LAS VEGAS -- "Sigo sangrando un poco", afirmó Hanna Neeleman.
Estaba sentada frente a un aro de luz en la habitación de un hotel en Las Vegas, arrullando a una recién nacida mientras la maquillista deambulaba a su alrededor con la brocha para sombras en la mano.
A dos semanas de haber dado a luz a su octavo hijo, Neelemen, de 33 años, dijo que ya no necesitaba usar los pañales posparto, lo cual era muy conveniente, ya que iba a participar en el desfile en traje de baño del concurso de belleza Señora Mundo, una competencia anual para mujeres casadas de todo el mundo.
"Muchas de nosotras tenemos hijos y no creo que mostrar que acabo de tener un hijo sea motivo de vergüenza", aseveró Neeleman. "Por ejemplo, no voy a tener un abdomen perfectamente plano". El equipo de belleza le puso una cobija a la bebé, Flora Jo. "Ya respiró mucho aerosol para el cabello", bromeó, "pero fuera de eso ha estado segura".
Neeleman, exbailarina de la academia de Juilliard, es más conocida como estrella de las redes sociales que como reina de belleza. En internet usa el nombre de Ballerina Farm y millones de personas ven sus videos casi diarios donde muestra su vida en el campo, a 48 kilómetros de Salt Lake City.
En 2021, tenía poco más de 200.000 seguidores en Instagram. Para enero de 2021, el día del concurso, la cifra había subido a 9 millones; por lo general la buscan para verla ordeñar a su vaca, Tulip, y hornear pan en una estufa verde que encontró en Craiglist. La estufa se llama Agnes.
La marca (y Ballerina Farm es tanto una marca como una persona) es saludable y bucólica. Además de ser la estrella de este programa de redes sociales, Neeleman dice ser la fundadora y directora general de Ballerina Farm. No hay pastel que no pueda hornear, ni ninguna cantidad de niños o de ganado que no pueda manejar. Su esposo, Daniel, hace cameos como el sibarita que devora todo lo que ella cocina.
Neeleman es una especie de versión de Utah de Joanna Gaines, quien dirige el imperio de estilo de vida Magnolia junto con su esposo, Chip. Al igual que la familia Gaines, cuyos momentos de discusión marital los hacen más interesantes, Neeleman deja que sus espectadores vean sus defectos. "Me encantaría que pudieran oler mi casa en estos momentos huele delicioso", bromeó en un video reciente que la mostraba sosteniendo una charola de papas humeantes que había dejado en el horno demasiado tiempo.
En una época tan polarizada, Neeleman es a la vez una de las figuras de redes sociales más populares del país y un imán para las críticas. ¿Acaso es, como afirman sus seguidores, una mujer que ha tomado la decisión de quedarse en casa, criar a sus hijos y apoyar la granja familiar? O ¿será que, como afirman sus detractores, es alguien que usa las redes sociales para impulsar un regreso a los roles de género tradicionales a la vez que presume de los privilegios que le permitieron tener ese estilo de vida?
Como muchos otros influentes en internet, Neeleman ha monetizado su popularidad. FedEx patrocinó un video el año pasado que mostraba a su familia alistándose para unas "vacaciones de último minuto" a Hawái. Como parte de los preparativos, Neeleman estaba haciendo envíos exprés de algunos productos cárnicos de Ballerina Farm a su casa vacacional.
Neeleman, quien es miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, de vez en cuando alude a su fe, pero sus publicaciones no son abiertamente religiosas. Tampoco muestra tendencias hacia candidatos políticos o respecto a las problemáticas del día. Su trabajo en Instagram y Tik Tok está caracterizado por una actitud de "puedo hacerlo" y presenta a una mujer que no teme poner manos a la obra y ensuciarse en la granja para después formar parte de un concurso de belleza.
Neeleman asegura que, por un momento, pensó en no participar en el concurso de Señora Mundo. Ella y su esposo oraron para obtener la respuesta. "Él decía 'Dios, permítele a Hanna saber qué debe hacer. Hazla saber si está bien no participar, o dale la fuerza y la sanación para hacerlo'", narró ella.
Después de tomar la decisión, la estilista pasó a la casa de la familia en Kamas, Utah, para retocar sus luces. Un video de Instagram muestra el tinte chorreando por el caño de la misma tina en la que Neeleman había dado a luz días antes sin analgésicos y rodeada de su familia.
"Fue como si se hubiera deslizado hacia afuera", dijo acerca de su octavo hijo. "Por poco nace en el retrete".
Tras la sesión de maquillaje en la habitación de hotel, Neeleman se unió a las 37 participantes de Señora Mundo en una ronda clasificatoria. Al tiempo que se escuchaba el "sexi sexi sexi" de Buster Poindexter en los altavoces, desfilaron por el escenario del Westgate Resort and Casino en trajes de baño color turquesa y zapatos de plataforma.
Señora Rusia y Señora Ucrania pasaron muy cerca una de la otra. Sonrieron y cruzaron miradas con el jurado de la primera fila, entre los que estaba un ejecutivo de mercadotecnia de una empresa dental, la esposa del vocalista de la banda Creed y la Señora Mundo 2020.
