Unos cirujanos trasplantaron un riñón de un cerdo modificado genéticamente a un hombre enfermo de 62 años en Boston, la primera intervención de este tipo. Si tiene éxito, el avance ofrece esperanzas a cientos de miles de estadounidenses cuyos riñones han fallado.
De momento, los indicios son prometedores.
Los riñones eliminan los productos de desecho y el exceso de líquido de la sangre. El nuevo riñón empezó a producir orina poco después de la operación del pasado fin de semana y el estado del paciente sigue mejorando, según los médicos del Hospital General de Massachusetts, conocido como Mass General; ya camina por los pasillos del hospital y es posible que pronto lo den de alta.
El paciente es un hombre negro, y el procedimiento puede tener especial importancia para los pacientes negros, que sufren altas tasas de enfermedad renal terminal.
Una nueva fuente de riñones "podría resolver un problema de difícil solución en este campo: el acceso inadecuado a los trasplantes de riñón para los pacientes pertenecientes a minorías", afirmó Winfred Williams, jefe adjunto de la división de nefrología del Mass General y principal médico renal del paciente.
Si los riñones de animales modificados genéticamente logran trasplantarse a gran escala, la diálisis "quedará obsoleta", afirmó Leonardo V. Riella, director médico de trasplantes renales del Mass General. La organización matriz del hospital, Mass General Brigham, desarrolló el programa de trasplantes.
Más de 800.000 estadounidenses padecen insuficiencia renal y necesitan diálisis, un procedimiento que filtra las toxinas de la sangre. Más de 100.000 están en lista de espera para recibir un riñón trasplantado de un donante humano vivo o muerto. La insuficiencia renal terminal es tres veces más frecuente entre los estadounidenses de raza negra que entre los de raza blanca.
Además, decenas de millones de estadounidenses padecen una enfermedad renal crónica, que puede desembocar en un fallo del órgano.
Aunque la diálisis mantiene con vida a las personas, el tratamiento de referencia es el trasplante de órganos. Sin embargo, miles de pacientes mueren cada año a la espera de un riñón, debido a la grave escasez de órganos. Solo se realizan 25.000 trasplantes de riñón al año.
El xenotrasplante --la implantación de un órgano animal en un ser humano-- se ha propuesto durante décadas como una posible solución que podría hacer mucho más accesibles los riñones. Pero el sistema inmunitario humano rechaza el tejido extraño, lo que provoca complicaciones potencialmente mortales, y los expertos señalan que un rechazo a largo plazo puede producirse incluso cuando los donantes son compatibles.
En los últimos años, los avances científicos como la edición de genes y la clonación han acercado los xenotrasplantes a la realidad, permitiendo modificar genes animales para que los órganos sean más compatibles y tengan menos probabilidades de ser rechazados por el sistema inmunitario.
El riñón procedía de un cerdo modificado por la empresa de biotecnología eGenesis, que eliminó tres genes implicados en el posible rechazo del órgano. Además, se insertaron siete genes humanos para mejorar la compatibilidad humana. Los cerdos son portadores de retrovirus que pueden infectar a los humanos, y la empresa también inactivó los patógenos.
En septiembre de 2021, unos cirujanos del NYU Langone Health de Nueva York colocaron un riñón de cerdo modificado genéticamente a un hombre con muerte cerebral y vieron cómo empezaba a funcionar y a producir orina. Poco después, los científicos de la Universidad de Alabama en Birmingham anunciaron que habían realizado un procedimiento similar con resultados parecidos.
En dos ocasiones, los cirujanos de la Universidad de Maryland tranplantaron corazones de cerdos modificados genéticamente a pacientes con cardiopatías. Aunque los órganos funcionaron y el primero no parecía que sería rechazado, ambos pacientes, que padecían una enfermedad avanzada, murieron poco después.
(Los pacientes que consienten estos tratamientos experimentales de vanguardia suelen estar extremadamente enfermos y disponen de pocas opciones. A menudo están demasiado enfermos para entrar en la lista de espera de un preciado órgano humano o no cumplen los requisitos por otros motivos).
El paciente del trasplante en Boston, Richard "Rick" Slayman, supervisor del departamento de transporte estatal, padece diabetes e hipertensión desde hace muchos años, y había estado bajo tratamiento en Mass General durante más de una década.
Después de que sus riñones fallaron, Slayman estuvo en diálisis durante siete años; finalmente recibió un riñón humano en 2018. Pero el órgano donado falló a los cinco años y desarrolló otras complicaciones, incluida la insuficiencia cardíaca congestiva, dijo Williams.
El nuevo riñón de Slayman parece funcionar, de momento, y él ha podido dejar la diálisis. Ya produce orina y filtra la creatinina, un producto de desecho.
Según sus médicos, otros indicadores también mejoran día a día. Los médicos seguirán vigilando a Slayman en busca de signos de rechazo del órgano.
"Parece parecer tener una salud y un estado de ánimo normales. Es extraordinario", dijo Williams.
La operación no estuvo exenta de críticas. Los xenotrasplantes plantean la perspectiva de una explotación aún mayor de los animales y podrían introducir nuevos patógenos en las poblaciones humanas, dijo Kathy Guillermo, vicepresidenta sénior de People for the Ethical Treatment of Animals.
La intervención se realizó en virtud de un protocolo de la Administración de Alimentos y Medicamentos conocido como disposición de uso compasivo, que se concede a pacientes con enfermedades potencialmente mortales que podrían beneficiarse de un tratamiento no aprobado. También se utilizaron fármacos nuevos para suprimir el sistema inmunitario y evitar el rechazo del órgano.
"El paciente es muy valiente al ofrecerse como voluntario", dijo Williams sobre Slayman. "Me quito el sombrero. Está haciendo una enorme contribución con esto".
En una fotografía facilitada por el Hospital General de Massachusetts, unos cirujanos realizan el primer trasplante del mundo con un riñón de cerdo modificado genéticamente a un ser humano vivo en el Hospital General de Massachusetts en Boston, el 16 de marzo de 2024. (Hospital General de Massachusetts vía The New York Times)