36 horas en Asunción, Paraguay

Reportajes Especiales - Lifestyle

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La calurosa y húmeda capital paraguaya no suele ser la primera en las listas de lugares por visitar. Carece de la belleza espectacular de Río de Janeiro y del vigor cultural de Buenos Aires. La corrupción y el legado de la dictadura la han mantenido en un bucle temporal de calles empedradas, mansiones en ruinas y alguno que otro coche tirado por caballos. Ahora, las buenas noticias: para el viajero aventurero, el hecho de que Asunción sea una ciudad poco conocida es su mejor virtud. A los turistas se les recibe con una curiosidad amistosa que difícilmente encontrarán en otras capitales sudamericanas. La ciudad vive un renacimiento evidente de su patrimonio: los restaurantes están definiendo la nueva cocina paraguaya, una elegante sala de exposiciones está dando a conocer el arte popular indígena y nuevas rutas turísticas están desvelando palacios ornamentados y barrios humildes. Pasa un fin de semana en esta ciudad tranquila y olvidada antes de tomar el nuevo puente hacia el bosque del Gran Chaco, uno de los últimos grandes espacios naturales del mundo que desaparece rápidamente.

ITINERARIO

VIERNES

5 p. m. | Pasea por el río

El río Paraguay es el alma de esta nación sin salida al mar, utilizado para el comercio y como fuente de alimentos y ocio. Pasea por La Costanera, una explanada ribereña con corredores, vendedores de palomitas y alquiler de carritos con pedales. No es aconsejable nadar ahí --el agua está contaminada--, pero desde la pequeña playa de arena parten breves paseos en lancha rápida (15.000 guaraníes, unos 2 dólares). Detrás del malecón, se encuentra La Chacarita, un antiguo y acogedor barrio con una mala fama por las drogas y la delincuencia, pero que tiene mucho más que ofrecer. Explóralo con ChacaTours, creado por los vecinos en 2022 para mostrar una nueva dimensión del barrio. Aprende sobre los guerreros indígenas en canoa que se asentaron aquí en 1700, prueba la sopa paraguaya --una esponjosa "sopa" amarilla que se come con tenedor o con los dedos-- y habla con los residentes. Visita de dos horas en inglés, 150.000 guaraníes por persona.

8 p.m. | Prueba la nueva gastronomía

En el porche de Óga, un restaurante íntimo situado en una casa tradicional con vigas de madera y una chimenea central, hay un mortero de madera que llega hasta la cintura. Se trata de una reliquia familiar que pertenece al copropietario del restaurante, Beto Giubi, quien, con su socia Romi Roura, está a la vanguardia de un movimiento nuevo que revitaliza a conciencia la comida tradicional paraguaya con toques modernos. La carta cambia con regularidad, pero entre sus platos más destacados están el chipa guasu, una especie de pan de maíz con queso, y los ñoquis de mandioca o yuca. El helado de yerba mate merece por sí solo la visita al tranquilo barrio de San José, a 10 minutos en taxi del centro. Cena de tres tiempos para dos, unos 300.000 guaraníes.

11 p. m. | Visita un club de cocteles

Para ver cómo está cambiando Asunción, sube en ascensor al Negroni Rooftop, un bar de cocteles situado en la zona este de la ciudad, donde las vistas son el principal atractivo. Pocos de estos rascacielos existían hace 20 años. Las exportaciones de carne de res y soya han financiado un auge de la construcción, transformando el horizonte de la capital, pero destruyendo franjas de los bosques de gran biodiversidad de Paraguay. Para un ambiente más acogedor, toca el timbre en Garage Sónico (entrada: 50.000 guaraníes; incluye dos bebidas), un bar en un jardín cubierto con un suelo de azulejos tradicionales pintados y una pequeña terraza, de espaldas al centro de la ciudad. Prueba el coctel de zarzamora con licor casero de yvapuru, una fruta dulce y violácea. El bar solo abre algunos viernes y sábados por la noche: consulta su Instagram antes de ir. Tal vez tengas que compartir el sofá con el gato.

Sábado

9 a. m. | Un paseo por la historia

Por la mañana, visita los principales lugares de interés de Asunción, concentrados en el centro de la ciudad. Empieza por la Estación Central del Ferrocarril, una gran terminal ferroviaria del siglo XIX cuyo museo (10.000 guaraníes) exhibe locomotoras de vapor y maquinaria oxidada (la red ferroviaria de Paraguay ha caído en desuso). Sigue por la calle Palma, una vía de palacios neoclásicos y mansiones art déco en ruinas, para ver el cambio de guardia a las 10 de la mañana en el Panteón Nacional de los Héroes. Esta hermosa capilla con cúpula alberga los restos del presidente y gran mariscal Francisco Solano López, que condujo a su país a la desastrosa Guerra de la Triple Alianza contra sus vecinos hace 160 años. Luego, toma un recorrido gratuito por el ornamentado Palacio de López, la residencia presidencial de color rosa que quedó sin terminar cuando el mariscal fue tiroteado en 1870. En el parque de la izquierda, un busto del dictador Alfredo Stroessner fue cortado en pedazos y se colocó entre dos bloques de hormigón, una poderosa obra del artista paraguayo Carlos Colombino. El brutal régimen del general Stroessner, que duró 34 años, cayó en 1989, pero su partido ultraconservador sigue en el poder.

