Yulia Navalnaya, viuda de Navalny, se compromete a seguir la lucha contra Putin

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La repentina muerte de Alexéi Navalny dejó un vacío en la oposición rusa. Su esposa señaló que intentará continuar con la labor del líder político.

La viuda de Alexéi Navalny declaró el lunes que continuará la labor de su marido para desafiar el régimen autocrático del presidente Vladimir Putin, presentándose por primera vez como una fuerza política y convocando a sus seguidores para que se unan a su causa.

La repentina muerte de Navalny en prisión, anunciada por las autoridades rusas el viernes, dejó un vacío en la diezmada oposición rusa. Sus partidarios se habían preguntado si su esposa, Yulia Navalnaya --quien durante mucho tiempo rehuyó la atención mediática-- podría, a pesar de las enormes dificultades, llenar el vacío dejado por el deceso del líder político.

En un video publicado el lunes, Navalnaya, de 47 años, dio a entender que así lo haría. Dijo que aparecía por primera vez en el canal de YouTube de su marido para decirles a sus seguidores que la mejor manera de honrar su legado era "luchar de manera más desesperada y furiosa que antes".

"Voy a continuar el trabajo de Alexéi Navalny y seguiré luchando por nuestro país", dijo Navalnaya. "Les pido que se queden a mi lado, no solo durante la pena y el interminable dolor que nos ha rodeado y no nos deja. Les pido que compartan mi rabia: que compartan mi rabia, mi ira y mi odio hacia quienes se han atrevido a matar nuestro futuro".

El video de casi 9 minutos, que mostró a Navalnaya sentada con las manos cruzadas sobre una superficie de mármol bajo una iluminación dramática, se concibió como una especie de presentación para una nueva dirigente del fracturado movimiento prodemocrático contra Putin. Plagado desde hace tiempo de luchas internas y egos enfrentados, el movimiento se ha marchitado bajo una represión de varios años que ha hecho que sus líderes más destacados terminen exiliados, encarcelados o muertos.

A menudo, Navalnaya se había opuesto a las sugerencias de que participara en política, y el año pasado declaró a la revista alemana Der Spiegel que no creía que esa fuese "una idea con la que quiera jugar".

Sin embargo, el lunes presentó una cara diferente al intentar reunir a los seguidores de su marido, al sugerir que no había alternativa y afirmar que el movimiento debía sacar fuerzas de su memoria.

"Sé que parece imposible hacer más, pero tenemos que hacerlo: unirnos en un puño fuerte y golpear con él a este régimen enloquecido, a Putin, a sus amigos y a sus bandidos de uniforme, a estos ladrones y asesinos que han paralizado a nuestro país", dijo.

Los peligros y obstáculos a los que se enfrenta Navalnaya al intentar asumir el rol de su marido y unir a la oposición contra Putin desde afuera de Rusia son significativos.

En 2021, el gobierno ruso disolvió la fundación anticorrupción de Navalny dentro del país declarándola como una organización extremista, lo que hizo que los principales investigadores del grupo huyeran al exilio, donde siguen trabajando y tratando de llegar al público ruso.

Cooperar con la organización desde el interior de Rusia equivale legalmente a incitar al terrorismo, lo que limita su capacidad de reclutar al tipo de jóvenes miembros de base que habían electrizado los esfuerzos anteriores. Los partidarios del Kremlin han intentado utilizar el exilio del grupo para considerarlo irrelevante o una marioneta de los servicios de seguridad occidentales.

Navalnaya no puede regresar a Rusia sin la amenaza de ser detenida. En junio de 2023, en medio de rumores de que podría asistir a uno de los numerosos juicios de su marido, la cadena estatal RT citó a una fuente no identificada de las fuerzas del orden que afirmaba que, si Navalnaya regresaba, podría ser detenida y acusada de apoyar a una organización extremista.

Además, gran parte del atractivo que Navalny irradiaba entre sus seguidores era personal, gracias a su humor inquebrantable, su afán de denuncia y su contagiosa certeza sobre la capacidad de cada ruso para cambiar el país frente al cinismo y la represión.

Navalnaya, hirviendo de ira, sugirió el lunes que no tenía más remedio que intentarlo. La causa inmediata de la muerte de Navalny sigue siendo un misterio, pero su familia y su equipo han acusado a Putin de matarlo mediante un brutal encarcelamiento.

