Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) están estudiando la posibilidad de flexibilizar sus recomendaciones sobre el tiempo de aislamiento tras dar positivo por coronavirus, otro reflejo del cambio de actitudes y normas a medida que retrocede la pandemia.
Según las directrices propuestas, ya no se aconsejaría a los estadounidenses aislarse durante cinco días antes de volver al trabajo o a la escuela. En su lugar, podrían volver a sus rutinas si han estado sin fiebre durante al menos 24 horas sin medicación, la misma norma que se aplica para los virus de la influenza y respiratorio sincitial. La propuesta alinearía los consejos de los CDC con las recomendaciones de aislamiento actualizadas de Oregón y California.
El cambio fue reportado anteriormente por The Washington Post, pero todavía está bajo consideración, según dos personas con conocimiento de las discusiones. La última vez que los CDC modificaron su política de aislamiento fue a finales de 2021, cuando redujeron el periodo recomendado de 10 a 5 días.
Si se adopta, el nuevo criterio señalaría que el COVID se considera una más de las infecciones respiratorias habituales. Pero al centrarse en la política de aislamiento para el COVID, por ejemplo, la agencia está desperdiciando una oportunidad para fomentar mejores políticas de salud pública, opinaron varios expertos.
“Desde una perspectiva de salud pública a largo plazo, creo que esto sienta un precedente realmente desafortunado”, afirmó Syra Madad, directora del programa de patógenos especiales de NYC Health + Hospitals. Madad instó a los CDC a “aprovechar esta oportunidad para cambiar realmente la manera en que respondemos a las epidemias y pandemias mortales y abogar por una baja familiar y por enfermedad remunerada, garantizada y nacional, en lugar de ceder a la opción más fácil: eliminar el periodo de aislamiento”.
A algunos investigadores les preocupaba que los estadounidenses interpretaran que el COVID había dejado de ser una amenaza. En su punto álgido de este invierno, el COVID cobró unas 1500 vidas a la semana. En los adultos mayores de 65 años, las muertes por COVID han sido de dos a cuatro veces más frecuentes que las causadas por la influenza.
“En Estados Unidos todavía hay muchas personas que contraen COVID y mueren por esta causa”, afirmó Boghuma Titanji, médica especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad Emory de Atlanta. “Cuando se hace una recomendación de salud pública, no debe basarse en lo que la gente ya está haciendo”, dijo.
Por el contrario, añadió, el consejo debe basarse en pruebas. Incluso las personas que solo padecen una enfermedad leve pueden desarrollar COVID prolongado, para el que aún no hay tratamiento, añadió Titanji. Según Jennifer Nuzzo, directora del Centro de Pandemias de la Facultad de Salud Pública de la Universidad Brown, las recomendaciones propuestas tampoco parecen tener en cuenta a los estadounidenses de edad avanzada ni a las personas inmunodeprimidas o que corren otro tipo de riesgo de sufrir consecuencias graves a causa de la COVID.
Nuzzo explicó que tiene una tía enferma de cáncer que contrajo COVID en dos ocasiones en un centro sanitario. “Lo lamento por las personas que ahora se sienten aún menos protegidas”, afirmó. Como mínimo, los CDC deberían aconsejar que las personas que abandonen el aislamiento tras un día sin fiebre usen también cubrebocas N95 o equivalentes cuando salgan de casa, añadió.
“No finjamos que de repente no eres contagioso” después de un día, dijo Nuzzo. “Tenemos que ser muy claros y transparentes al respecto: decir que creemos que sigue habiendo riesgo”. El uso de cubrebocas sigue siendo un tema muy controvertido en Estados Unidos. Pero muchas personas evitan los cubrebocas solo porque temen llamar la atención o ser vituperadas, dijo Jay Varma, director médico de Siga Technologies y excomisionado adjunto de salud de la ciudad de Nueva York.
Con el tiempo, el uso de cubrebocas por parte de los enfermos podría convertirse en la norma, como el uso de preservativos para prevenir las infecciones por VIH o de cascos para evitar lesiones en la cabeza, afirmó. “Ahora mismo un grupo considerable de personas se opone a llevar cubrebocas, pero eso no se arregla con el tiempo”, añadió.
“La gente cambia. La gente se muere. Los niños se hacen adultos”. Los funcionarios de los CDC declinaron discutir los cambios propuestos. “Seguiremos tomando decisiones basadas en las mejores pruebas y la ciencia para mantener a las comunidades sanas y seguras”, dijo la agencia en un comunicado.
*Apoorva Mandavilli - ©The New York Times