WASHINGTON -- Desde que Donald Trump domina la política republicana, muchos demócratas han añorado un remedio mágico que los libre de su presencia.
Estaba la investigación de Mueller sobre la campaña de Trump en 2016 y sus vínculos con Rusia, que comenzó a los cuatro meses de su presidencia. Luego vino el primer juicio político. A continuación, después de que Trump perdió las elecciones de 2020 y sus partidarios irrumpieron en el Capitolio, el segundo juicio político.
Cada vez, los demócratas se imaginaron que Trump caería como figura política. En todos los casos, fueron decepcionados.
Este año, las esperanzas liberales han resurgido, con la presentación por parte de fiscales federales y estatales de 91 cargos por delitos graves contra Trump en cuatro causas penales.
Entonces, el martes llegó lo que parecía ser un acto de redención inesperado desde Denver. El máximo tribunal de Colorado dictaminó que Trump debía ser inhabilitado para ocupar un cargo público por incitar a la insurrección el 6 de enero de 2021, una decisión que quizá acabe en la Corte Suprema de Estados Unidos.
Una vez más, los demócratas tienen la mirada puesta en que las instituciones estadounidenses le pongan un alto a Trump, al que ven como una amenaza mortal para la democracia. Para muchos, puede ser más agradable pensar en que todo terminará para Trump por la vía judicial que imaginar el esfuerzo de la probable revancha del próximo año contra el presidente Joe Biden.
Y ahora que los demócratas son conscientes de la facilidad con la que Trump puede saltarse los frágiles mecanismos de seguridad del país (y de la mayoría conservadora de la Corte Suprema, que incluye a tres magistrados designados por él), su optimismo está teñido de inquietud.
"Al igual que muchos otros, di por hecho que cada juicio político, cada auto de consignación, cada delito penal sería su fin", afirmó Robert Reich, exsecretario del trabajo que durante un tiempo condujo un pódcast llamado "The Resistance Report".
Reich dijo que no creía que la Corte Suprema bloqueara la candidatura del expresidente. Pero al final de una entrevista el miércoles, casi se había convencido a sí mismo de la posibilidad de que ocurriera.
"Si la Corte Suprema ratifica la decisión de la Corte Suprema de Colorado, entonces estamos en un territorio jurídico diferente y en un territorio político muy diferente", dijo Reich. "Eso podría tener implicaciones en todos los estados".
Durante todo el tiempo que Trump estuvo en el cargo, los electores republicanos y muchos de los funcionarios electos del partido lo protegieron del castigo.
La única vez que su futuro en la política pareció estar en la cuerda floja fue cuando el Senado estuvo a 10 votos de condenarlo por incitar a una insurrección y la mayoría de los republicanos en la cámara encontraron razones para seguir a su lado y no inhabilitarlo para ocupar cargos federales en el futuro.
"En muchos momentos, se ha tenido la sensación de que podría hacerse rendir cuentas a Donald Trump", comentó Noah Bookbinder, presidente de Citizens for Responsibility and Ethics in Washington, el grupo de vigilancia que llevó ante los tribunales el caso de Colorado. "Lo que hemos visto una y otra vez es que los responsables de la toma de decisiones dejan pasar oportunidades para proporcionar una rendición de cuentas significativa porque suponían que alguien más lo haría".
Cuando ese momento de rendición de cuentas pasó de largo a principios de 2021, dejó abierta la posibilidad de otra campaña presidencial de Trump, que ahora se ha convertido en la amenaza más seria para la reelección de Biden.
Con esto en mente, algunos demócratas de la era de la Resistencia están evaluando la decisión de Colorado y si en realidad podría llevar a la Corte Suprema a evitar que Trump llegue a las boletas electorales en todo el país.
"Creo que muchos de nosotros supimos con Mueller que es mucho más fácil tener cero expectativas y estar gratamente sorprendido si algo sale como quieres", dijo Adam Parkhomenko, un estratega demócrata que fundó el super PAC Ready for Hillary antes de convertirse en una figura familiar en la oposición a Trump en las redes sociales. "Ahora solo hay tantas pelotas en el aire. Uno se pregunta cuál será la primera en caer, la que sea realmente el final del juego para él".
Incluso Biden, quien se ha mantenido al margen de los comentarios sobre las acusaciones penales de Trump, no pudo evitar opinar sobre la posibilidad de que su rival quede fuera de la votación.
Mientras hablaba con los reporteros tras descender del Air Force One en Milwaukee el miércoles, Biden dijo inicialmente que no haría comentarios sobre la sentencia de Colorado. La Casa Blanca no había dicho nada, y un portavoz de su campaña para el 2024 dijo el martes por la noche que la campaña tampoco lo haría.
Y entonces Biden se sinceró.
"Es evidente. Ustedes lo vieron todo", dijo. "Es evidente que apoyó una insurrección. No hay duda de ello. Ninguna. Cero".
Otros demócratas compartieron esta postura e incluso fueron más lejos.
Jon Cooper, un exlegislador del condado de Long Island que predecía con frecuencia en las redes sociales que un escándalo u otro forzaría la dimisión de Trump, profesó su confianza en que el caso de Colorado finalmente detendría a Trump.
Cooper, quien sigue publicando con frecuencia para sus 1,3 millones de seguidores en X, antes conocida como Twitter, dijo que no le preocupaba demasiado que este momento volviera a parecerse al de Lucy Van Pelt cuando le quita el balón de fútbol a Charlie Brown momentos antes de que pueda patearlo.
"Inclúyanme entre los que piensan que hay muchas posibilidades de que la Corte Suprema de Estados Unidos confirme la sentencia de la Corte Suprema de Colorado", dijo Cooper el miércoles. "Soy optimista".
El entonces presidente Donald Trump habla con los reporteros en la Casa Blanca el 22 de mayo de 2019. (Doug Mills/The New York Times)