La banda que llevaba Neeleman mostraba las palabras "Señora Estadounidense". Esto les permitió a los jueces saber que era estadounidense y que había ganado el concurso Señora Estadounidense del año pasado. También subió al escenario, de manera un tanto confusa, una mujer que llevaba una banda en la que se leía "Señora Estados Unidos". Este último concurso y "Señora Estadounidense" son distintos, ambos dirigidos por una magnate de 86 años, Elaine Marmel, quien también está a cargo del concurso Señora Mundo.
Después de que nombraron a Neeleman Señora Estadounidense el verano pasado, se volvió viral en los círculos conservadores debido a la respuesta que dio en el escenario respecto al empoderamiento femenino: "Después de tener mi recién nacida en brazos", dijo, "el sentimiento de ser madre y traerla a la tierra es el sentimiento de mayor empoderamiento que he tenido nunca".
Aunque algunos de los seguidores de Neeleman en internet celebraron su decisión de competir, alabándola por ser una supermamá, otros cuestionaron si estaba estableciendo un estándar poco razonable para otras mujeres puérperas, o si era una decisión poco inteligente llevar a un recién nacido en un avión y luego a un casino repleto de personas.
"Un concurso de belleza no es como correr un maratón", afirmó Neeleman. "Estoy literalmente en una silla, recibiendo mimos en su mayoría."
Esos mimos tienen un costo. Según Lucía Mendieta (es decir, la Señora Ecuador), la cuota de inscripción para la Señora Mundo fue de unos 2500 dólares. También hay que pagar los gastos de viaje y las concursantes deben llevar la mayoría de sus vestidos y otros atuendos. Maureen Mink, quien compitió como Señora Nación Navajo, calculó que había gastado 75.000 dólares anuales en concursos. Algunas concursantes dijeron que habían recibido ayuda de patrocinadores y organizaciones de concursos. La ganadora de la corona de Señora Mundo no recibe un premio monetario.
Después de la parte en traje de baño, las 38 mujeres se pusieron vestidos relucientes, muchos de ellos con capas. Mientras se paseaban por el escenario, el maestro de ceremonias le informó al público de las causas y organizaciones que apoyaban. En la lista de causas se encontraban la detección del cáncer, la capacitación de la mujer, la sensibilización sobre la salud mental, la donación de sangre y un grupo de defensa de la derecha llamado Madres por la Libertad.
"¡Conoce tu comida, conoce a tu agricultor!", declaró el maestro de ceremonias cuando Neeleman apareció con un vestido color champán de un solo hombro.
Entre el público, familiares y simpatizantes gritaron y vitorearon. Hubo banderas y sirenas. La familia de Neeleman, incluidos sus padres, su esposo y sus otros siete hijos, sostenían pancartas en primera fila.
Una parte clave del concurso tuvo lugar a puerta cerrada, cuando las concursantes se reunieron con los jueces. Neeleman dijo que le habían preguntado si sería capaz de compaginar las obligaciones de una ganadora de la corona de Señora Mundo con su ajetreada vida personal. Además del nuevo bebé, su padre se está muriendo de cáncer.
"Saber que el final de su vida está cerca y tener a este recién nacido y darle la bienvenida a esta vida en nuestra familia ha sido una experiencia llena de emociones", dijo. "Creo que eso es la Sra. Mundo. Es una mujer que tiene muchas facetas".
Los jueces, encargados de seleccionar a las 17 semifinalistas, rellenaron formatos de puntuación para cada parte del concurso. El domingo 21 de enero, Neeleman fue a la iglesia con su familia. Esa noche, junto con sus compañeros, volvió al escenario para la ronda final de tres horas.
El público se había duplicado desde las semifinales y ahora estaba compuesto, además de por familiares, por una corte real de reinas de la belleza pasadas y presentes vestidas de etiqueta, muchas de ellas con cocteles del bar del casino. La Señora Mundo saliente, Sargam Koushal, pronunció un discurso en el que describió el concurso como "una forma de dar esperanza a las mujeres casadas de que la vida no se acaba después del matrimonio", entre risas del público.
Antes de que se anunciaran las semifinalistas, Neeleman y las demás aspirantes interpretaron un número de baile al ritmo de "Viva Las Vegas". Neeleman estaba en primer plano, como una bailarina de Ballerina Farm, mientras la pequeña Flora Jo permanecía quieta en su carriola.
Neeleman pasó a la siguiente ronda, pero no mucho más allá. Cuando su nombre no figuró entre los de las seis finalistas, Flora Jo rompió a llorar como si supiera lo que ocurría.
La Señora Alemania acabó ganando la corona. Era todo sonrisas, sin lágrimas, mientras hacía una reverencia al público. Las 37 concursantes, incluida Neeleman, le dieron un abrazo entre todas. Familiares y admiradores irrumpieron en el escenario para tomar fotografías.
Después de unos momentos, Neeleman se alejó de las lentejuelas y las selfis. Era hora de amamantar.
Hanna Neeleman, la ganadora del concurso del año pasado de Señora Estadounidense, después del concurso de belleza Señora Mundo en el Westgate Hotel and Casino de Las Vegas, el 21 de enero de 2024. (Bridget Bennett/The New York Times)
Las participantes abrazan a Julia Carolin de Alemania después de coronarla Señora Mundo 2023 en el Westgate Hotel and Casino de Las Vegas, el 21 de enero de 2024. (Bridget Bennett/The New York Times)