El Parlamento noruego votó el martes a favor de autorizar la apertura de algunas partes del mar de Noruega con el propósito de explorar el lecho marino con fines de explotación minera, una decisión que refleja la creciente demanda internacional por los metales necesarios para construir las baterías que utilizan los vehículos eléctricos en todo el mundo.
La decisión abre camino para que los buscadores de depósitos los localicen en el lecho marino entre Noruega y Groenlandia, sobre todo al norte del Círculo Ártico, en áreas en que Noruega tiene soberanía nacional.
Las propuestas de exploración minera en áreas de aguas internacionales y costeras como las que se encuentran frente a Noruega han enfrentado gran oposición de ambientalistas que afirman que no se cuenta con suficiente información acerca de la vida al fondo del océano para autorizar actividades mineras.
En un principio, el trabajo en Noruega se concentrará en recopilar información sobre la cantidad de metales que hay en el lecho marino y los daños que podrían causarle las actividades mineras a gran escala a la vida acuática.
El Parlamento tendría que considerar el plan de nuevo antes de que se permita el arranque de cualquier actividad minera a escala industrial en el lecho marino.
Noruega se une a una lista creciente de naciones (como Japón, Nueva Zelanda, Namibia y las Islas Cook en el Pacífico del sur) que en años recientes han considerado la posibilidad de realizar actividades mineras en el lecho marino o han tomado medidas para iniciarlas.
De manera independiente, una agencia afiliada a las Naciones Unidas conocida como Autoridad Internacional de los Fondos Marinos está en proceso de preparar reglamentos que podrían permitir en determinado momento actividades mineras en el lecho marino en aguas internacionales en algunas zonas de los océanos Pacífico, Índico y Atlántico.
Esa autoridad se ha dedicado durante una década a intentar concretar normas para aguas internacionales. En tanto continúa ese debate, las naciones pueden tomar decisiones con respecto a la autorización de actividades mineras en las áreas costeras que controlan.
Noruega desde hace tiempo ha obtenido gran parte de su riqueza del mar, en un principio gracias a las actividades pesqueras y, en décadas más recientes, gracias a actividades extraterritoriales de perforación petrolera. De hecho, la industria petrolera le ha generado tantos ingresos desde los años sesenta que en la actualidad Noruega es una de las naciones más ricas del mundo.
No obstante, los funcionarios saben que, dadas las inquietudes globales en el tema del cambio climático y las acciones para eliminar el uso de combustibles fósiles, llegará el momento en que el petróleo comience a ser una fuente de ingresos menos considerable. Por lo tanto, en este momento buscan nuevas opciones para mantener la economía de Noruega, de nuevo gracias al mar.
"La extracción de minerales del lecho marino podría convertirse en una industria marina nueva e importante", señala un informe publicado el año pasado por el Ministerio de Energía de Noruega, que antes se conocía como Ministerio de Petróleo y Energía y cambió su nombre a partir de enero para reflejar este giro.
Algunos académicos, científicos y grupos ambientales de Noruega se han opuesto al plan.
"El océano es de vital importancia para nuestra supervivencia en este planeta", comentó Kaja Loenne Fjaertoft, bióloga marina de Noruega que trabaja con World Wildlife Foundation, que se ha movilizado para bloquear las actividades de minería en el lecho marino en todo el mundo. "Poner en riesgo la salud del océano es apostar con nuestro futuro".
Los ambientalistas también señalan que la química de las baterías está cambiando y es probable que los fabricantes de automóviles pronto no necesiten algunos de los metales que le interesan ahora a Noruega.
La minería del lecho marino en Noruega podría realizarse en un área de 280.000 kilómetros cuadrados del mar de Noruega colindante con el mar de Barents en aguas entre Noruega y Groenlandia, según el informe del gobierno sobre el plan.
Los contratistas mineros emplearían equipo operado a control remoto para llegar al lecho marino y luego alcanzar los llamados depósitos de sulfuro, que forman volcanes submarinos y contienen cobre, zinc e incluso pequeñas cantidades de oro, plata y cobalto, que es un ingrediente clave de muchas baterías para vehículos eléctricos.
Algunos de los principales actores de la industria petrolera como Equinor, la empresa en la que Noruega tiene participación mayoritaria, han expresado cierto escepticismo. Equinor indicó en un comunicado dado a conocer el año pasado que "reconoce los posibles riesgos ambientales asociados con la exploración y extracción de minerales del lecho marino".
Terje Aasland, ministro de Energía de Noruega, afirmó en una declaración que confía en que este nuevo plan puede tener éxito si es lógico en términos económicos, lo que dependerá en parte de la cantidad de metales que las empresas encuentren cuando comiencen a extraer.
No obstante, el Ministerio de Energía también ha indicado que solo permitirá la minería si es posible documentar que la extracción podrá realizarse "de manera confiable y responsable". Tampoco se permitirá la minería en áreas en las que haya respiraderos volcánicos submarinos activos, que se consideran especialmente sensibles.
"Estoy convencido de que los recursos minerales de nuestro lecho marino pueden extraerse de manera sostenible y responsable, siempre y cuando sea rentable recuperarlos", aseveró Aasland en un comunicado.
Los contratistas que trabajan con la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos todavía llevan la delantera porque han dedicado varios años a actividades de exploración del tipo que Noruega acaba de autorizar, en su mayoría en un área del Pacífico entre Hawái y México conocida como la zona Clarion-Clipperton.
The Metals Co., una empresa emergente de minería en el fondo marino con oficinas en Canadá, es la más adelantada. Llevó a cabo un proyecto de prueba de explotación minera a finales de 2022, mediante el cual extrajo más de 3000 toneladas de rocas del lecho marino. La empresa planea presentar este año una solicitud ante la Autoridad de los Fondos Marinos para que le permita arrancar actividades de minería a escala industrial.
Sin embargo, todavía no se sabe a ciencia cierta si estas actividades serán autorizadas o cuándo lo serán, pues los ambientalistas siguen ejerciendo presión sobre la agencia para demorar la decisión y todavía no se terminan de redactar los reglamentos aplicables.
De las naciones que en este momento consideran la posibilidad de emprender actividades mineras en el lecho marino a lo largo de su costa, las que podrían arrancar más pronto son Japón y las Islas Cook. Japón ya realizó una recopilación de prueba e incluso procedió a crear metales para baterías a partir de algunos de los materiales que recogió del fondo marino.
El gobierno japonés ya construyó su primer buque para actividades mineras en el fondo marino e indicó en noviembre que planea arrancar la minería a escala industrial en el lecho marino a finales de esta década. El área que planea aprovechar tiene "suficiente cobalto para cubrir la demanda de Japón los siguientes 88 años y suficiente níquel para cubrir la demanda de Japón los siguientes 12 años", afirmó el gobierno.
El Maersk Launcher, buque fletado por The Metals Company para la exploración minera en el lecho marino, espera en aguas mexicanas cerca de Rosarito a que las autoridades mexicanas le permitan proseguir a Estados Unidos, el 7 de junio de 2021. (Tamir Kalifa/The New York Times)
Un nódulo polimetálico en el escritorio de Michael Lodge, el secretario general de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, en Kingston, Jamaica, el 9 de diciembre de 2021. (Ashley Gilbertson/The New York Times)