Pamela Anderson sigue sin usar maquillaje

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Pamela Anderson ha cambiado de vida. Ha dejado de ser un mero objeto de fantasías adolescentes para convertirse en una versión experimentada de la chica de al lado, aunque con mucha más fuerza.

"Estoy disfrutando el proceso de envejecer", dijo Anderson, de 56 años, en una videollamada a fines de la semana pasada. "Lo que le está pasando a mi rostro --está perdiendo un poco de elasticidad-- le encuentro la gracia". Y continuó: "Me siento más sexi ahora que tengo algunos secretos y algo de misterio. Eso no lo aprendemos hasta más tarde en nuestras vidas".

La llamada era para hablar de su nueva campaña para Re/Done, una marca de pantalones de mezclilla que practica la sustentabilidad a través de procesos como el suprareciclaje. Las imágenes, publicadas el lunes, muestran a Anderson sonriendo y luciendo sus ondas decoloradas por el sol con minifaldas, pantalones de mezclilla de corte para botas, camisetas cortas y chamarras de mezclilla. Describe las prendas, cuyo precio oscila entre 175 y 595 dólares, como "ropa que en los noventa me habría puesto para ir al supermercado".

El atuendo juvenil de la campaña "Re/Done & Pam", dijo Anderson, está "unido a un montón de recuerdos grandiosos de mis años dorados". Pero no hay mucho en las imágenes que recuerde a C.J. Parker, su contorneado personaje de "Baywatch", retozando en un traje de baño rojo en la playa.

Para la campaña, Anderson insistió en que el concepto se ajustara a sus propios términos, o que fuera "auténtico", como ella misma dice, "y que tuviera mucho más significado que un intento de sacar dinero o de ponerle cara a una marca".

"Quería que fuera natural, sin maquillaje", dijo sobre un 'look' que adoptó en la Semana de la Moda de París y en Hollywood, en eventos como la fiesta de los Premios Oscar de Vanity Fair de este año.

Aunque la campaña no se haya inspirado en su época de "Baywatch", participar en ella transportó a Anderson a ese periodo de su vida, cuando estaba casada con el baterista de Mötley Crüe Tommy Lee y criaba a sus hijos Brandon, ahora de 27 años, y Dylan, de 26.

"Creo que esta colección encapsula a lo grande mi vida en esa época", explicó Anderson. "Estaba trabajando y me sentía invencible".

Por aquel entonces, mucha gente esperaba sacar provecho de su trabajo y de su estatus de ídolo pop, un impulso que generó una profusión constante de productos, como una Barbie "Baywatch", el refresco Virgin Cola The Pammy y tarjetas telefónicas de prepago

Pero desde entonces se ha centrado en reivindicar su marca personal. En 2022, Anderson debutó en Broadway en el papel de Roxie Hart, una corista que sufre abusos, en "Chicago". El año pasado, publicó "Love, Pamela", un libro de memorias entremezclado con poesía escrita por ella y protagonizó un documental de Netflix, "Pamela Anderson: Una historia de amor", que coprodujo con su hijo mayor, quien la asesoró cuando empezó su línea vegana de productos de cuidado de la piel, Sonsie Skin.

En fechas más recientes filmó "La última corista", una película de la directora Gia Coppola protagonizada por Anderson en el papel de una bailarina de 50 años que busca reinventarse y se pregunta adónde la llevará la vida.

Sabe que la película tiene paralelismos con su propia vida. Vivir sin maquillaje, como hace la mayoría de los días, es, en un sentido metafórico, "una forma de quitarme las capas de mi vida", dice. "Ahora soy una hoja en blanco, en el punto de partida del siguiente capítulo".

Ese capítulo, añadió, "va a ser aún mejor, ahora que no tengo que fingir ser algo que no soy".

Pamela Anderson en una nueva campaña para Re/Done. (Re/Done vía The New York Times).

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