PARÍS -- Un atentado terrorista en 2015 que dejó a su ciudad enojada y desconsolada persuadió a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, para hacer campaña a favor de los Juegos Olímpicos.
"Me dije a mí misma: 'Tenemos que hacer algo que sea unificador'", comentó Hidalgo en una entrevista reciente, en la que recordó la horrible tarde en que hombres armados con máscaras irrumpieron en las oficinas del periódico satírico Charlie Hebdo y abrieron fuego ese enero: el saldo fue de 12 personas asesinadas. "Algo que sea muy poderoso, muy pacífico y que nos permita avanzar. Así que me aboqué a ello".
Nueve años después, los Juegos Olímpicos de verano se inaugurarán en París en julio, con Francia en el nivel más alto de alerta terrorista, después del atentado contra la sala de conciertos de Moscú el mes pasado. Sin embargo, por primera vez, la ceremonia inaugural no se celebrará dentro de un estadio. En cambio, los atletas flotarán en barcos por el río Sena, por donde atravesarán el corazón de la densa y antigua ciudad, ante 500.000 espectadores aglomerados en gradas y asomados en las ventanas.
Aunque hay quienes aseguran que eso hace de la ceremonia un objetivo obvio, Hidalgo y otros funcionarios gubernamentales expresan plena confianza en su plan de seguridad.
"La mejor respuesta es hacerlo, pero hacerlo con seriedad y profesionalismo", comentó la alcaldesa, quien agregó: "Si no lo hacemos porque tenemos miedo, entonces ya ganaron. Y no ganaron".
Muchos expertos en seguridad también han manifestado su confianza en los preparativos.
"París estará bunkerizada conforme al plan actual para la ceremonia de inauguración", declaró Frédéric Péchenard, exjefe de la Policía Nacional francesa. "La policía francesa no ha reparado en gastos".
Las autoridades prepararon la idea de la ceremonia para crear un espectáculo completamente nuevo, abierto para muchos y que "mostrara a Francia bajo su mejor luz", mencionó el presidente Emmanuel Macron en una reciente entrevista por televisión. Macron señaló que el objetivo era "demostrar que podemos hacer cosas extraordinarias".
Aun así, los retos de seguridad son evidentes e innumerables.
La procesión recorrerá 6 kilómetros del río y pasará por cientos de edificios históricos de diferentes épocas, formas y tamaños, incluidos el Louvre y la Torre Eiffel. Hay más de 100 puntos de acceso, tejados desiguales, ventanas incongruentes y un laberinto de tuberías, túneles y alcantarillas por debajo. Luego, está el río, con sus propios oleajes, remolinos, conexiones y tráfico.
"Se requerirá de una operación de seguridad muy larga y compleja que no eliminará todos los riesgos", afirmó Bertrand Cavallier, excomandante de la escuela nacional de capacitación de la policía militar de Francia.
Desde los letales atentados islámicos de 2015, Francia se ha hecho a la triste costumbre de las amenazas terroristas y los soldados que patrullan sus plazas y estaciones de tren llenas de gente, con los dedos cerca del gatillo de la metralleta. El último fue en diciembre; cobró la vida de un turista e hirió a otros tres.
Según los organizadores de los Juegos Olímpicos, la posibilidad de atentados terroristas estaba dentro de los planes desde el principio. A lo largo de los meses de preparación, en respuesta a las preocupaciones de seguridad, han ajustado algunos de los planes originales para la ceremonia inaugural: por ejemplo, la reducción de la cantidad de espectadores permitidos a lo largo del río.
También señalan su experiencia en grandes eventos. Por ejemplo, en 2016, Francia fue sede de los campeonatos europeos de fútbol, los cuales atrajeron a unos 600.000 espectadores extranjeros, hizo notar Tony Estanguet, director del Comité Olímpico de París. Según las autoridades, incluso los fracasos muy públicos, como los peligrosos problemas de control de multitudes en la final de la Liga de Campeones de fútbol de 2022, de los cuales se culpó a errores de los servicios de seguridad, han ofrecido lecciones importantes.
"Todas las decisiones que se han tomado desde 2015 fueron desde la perspectiva de la seguridad", comentó Estanguet en una entrevista.
Y agregó: "Desde hace tres años, conocemos nuestras necesidades con una precisión de día por día, sitio por sitio, casi hora por hora".
Ya se han hecho públicos los detalles generales del plan.
Las zonas colindantes inmediatas a ambos lados del río, las cuales se extienden kilómetros más allá del recorrido de la ceremonia, se marcarán como zona protegida que se cerrará a los vehículos motorizados ocho días antes de la ceremonia.
Las 20.000 personas que viven y trabajan ahí tendrán que solicitar un código QR y recibir una autorización verificada; no se le permitirá la entrada a nadie que no tenga el código.
Durante ese periodo, el río estará cerrado a la navegación.
La noche de la ceremonia, se cerrarán 147 kilómetros del espacio aéreo sobre París y sus alrededores, además de los cuatro aeropuertos cercanos, incluido el Charles de Gaulle, el tercero más grande de Europa.
La policía de París asegurará las alcantarillas y túneles subterráneos. Las estaciones de metro ubicadas dentro del perímetro permanecerán cerradas, así como los comercios y restaurantes.
Los soldados realizarán revisiones de las embarcaciones que llevarán a los atletas por el río en el desfile.
Cuatro helicópteros monitorearán el cielo, con agentes entrenados en rastreo y desactivación de drones.
Unos 45.000 agentes de la policía y policías militares inundarán París y sus suburbios, con una presencia unas 10 veces mayor a la habitual.
Habrá unos 100 buzos especialistas en bombas que inspeccionarán el agua, unos 650 agentes de unidades antiterroristas especializadas, más de 700 bomberos especializados en detener ataques nucleares y químicos, unos 2000 guardias de seguridad privada que resguardarán las zonas en las que haya espectadores con boleto pagado, y 2500 agentes extranjeros, entre ellos algunos estadounidenses, muchos de los cuales tendrán perros detectores de bombas.
"Habrá un gendarme o policía por cada metro cuadrado", declaró Ghislain Réty, jefe de una de las unidades antiterrorismo del país, la cual se creó después del atentado terrorista en los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972, en el que murieron once atletas olímpicos israelíes. "Se ha hecho un enorme trabajo de inteligencia. Para ser sincero, creo que será una fiesta hermosa".
Las encuestas sugieren que los parisinos están divididos en torno a los planes para la ceremonia de inauguración. Algunos están preocupados, pero muchos se han acostumbrado a vivir con alertas de terrorismo y ven las Olimpiadas como otro objetivo potencial. Se quejan más de las pesadillas de los desplazamientos y las aglomeraciones que traerán los Juegos Olímpicos.
"No quiero que el miedo arruine las Olimpiadas, que van a ser una locura", opinó una soleada tarde reciente Jeanne Huyge, de 23 años, mientras disfrutaba con una amiga de su hora del almuerzo en una banca desde donde se apreciaba el Sena. "De lo contrario, acabas sin hacer nunca nada", agregó.
La ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de verano en París se celebrará por primera vez afuera de un estadio. Garantizar que sea segura es complicado.
Una persona sale de la estación de metro de París, el 4 de abril de 2024. (Dmitry Kostyukov/The New York Times).