Mediodía | A mercadear

El centro de la ciudad está salpicado de mercados tradicionales, con sus pasillos repletos de maniquíes sin cabeza vestidos con ropa deportiva de imitación, restaurantes coreanos, patitos en cajas de cartón y botellas de grasa licuada de capibara (se cree que cura las afecciones pulmonares). El Mercadito es más tranquilo y cuenta con una docena de comedores que sirven una nutritiva comida casera. Prueba el vori vori --un delicioso caldo con bolas de harina de maíz y pollo-- en el Comedor Dynastia Irene, a la izquierda justo al entrar (30.000 guaraníes). Los sábados, La Red Agroecológica y Artesanal, un mercado de pequeños productores con verduras orgánicas, yerba mate, fernet y más, ocupa la Plaza Italia, una frondosa plaza a pocos pasos de El Mercadito. Detrás del Panteón, El Paseo Artesanal, una pasarela cubierta de puestos de artesanos, ofrece recuerdos como el colorido encaje conocido como ñandutí y prendas confeccionadas con el tejido bordado transpirable llamado ao po'i.

3 p. m. | Maravíllate con el arte indígena

POpore, una tienda de artesanía y arte popular paraguayo, se encuentra en un remoto suburbio ribereño. Su propietario, Gustavo Gauto, abrió la tienda física en 2023 tras años de operar en línea. Las paredes están cubiertas de motivos tejidos con tintes naturales carmesí por artistas de la tribu ayoreo; tortugas y tapires de madera, tallados por artesanos aché, muestran escenas mitológicas cuidadosamente pirograbadas en el cedro. Las ventas son un salvavidas para los artistas indígenas y sus comunidades. Ponte en contacto con la tienda a través de Instagram para reservar tu visita gratuita.

5 p. m. | Recarga fuerzas con un refrigerio

Los paraguayos comen religiosamente cuatro comidas al día, siendo la más sagrada la merienda de media tarde. En el centro, hay tres opciones tentadoras. Casa Clari ofrece aperitivos como la payagua mascada, una fritura de carne molida y cebollín, en una elegante terraza con vistas al palacio. Contacto Café Social Club ofrece café helado y medialunas, cruasanes glaseados en miniatura, en un local pequeño y con carácter. El Café Consulado, un lugar popular, ofrece cervezas artesanales, juegos de mesa y un delicioso mbeju caprese, una crujiente tortita de harina de mandioca repleta de queso, pesto y tomate. Un poco más lejos está Karu, que sirve macarrones de fruta de la pasión y tartas de mermelada de guayaba bajo imponentes árboles de mango en el bohemio barrio de Las Mercedes (si te cae encima una fruta de los árboles, te regalan un brownie). En cada uno de ellos, las bebidas y los aperitivos para dos personas oscilan entre 30.000 y 80.000 guaraníes.

8 p. m. | Cena en un contenedor

Sofía Pfannl, chef paraguaya, y José Miguel Burga, sumiller peruano, se conocieron trabajando en Central, el aclamado restaurante de Lima, Perú. Su historia es tangible en Pakuri, el restaurante que poseen juntos en el moderno barrio de Villa Morra. En el elegante espacio de contenedores de transporte reutilizados, sirven ceviche al estilo peruano, chicharrones y ají amarillo junto con chips de mandioca paraguaya, puré de camotes y fettuccine de calabaza. Aunque la carta de vinos de Burga es una lista de los mejores viñedos de Sudamérica, el ambiente sigue siendo tranquilo: el restaurante cuenta con una cohorte joven de cocineros y camareros, a menudo hay un partido de básquet en la televisión de detrás de la barra y las mascotas de los dueños se pasean por los alrededores. Fuera, un patio verde da a una tranquila calle adoquinada.

10 p. m. | Fiesta de cuadra

La mayoría de los sábados y domingos, una manzana habitualmente desierta del descuidado centro histórico de Asunción se ilumina con series de luces y se transforma en La Chispa, una fiesta punk y efervescente al aire libre. A primera hora de la tarde, acoge teatro político, una feria de artesanía y artistas del tatuaje. Al anochecer, varios grupos de rock y raperos actúan en la calle, circulan botellas de litro de cerveza y los asistentes a veces cubren con pintura roja imágenes de políticos (supuestamente) corruptos. En ocasiones, el ambiente es ruidoso pero siempre acogedor. La entrada es gratuita; a veces se aceptan donativos. Una alternativa cercana para la noche es el Club Condesa (entrada, 70.000 guaraníes), donde DJ internacionales y grupos de jazz locales tocan en un patio abarrotado. El club tiene una tienda propia y un sello discográfico, Pampanam, con clásicos del rock argentino, hiphop brasileño de la vieja escuela y música de arpa paraguaya.

