Jonathan Swan

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