"Al matar a Alexéi, Putin mató a mi mitad, la mitad de mi corazón y la mitad de mi alma", dijo Navalnaya el lunes. "Pero me queda otra mitad y esta me dice que no tengo derecho a rendirme".

Navalnaya se hizo eco de las declaraciones del presidente Joe Biden la semana pasada, en las que culpaba a Putin de la muerte de su marido, y sugirió que el equipo de Navalny estaba investigando las circunstancias de la muerte.

"Daremos nombres y mostraremos caras", dijo.

También abordó directamente una pregunta que muchos de los seguidores de Navalny se han estado haciendo tras su muerte: ¿por qué regresó a Rusia tras su envenenamiento en 2020, sabiendo que casi con toda seguridad lo matarían?

Afirmó que, en teoría, Navalny podría haber emprendido una nueva vida en el exilio y haber dejado de denunciar la corrupción y las luchas rusas.

"Pero no pudo", dijo Navalnaya. "Alexéi amaba a Rusia más que a nada en la tierra, amaba a nuestro país y a todos ustedes. Creía en nosotros, en nuestro poder, en nuestro futuro y en que merecíamos algo mejor. No solo lo creía de palabra, sino con hechos, tan profunda y sinceramente que estaba dispuesto a dar la vida por eso".

Navalnaya dijo que quería que sus dos hijos vivieran en una Rusia libre, la "única manera de que su impensable sacrificio no fuera en vano".

Su enardecedor mensaje fue muy bien acogido por los partidarios de Navalny, muchos de los cuales han sido expulsados del país y se sienten inmovilizados por el dolor.

Se produjo mientras las autoridades rusas seguían negándose a entregar el cadáver de Navalny a su madre en una remota localidad ártica cercana a la prisión donde murió.

La portavoz de Navalny, Kira Yarmysh, declaró el lunes que las autoridades habían comunicado a su madre que el cadáver sería sometido a un "examen químico" durante otros 14 días.

"Uno de los abogados fue literalmente expulsado" de la morgue del Ártico donde se cree que está el cuerpo de Navalny, dijo Yarmysh en una publicación en la plataforma de redes sociales X. Y añadió en otro mensaje: "Mienten, ganan tiempo para sí mismos y ni siquiera lo ocultan".

Las autoridades rusas iniciaron una investigación sobre las causas del fallecimiento de Navalny poco después de conocerse, una medida procesal que les permite retener el cadáver más tiempo de lo normal.

Ivan Zhdanov, director de la fundación anticorrupción de Navalny, dijo que el retraso significaba que los funcionarios rusos estaban "limpiando los rastros de su delito".

"Están esperando a que se calme la ola de odio y rabia hacia ellos", dijo Zhdanov en un mensaje en Telegram, la aplicación de mensajería.

El portavoz del Kremlin, Dmitri S. Peskov, rechazó el lunes cualquier indicio de irregularidad, afirmando que la investigación sobre la muerte de Navalny ha continuado "de acuerdo con la legislación rusa".

Más de 63.000 personas han firmado una petición exigiendo a los investigadores rusos la liberación del cadáver de Navalny, una campaña iniciada por OVD-Info, un grupo de derechos humanos con sede en Rusia.

Los dolientes han llevado flores a los monumentos conmemorativos improvisados en toda Rusia, rindiéndole homenaje a Navalny con actos de duelo que también han servido como una forma de protesta en un país donde incluso la disidencia más leve puede conllevar el riesgo de detención.

Las autoridades rusas han tratado de moderar la magnitud del duelo público. Se han retirado rápidamente las flores de los monumentos conmemorativos y la policía ha detenido a cientos de personas.

Los medios de comunicación rusos también han tratado de restarle importancia a la muerte de Navalny, limitando su mención en las emisiones de televisión. Funcionarios rusos han acusado a Occidente de sacar conclusiones precipitadas al culpar a Putin, describiendo las acusaciones como un ejemplo más de la injusticia de Occidente hacia Rusia.

Anton Troianovski y Neil MacFarquhar colaboraron con reportería.

Paul Sonne es un corresponsal internacional que se enfoca en Rusia y las diversas repercusiones de la política interior y exterior del presidente Vladimir Putin, con especial atención a la guerra contra Ucrania. Más de Paul Sonne

Ivan Nechepurenko cubre Rusia, Ucrania, Bielorrusia, los países del Cáucaso, y Asia Central. Reside en Moscú. Más de Ivan Nechepurenko

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