Una importante nominada al Oscar se siente incómoda al estar en el centro de atención

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LEIPZIG, Alemania -- Cuando Sandra Hüller se enteró de que dos películas que protagoniza --"Anatomía de una caída" y "Zona de interés"-- fueron seleccionadas para la competición en el Festival de Cine de Cannes del año pasado, se sintió un poco ansiosa acerca de lo que eso podría significar para su anonimato. La actriz alemana siempre ha tenido una relación delicada con la fama: aparte de su papel en la agridulce cinta de 2016 "Toni Erdmann", por lo general ha mantenido un perfil bajo en el teatro alemán.‌Pero lo que ocurrió después superó incluso sus expectativas más atrevidas. "Anatomía de una caída", un drama francés en el que Hüller interpreta a una mujer acusada de asesinar a su marido, ganó la Palma de Oro, el máximo galardón del festival, y "Zona de interés", una película sobre el Holocausto, se llevó el Gran Premio del Jurado, el segundo galardón más prestigioso del festival. Los Angeles Times la coronó como la "reina de Cannes" y, en pocas semanas, viajará desde su casa en Leipzig, Alemania, a Hollywood para asistir a los Premios Oscar, donde está nominada a mejor actriz, por "Anatomía de una caída".‌Esta atención ha sido un reto para Hüller --en ocasiones abrumador--, y ahora está lidiando con lo que la nominación, y el escrutinio que la acompaña, significa para ella y su carrera. "Significa ser aceptada en un círculo de personas en el que antes no estaba", dijo en una entrevista reciente en Leipzig. "Pero no sé si eso significa éxito o si hará que todo sea más fácil".‌Sentada en un café con su perro weimaraner negro debajo de la mesa, Hüller se mostró amable pero algo cautelosa mientras hablaba de su nueva fama mundial. "Me gusta mi vida. Me gusta mi apartamento. Me gusta mi rutina diaria. No faltaba nada que tuviera que llenar. No andaba esperando que esto sucediera", comentó Hüller, de 45 años. "Pero significa que ahora la gente cree que puedo hacer cosas que quizás antes no creía que podía hacer".‌Señaló que también fue sorpresivo porque "Anatomía de una caída" no es una película típica de los Oscar. Una exploración ambigua del lenguaje, la dinámica de género y las relaciones tóxicas, se centra en la pregunta de si el personaje de Hüller, una escritora alemana también llamada Sandra, empujó a su marido por una ventana y le causó la muerte. La película culmina con una serie de escenas en la sala del tribunal en las que una jueza --y el público-- deben sopesar su posible culpabilidad.‌En un correo electrónico, la directora de "Anatomía de una caída", Justine Triet, dijo que Hüller se distinguía por "la ausencia de cualquier tipo de seducción tanto dentro como fuera del plató", y añadió que ella "dice lo que piensa y es muy directa". Esta honestidad, afirmó, "es probablemente lo que le da tanto poder en el plató: es una persona real".

"Zona de interés" es un escaparate muy distinto del talento de Hüller. En la cinta, interpreta a Hedwig Höss, la esposa del comandante de Auschwitz, Rudolf Höss, una mujer que disfruta de la felicidad doméstica justo al lado del campo de exterminio. En un correo electrónico, Jonathan Glazer, el director británico de la película, dijo que Hüller pudo "extinguir su vida interior" para "interpretar la vileza básica de alguien que ha normalizado por completo el sufrimiento de los demás".‌Hüller afirmó que había roto su vieja regla de no interpretar a nazis, en parte porque sintió que Glazer había captado profundamente las sensibilidades en torno a retratar el Holocausto. Rechazó las críticas de que la película era demasiado estilizada o demasiado centrada en la familia Höss. "Esta película trata exclusivamente sobre las víctimas", afirmó. "Creo que los espectadores lo vinculan con el sufrimiento, no con los perpetradores".‌Filmada en un plató construido al lado del campo de concentración real, en Polonia, Glazer rodó con varias cámaras estáticas simultáneamente, a veces sin decirles a los actores cuándo estaban filmando. (El weimaraner de Hüller interpreta al perro de la familia en la película). Esta estrategia, dijo Hüller, se adaptó bien a su experiencia escénica, porque Glazer, que también ha dirigido teatro, "no está interesado en la direccionalidad de la cámara, por lo que no actuamos en una sola dirección".

‌En una entrevista telefónica, Johan Simons --director artístico del teatro Schauspielhaus Bochum, en el oeste de Alemania, y colaborador frecuente de Hüller-- señaló un indicio de su madurez como actriz en una escena de "Zona de interés" donde su personaje se acicala con un abrigo de piel que le han quitado a una víctima judía. "Creo que cualquier otro actor intentaría conmover a la audiencia, para que comprendan a esta persona", indicó. "Pero Sandra la interpreta como una mujer sin profundidad ni sentimientos reales, porque no intenta ni por un segundo ser vanidosa".‌"Siempre es consciente de que lo que hace está al servicio de algo más grande", añadió Simons. "Ella sabe de dónde viene".

En las últimas dos décadas, Hüller se ha ganado la reputación de ser una de las actrices teatrales más inventivas de Alemania. El sistema del país, financiado por el Estado, en el que los teatros contratan artistas como empleados permanentes, le permitió obtener un ingreso estable y, según afirmó, le enseñó la importancia de la humildad y el trabajo en equipo.‌"Es una comunidad", comentó. "Si ves a tu vestuarista todos los días durante años, no puedes simplemente tirar prendas frente a ella". Hüller ha aplicado una filosofía similar a la hora de elegir sus papeles en cine: explicó que solo trabaja con directores que permitan un enfoque colaborativo y "no conviertan a los actores en objetos o sujetos de prueba".‌Esta filosofía explica su visión ambivalente sobre su situación actual. Hüller afirmó que estaba horrorizada de que los periodistas hubieran intentado contactar a su familia y a sus compañeros de escuela para hablar de ella. "La gente cree que les perteneces a todos o que tienes un deber con el público", dijo. "No puedo controlarlo".

Sin embargo, mencionó que estaba considerando la mejor manera de aprovechar la atención. Tiene planeado hacer su debut como directora de teatro este año en la ciudad de Halle, en el este de Alemania, y también ha estado "leyendo muchos guiones" para nuevos proyectos de actuación. Señaló con aspereza que muchos de ellos se centraban en "conflictos matrimoniales" en los que ella interpretaría una "figura más oscura", similar a su papel en "Anatomía de una caída". Predijo que "vendrán cosas más interesantes".‌Eso podría incluir algo mucho más distinto, especuló, tal vez incluso una película de acción. Además de su oposición a las películas nazis, dijo que le causaba aversión cualquier proyecto que "erotizara las armas", pero añadió, con picardía, que cuando era niña tenía una "gran puntería" con pistolas de aire comprimido.‌Haga lo que haga, las expectativas serán mayores que antes. "Me he dado cuenta de que lo que más amo de mi trabajo es trabajar tranquilamente en algo, luego mostrarlo y luego terminar con eso", explicó. "Eso ya no es posible. Lo he entendido".

Sandra Hüller en Berlín, el 8 de febrero de 2024. (Mustafah Abdulaziz/The New York Times)

Sandra Hüller en Berlín, el 8 de febrero de 2024. (Mustafah Abdulaziz/The New York Times)

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