SAN FRANCISCO -- Pocos lugares han hecho más que el Área de la Bahía --el centro de la industria de los teléfonos inteligentes-- para garantizar que los jefes puedan llamar, enviar mensajes de texto o contactar mediante Slack a sus trabajadores a todas horas, por las noches e incluso los fines de semana.
Sin embargo, un legislador de San Francisco quiere ayudar a frenar la comunicación constante que su región contribuyó a crear. La nueva legislación de Matt Haney, miembro de la Asamblea Estatal de California, convertiría a su estado en el primero del país en otorgar a los empleados el derecho legal de pulsar el botón de ignorar en el teléfono cuando el jefe llame fuera de horario. Los correos electrónicos, mensajes de texto y otras comunicaciones de trabajo también podrían posponerse hasta el inicio de la siguiente jornada laboral.
Haney, demócrata, tomó la idea de la nueva ley australiana sobre el "derecho a la desconexión", que entrará en vigor a finales de este año. Permitirá a los trabajadores rechazar comunicaciones profesionales "no razonables" fuera de su jornada laboral habitual. La idea surgió en Francia y se ha extendido en diversas formas a países como Canadá, Italia, Bélgica y Filipinas. La ciudad de Nueva York debatió una propuesta similar en 2018, pero no la adoptó.
El trabajo a distancia, que la pandemia de coronavirus ayudó a normalizar para muchos trabajadores, dificulta que el término de la jornada laboral quede claro, comentó Haney.
"La gente ahora siempre se encuentra conectada, nunca desconectada", afirmó. "Hay un aumento de la disponibilidad en la vida de muchas personas, y creo que no es algo positivo para la felicidad de la gente ni para su bienestar, ni siquiera para la productividad laboral".
Los trabajadores de California ya disfrutan de derechos más generosos que los de muchas otras partes del país. El salario mínimo es de 16 dólares la hora, frente al salario mínimo federal de 7,25 dólares. Además, el gobernador Gavin Newsom aprobó el otoño pasado leyes que otorgan salarios mínimos más altos a los trabajadores de dos sectores: 25 dólares la hora para 2028 en el sector de la salud y 20 dólares la hora a partir del 1.° de abril para los trabajadores de comida rápida.
La legislación californiana también obliga a las empresas a pagar horas extras, a conceder permisos por motivos familiares pagados, incapacidad por enfermedad con goce de sueldo, reembolso de gastos de empresa y pausas obligatorias para comer y descansar. También ofrece amplias protecciones contra la discriminación y el acoso con mayor alcance que las leyes similares en muchos otros estados.
El proyecto de ley de Haney, que quizá se someterá a la consideración de un comité legislativo esta primavera, obligaría a los empleadores públicos y privados a establecer una política que conceda a los trabajadores el derecho a ignorar las comunicaciones de sus jefes fuera de horario, salvo en caso de emergencia o de cambios de horario que afecten las 24 horas siguientes.
Empresarios y empleados tendrían que establecer un acuerdo por escrito que definiera las horas de trabajo. Según la propuesta, si el jefe incumple el acuerdo tres veces, podría ser denunciado por los empleados ante el comisionado de trabajo del estado y ser objeto de multas a partir de 100 dólares.
Los contratos colectivos de trabajo prevalecerían sobre la nueva ley, de modo que los profesores, enfermeros y otros trabajadores sindicalizados estarían amparados por lo que digan sus contratos sobre la comunicación fuera del horario laboral.
"Esto no pretende que la gente no pueda trabajar horas extras o que no pueda tener un contrato en el que se establezca que estén de guardia, pero debe quedar claro", señaló Haney. "El problema que tenemos ahora es la zona gris, que ocasiona que se espere que un empleado responda todo el tiempo aunque su contrato diga que trabaja de 9 a 5".
Rodney Fong, director de la Cámara de Comercio de San Francisco, dijo que cree que los empleados ya disfrutan de un mejor equilibrio entre trabajo y vida privada que antes de la pandemia. Por ejemplo, pueden pasar tiempo con sus hijos temprano por la tarde y volver a la computadora por la noche. Dijo que volver a la época en la que toda la comunicación laboral se realizaba de 9 a 5 no es realmente lo que quieren los empleados.
"La mayoría de los teléfonos tienen la función de no molestar", explicó Fong. "Solo porque suene no significa que debas contestar".
No obstante, Sandra Bardas, una farmacéutica que vive en Menlo Park, una ciudad de Silicon Valley ubicada 48 kilómetros al sur de San Francisco, dijo que el derecho a desconectarse del trabajo sería un cambio bienvenido. El desgaste profesional en el sector sanitario es elevado, aseguró, e incluso es difícil poder hacer pausas para ir al baño.
"Siempre está esa sensación de tener que estar al lado del teléfono: '¿Y si me llaman?'. Esto sería muy importante para nuestra salud mental", indicó.
Michelle Avary, también de Menlo Park, trabaja para una empresa sueca de camiones y comentó que le ha abierto los ojos ver cómo trabajan los suecos. "Cuando se van, en serio se van", dijo riendo.
Sin embargo, cree que la cultura laboral californiana ya da más prioridad al tiempo personal y que el estado tiene problemas mayores.
"Tenemos un déficit presupuestario. Tenemos una crisis de vivienda. Tenemos una crisis de fentanilo. No hemos invertido lo suficiente en transporte público", señaló Avary. "Tenemos que concentrarnos mucho más en esos desafíos".
Al menos un grupo de empleados ya se está beneficiando de la legislación propuesta por Haney. El legislador asegura que ha dejado de llamar a su personal después del horario de trabajo y los fines de semana desde que redactó el proyecto de ley.
"A menos que sea una emergencia", concluyó. "Me he vuelto mucho más consciente de la situación".
La calle Montgomery en San Francisco el 5 de diciembre de 2023. (Jim Wilson/The New York Times)