Domingo

9 a. m. | Delectate con frituras

Bolsi, un restaurante en pleno centro histórico, lleva más de 60 años ofreciendo comida casera. Prueba la empanada de acelga, rellena de acelga y queso catupiry. Bolsi también ha perfeccionado la coxinha brasileña: una bola de masa frita de pollo desmenuzado, tocino y queso cheddar. También es un buen lugar para degustar las cervezas artesanales locales Sajonia y Herken, una vez que el sol se haya ocultado, claro. Desayuno para dos, unos 50.000 guaraníes.

10:30 a. m. | Avista monos

El Jardín Botánico es un parque público situado detrás de una carretera de circunvalación. Quizá sea mejor no visitar el zoológico, que ya no está en su mejor momento. Pero fuera de él, los monos capuchinos se balancean libres entre las copas violetas de los lapachos y las flores amarillas de la yvyra pytãs. También hay una hacienda histórica construida por la dinastía presidencial de los López, un museo gratuito de historia natural y un jardín japonés en miniatura cuyo estanque es merodeado por carpas y caimanes. La entrada al parque es gratuita a pie o 7000 guaraníes si un taxi te deja en el centro.

Mediodía | Descanso junto a la parrilla

Los domingos por la tarde son tranquilos en Asunción, ya que las familias y los amigos se reúnen en sus casas alrededor de la parrilla. Si eso no es opción, está Don Óscar, un restaurante del centro donde el parrillero Óscar asa costillas y morcillas al carbón en la acera. Dentro, su mujer, Zulma, prepara las ensaladas y la salsa picante, del mismo naranja radiactivo que los manteles y las paredes (almuerzo para dos, unos 130.000 guaraníes). Para vivir una experiencia paraguaya por excelencia, hay que ir en auto hasta el límite norte de la ciudad, junto al puente Remanso, donde los pescadores descargan enormes bagres manchados y los restaurantes baratos compiten por los clientes, presumiendo de las propiedades afrodisíacas de su sopa de piraña. El más agradable es el Shopping del Pescado (almuerzo para dos, unos 120.000 guaraníes), que sirve dorado a la parrilla y cervezas embotelladas en cubiteras, supervisado por Paco, el loro de la familia. Pide una mesa con vista al río, mira pasar las barcazas y sueña despierto con seguir viaje río arriba hasta el corazón de Sudamérica.

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VISITAS CLAVE

Calle Palma es una calle céntrica de antiguas residencias con llamativas fachadas fin de siècle.

Óga es pionera en una novedosa gastronomía paraguaya que rinde homenaje a las tradiciones gastronómicas del país.

ChacaTours lleva a los visitantes por las sinuosas escaleras y los coloridos callejones del incomprendido barrio de Chacarita.

POpore es una galería nueva que pone de relieve el vibrante arte indígena y popular de Paraguay.

DÓNDE COMER

La Chispa ilumina una manzana dilapidada con música en vivo y estridente teatro político los fines de semana.

Contacto Café Social Club sirve brebajes helados de jarabe de naranja roja, tónica y expreso en una cafetería pequeña pero acogedora.

Garage Sónico es un relajado club de cocteles en casa de los propietarios.

Café Consulado ofrece sabrosos almuerzos y sándwiches en un moderno local del centro de la ciudad.

Karu, una cafetería con un patio frondoso, prepara brownies con espirales de mousse de fruta de la pasión en el moderno barrio de Las Mercedes.

Casa Clari, un café-bar en un edificio colonial, permite echar un vistazo al palacio presidencial situado al otro lado de la calle.

Pakuri hace platos paraguayos con un toque peruano, maridándolos con buenos vinos argentinos.

Club Condesa pone música electrónica para el público hasta bien entrada la madrugada.

Bolsi, un restaurante situado en el centro de la ciudad, sirve empanadas y otras delicias fritas.

Don Óscar una parrillada sin pretenciones.

Negroni Rooftop sirve cocteles y sushi.

Shopping del Pescado sirve pescado fresco a la parrilla.

DÓNDE ALOJARSE

Hotel Palmaroga, que abrió en 2019, tiene 107 habitaciones arriba de un atrio restaurado. Las habitaciones cuestan a partir de 520.000 guaraníes (unos 71 dólares).

Gran Hotel del Paraguay cuenta con patios con columnas llenos de plátanos, calabazas y palmeras. Las habitaciones cuestan a partir de 350.000 guaraníes.

Nómada es un hostal cerca de los principales lugares de interés y de opciones baratas para comer (desde 80.000 guaraníes por litera). Solo se acepta efectivo.

Los alquileres de corta estancia son abundantes y relativamente baratos. La mayoría se concentran cerca del barrio de Villa Morra.

El centro de Asunción al atardecer, con el río Paraguay al fondo. (María Magdalena Arréllaga/The New York Times)

Visitantes de la Estación Central del Ferrocarril, una gran terminal ferroviaria del siglo XIX en el centro de Asunción. (María Magdalena Arréllaga/The New York Times)

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