(Science Times)
Los celulares pueden registrar lo que decimos y escribimos, adónde vamos, lo que compramos y lo que buscamos en internet. Pero aún no se utilizan para dar seguimiento a una de las mayores amenazas para la salud pública: los accidentes que causan los conductores distraídos con sus teléfonos.
Más de una década después de que los gobiernos federal y estatales se percataran de los peligros que entrañaba el uso del móvil al volante y empezaran a promulgar leyes para frenarlo, sigue sin haber una base de datos definitiva sobre el número de accidentes o víctimas mortales causadas por distracciones con el celular. Los expertos en seguridad afirman que lo más probable es que las estimaciones actuales subestimen un problema cada vez más grave.
La ausencia de datos claros se produce en un momento en que las colisiones van en aumento. Los accidentes automovilísticos registrados por la policía aumentaron un dieciséis por ciento de 2020 a 2021, de 14.400 a 16.700 al día, según la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA, por su sigla en inglés). En 2021, casi 43.000 estadounidenses murieron en choques, el nivel más alto en dieciséis años.
En 2021, solo 377 accidentes mortales --poco menos del uno por ciento-- fueron reportados como implicados por un conductor distraído con el teléfono, según la agencia de tráfico. Alrededor del ocho por ciento de los 2,5 millones de accidentes no mortales de ese año implicaron un móvil, según los datos de la agencia de tráfico.
Sin embargo, esas cifras no recogen todas las distracciones con el móvil, sino solo los accidentes en los que un informe policial menciona específicamente esa distracción. A menudo, según los expertos en seguridad, el uso del teléfono no se menciona en esos informes porque suelen depender de que el conductor admita la distracción, de que un testigo la identifique o, en casos aún más raros, del uso de registros de teléfonos móviles u otras pruebas forenses que demuestren definitivamente la distracción.
La policía puede acceder a los registros del celular, pero es un proceso engorroso que requiere una citación para proteger la intimidad del conductor. Incluso en ese caso, hay que hacer más análisis para relacionar la actividad telefónica del conductor con el momento del accidente.
"Ese análisis es caro y, a menos que la policía piense realmente que hay un caso penal, no lo hace", afirmó David Strayer, científico cognitivo de la Universidad de Utah y experto en la ciencia de la distracción del conductor. Añadió que "a menos que alguien confiese haber usado el teléfono, la policía no lo considera un factor".
Los expertos en seguridad afirmaron que los datos actuales carecen de rigor científico y son inexactos.
"Es casi seguro que se trate de una subestimación, porque a la gente no le gusta admitir cosas así", explicó Jake Nelson, director de Traffic Safety Advocacy & Research de la AAA. "Me resulta muy frustrante que no tengamos acceso a datos mejores, sobre todo ahora que estamos en el nivel más alto de los últimos dieciséis años", añadió, refiriéndose a las muertes por accidentes de tráfico.
La NHTSA admitió que, en lo que respecta a los accidentes, la distracción no se notifica en su totalidad. Mediante una declaración facilitada a The New York Times, la agencia aseguró que estaba "participando de manera activa en estudios para examinar la capacidad de medir la prevalencia de las distracciones en carretera".
Puede que los conductores no acepten las distracciones ante la policía, pero sí admiten ese comportamiento en encuestas anónimas. En una encuesta representativa a nivel nacional realizada en 2022, el Insurance Institute for Highway Safety reveló que alrededor del veinte por ciento de los conductores afirmaban desplazarse habitualmente por las redes sociales, leer el correo electrónico, jugar, ver videos o grabarlos y publicarlos mientras conducían.
Los datos, publicados en la revista Journal of Safety Research, revelaron que el 50 por ciento de los conductores admitieron haber participado en distracciones relacionadas con dispositivos en los últimos 30 días. Las investigaciones también demuestran que los conductores que se dedican a estas tareas se enfrentan a un mayor riesgo de accidente al apartar las manos del volante y los ojos y la atención de la carretera; los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades señalan que "a 89 kilómetros por hora, enviar o leer un mensaje de texto es como conducir a lo largo de un campo de fútbol americano con los ojos cerrados".
"Los usuarios habituales de estos dispositivos minimizan los riesgos", afirmó Aimee Cox, investigadora científica del Instituto de Seguridad Vial y autora del artículo publicado en la revista Journal of Safety Research. Añadió que al público puede resultarle relativamente fácil restar importancia a los riesgos cuando no existe una base de datos clara o una fuente de información que aclare el número de colisiones y muertes que provoca ese comportamiento.
"Me pregunto si eso contribuye a restar importancia a los riesgos", comentó.
Tecnológicamente, los teléfonos son capaces de relacionar el momento de un accidente de tráfico y la forma en que el conductor estaba utilizando el móvil en ese momento, dijo Strayer. Esto se debe a que los celulares están equipados con sensores y otras tecnologías de seguimiento y vigilancia que suelen utilizarse para la mercadotecnia, la medición de pasos y otras funciones.
"El teléfono deja muchas huellas, pero nadie las sigue", afirmó.
Strayer, asesora en casos legales penales y civiles relacionados con las distracciones al volante, dijo que en los dos últimos meses había asesorado dos casos de accidentes mortales en los que la policía no hizo análisis forense del teléfono móvil, "pero pude utilizar los datos existentes del celular para demostrar el uso definitivo".
Según Nelson, las leyes de protección de la intimidad limitan los datos de los móviles que pueden recopilarse sobre los accidentes, aunque los teléfonos recojan todo tipo de información sobre sus usuarios.
Se están barajando varias ideas que podrían contribuir a reducir la conducción distraída sin menoscabar las libertades civiles. Una de ellas, según Nelson, consistiría en utilizar cámaras en carretera que identificaran a los conductores que miran el teléfono o están distraídos y alertaran automáticamente a los policías que se encuentran más adelante. Las cámaras de carretera y autopista ya se utilizan para identificar a los conductores que exceden el límite de velocidad.
Un estudio publicado en octubre por el Insurance Institute for Highway Safety concluyó que las cámaras "son métodos razonablemente precisos para medir la prevalencia de las distracciones con el celular en la carretera".
Una señal de carretera cerca de Nichols, Nueva York, anima a los conductores a parar en un área de descanso para enviar mensajes de texto de forma segura, el 24 de abril de 2016. (Brett Carlsen/The New York Times)