Desde hace algunos años, muchas de las firmas financieras más grandes del mundo interesadas en pulir su imagen ambiental se comprometieron a aprovechar su poder financiero para combatir el cambio climático.
Ahora, Wall Street ha cambiado por completo su postura.
En días recientes, varias gigantes del mundo financiero como JPMorgan, State Street y Pimco se retiraron de un grupo llamado Climate Action 100+, una coalición internacional de gestores de dinero que ejercía presión sobre las grandes empresas para que resolvieran problemas relacionados con el clima.
Desde hace meses, Wall Street se había ido retractando poco a poco de sus compromisos ambientales previos, en particular cuando los republicanos comenzaron a expresar duras críticas políticas y decir que las firmas de inversión aplicaban un "capitalismo progre".
Pero desde hace algunas semanas, se ha observado una aceleración significativa en este cambio. BlackRock, la mayor gestora de activos del mundo, redujo su participación en el grupo. Bank of America faltó a su compromiso de dejar de financiar nuevas minas de carbón, centrales eléctricas operadas con carbón y proyectos de perforación en el Ártico. Y los políticos republicanos, conscientes del cambio de circunstancias, instaron a otras empresas a seguir el ejemplo.
Los motivos que propiciaron esta explosión de actividad revelan cuánto se le ha complicado al mundo de los negocios cumplir sus promesas de actuar con más responsabilidad ambiental. Aunque muchas empresas dicen estar comprometidas con el combate al cambio climático, no es nada sencillo.
"Siempre fue cosmético", opinó Shivaram Rajgopal, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia. "Si firmar un papel les estaba dando dificultades a estas empresas, no es de extrañar que se hayan retirado".
Los gestores de activos estadounidenses tienen la responsabilidad fiduciaria de actuar en beneficio de sus clientes, y a las empresas financieras les preocupaba que una nueva estrategia de Climate Action 100+ las expusiera a riesgos legales.
Desde su fundación en 2017, el grupo se había propuesto lograr que las empresas cotizadas en bolsa compartieran más información sobre sus emisiones e identificaran riesgos comerciales relacionados con el clima.
Pero el año pasado, Climate Action 100+ anunció que cambiaría su objetivo a lograr que las empresas redujeran sus emisiones conforme a un plan que identificó como la fase dos de su estrategia. El nuevo plan instaba a las empresas de gestión de activos a ejercer presión sobre empresas como Exxon Mobil y Walmart para que adoptaran políticas que involucraran, por ejemplo, el uso de menos combustibles fósiles.
Además del riesgo de que a algunos clientes no les pareciera bien e incluso llegaran a demandarlas, surgieron otras inquietudes, como por ejemplo la preocupación de que actuar en conjunto con la intención de forjar la conducta de otras empresas entrara en conflicto con las normas antimonopolio.
"A nuestro juicio, asumir este nuevo compromiso con todos los activos que gestionamos generaría problemas legales, en particular en Estados Unidos", indicó en un comunicado un portavoz de BlackRock.
BlackRock también señaló que una de sus subsidiarias, BlackRock International, seguirá participando en el grupo (en reconocimiento tácito a que el ambiente regulatorio en Europa es diferente). BlackRock también afirmó que ofrecerá opciones para que sus clientes decidan si desean presionar a las empresas para que reduzcan sus emisiones.
Un portavoz de State Street comentó que la firma también identificó riesgos legales potenciales y determinó que el nuevo enfoque "no era congruente con nuestro enfoque independiente de voto delegado" y de relación con las empresas en las que invierte.
JPMorgan declaró que su salida del grupo se debe a que, en los últimos años, la empresa ha desarrollado su propio marco para abordar el riesgo climático.
El viernes, un día después de que JPMorgan, BlackRock y State Street abandonaron el grupo, Pimco, otra gestora de activos de gran talla, hizo lo propio. "Llegamos a la conclusión de que nuestra participación en Climate Action 100+ ya no está en línea con el enfoque de PIMCO en materia de sostenibilidad", afirmó un portavoz de la firma en un comunicado.
Un portavoz de Goldman Sachs Asset Management, otro miembro del grupo, se negó a hacer comentarios el sábado cuando le preguntaron si planeaba permanecer en el grupo.
La fractura de Climate Action 100+ fue una victoria para el representante Jim Jordan, republicano de Ohio, que encabezó una campaña contra las empresas con criterios ASG (sigla que se refiere a factores ambientales, sociales y de gobernanza).
Adoptar principios ASG y compartir opiniones en temas climáticos se ha vuelto la norma entre las empresas estadounidenses en años recientes. Varios directores ejecutivos han advertido sobre los peligros del cambio climático. Algunos bancos y gestoras de activos establecieron alianzas para eliminar gradualmente los combustibles fósiles. Se canalizaron billones de dólares a inversiones sostenibles.
Al mismo tiempo, aumentó la oposición: los republicanos comenzaron a denunciar que los compromisos climáticos de los bancos y las gestoras de activos eran una señal de que apoyaban una política progresista.
Algunos estados, como Texas y Virginia Occidental, les prohibieron a los bancos hacer negocios con el estado si se querían distanciar de las empresas que utilizaban combustibles fósiles. Además, a finales de 2022, Jordan arrancó una investigación del grupo, al que describió como un "'cartel' corporativo obsesionado con el clima", por conductas contrarias a la competencia.
El jueves, en una publicación de X, antes conocida como Twitter, indicó que la noticia era "una enorme victoria para la libertad y la economía estadounidense; esperamos que más instituciones financieras sigan su ejemplo y se olviden de conspiraciones con acciones ASG".
Varias empresas que salieron de Climate Action 100+ han dicho que su compromiso ambiental se mantiene firme. JPMorgan indicó que tiene un equipo de 40 personas dedicadas a la inversión sostenible y cree que el "cambio climático todavía les presenta riesgos económicos sustanciales y oportunidades a sus clientes".
Aron Cramer, director ejecutivo de BSR, consultora para empresas sostenibles, señaló que las empresas de Wall Street respondieron a presiones políticas, pero no renegaron de sus compromisos en el tema ambiental.
"El costo político se ha intensificado, al igual que el riesgo legal", aseveró. "Con todo y eso, estas empresas no han dado un giro total", añadió. "No han dejado de considerar el clima. Es un tema del que no se van a olvidar. Se adaptan al ambiente actual".
El representante Jim Jordan (republicano de Ohio) arrancó una investigación sobre conducta contraria a la competencia contra Climate Action 100+ en 2022. (Kenny Holston/The New York Times)