Ya se ha demostrado que el Ozempic y otros medicamentos similares son muy eficaces para regular el azúcar en la sangre y ayudar a bajar de peso. Ahora, los científicos están analizando si pueden ser tan transformadores como para tratar una extensa variedad de otras enfermedades, desde las adicciones y la insuficiencia hepática hasta una causa frecuente de infertilidad.
“Es como una bola de nieve que se convirtió en avalancha”, señaló Lindsay Allen, una economista de la salud en Northwestern Medicine. A medida que los medicamentos cobran impulso, “dejan detrás de ellos este entorno totalmente reconfigurado”, comentó.
Gran parte de las investigaciones acerca de otros usos de la semaglutida, el compuesto del Ozempic y del Wegovy, así como de la tirzepatida, la sustancia presente en el Mounjaro y el Zepbound, apenas están en sus primeras etapas. Algunas de las grandes preguntas para las que los científicos buscan respuesta son: ¿los beneficios de estos fármacos solo se reducen a la pérdida de peso? ¿O tienen otros efectos, como disminuir la inflamación del cuerpo o calmar los pensamientos compulsivos del cerebro, que pudieran ofrecer la posibilidad de tratar muchas más enfermedades?
Es poco probable que lo sepamos pronto. “Apenas estamos aprendiendo cómo funcionan estos medicamentos”, señaló Daniel Drucker, uno de los primeros investigadores en estudiar dichos fármacos. (Drucker es consultor de Novo Nordisk, la empresa que fabrica el Ozempic y el Wegovy).
Los pacientes que padecen las enfermedades que mencionamos a continuación, muchas de las cuales tienen algunas buenas opciones de tratamiento, podrían beneficiarse a largo plazo si estos ensayos tienen éxito. Y cualquier uso nuevo de los medicamentos para bajar de peso podría catapultar los fármacos todavía más lejos y llevarlos a ser un éxito absoluto para sus fabricantes. Algunas de estas aplicaciones --por ejemplo, para cardiopatías y apnea del sueño, las cuales afectan a decenas de millones de personas-- se han convertido en objetivo para estas empresas y podrían resultar especialmente lucrativas. Estos medicamentos son una “mina de oro”, comentó Allen. “No hay límites con respecto hacia dónde se dirige el mercado”.
A medida que vayan surgiendo las pruebas derivadas de estos estudios, los investigadores van a tener una mejor idea de la manera exacta en la que actúan estos fármacos en el cuerpo. Si pueden servir como tratamiento de más enfermedades, podrían volver a revolucionar la medicina entera.
Alcoholismo
El problema: El trastorno por consumo de alcohol, también conocido como alcoholismo, es algo muy común y, en el año 2022, casi 30 millones de personas en Estados Unidos presentaron la enfermedad. Pero es raro que los pacientes reciban un diagnóstico y casi siempre es muy difícil que encuentren algún tratamiento. En el mercado, hay ciertos medicamentos que funcionan, pero algunas personas a las que podrían beneficiar ni siquiera saben de su existencia.
El potencial: Como dato anecdótico, algunas personas que toman fármacos como el Ozempic mencionan que estos medicamentos hacen que no quieran beber tanto y, en algunos casos, hacen que dejen de beber por completo. Los investigadores están intentando desentrañar por qué. Como estos medicamentos hacen que los pacientes sientan saciedad, tal vez pierdan el interés tanto en el alcohol como en la comida. También puede ser que, debido a que estos medicamentos actúan sobre algunas zonas del cerebro que regulan el apetito, también es posible que afecten las conductas compulsivas que podrían tener que ver con esas regiones del cerebro, como consumir alcohol o estimulantes, apostar, fumar o incluso morderse las uñas.
Las primeras pruebas: Un estudio reducido llevó a cabo el seguimiento de seis personas con alcoholismo que estaban tomando semaglutida para bajar de peso. Las seis bebían mucho menos después de que habían estado tomando el fármaco de uno a nueve meses. En una encuesta por internet a 153 adultos con obesidad (la mayor parte de los cuales eran blancos y de sexo femenino), quienes tomaban semaglutida o tirzepatida señalaron que bebían mucho menos que los demás que no tomaban estos medicamentos.
Pese a que los datos son limitados, algunos pacientes con alcoholismo ya han comenzado a preguntarles a los médicos acerca de estos fármacos. Los investigadores que estudian cómo afectan estos medicamentos la manera de beber respondieron hace poco a esa pregunta con un artículo publicado en Nature Medicine, en el que exhortaban a los médicos a no usar fármacos para el alcoholismo sin que se hicieran más investigaciones.
Síndrome de ovario poliquístico
El problema: Hasta cinco millones de pacientes en Estados Unidos padecen del síndrome de ovario poliquístico, o SOPQ. Este trastorno es una causa importante de infertilidad y algo que ocasiona periodos menstruales irregulares. Hay tratamientos disponibles (cambios en la dieta y el ejercicio, pastillas anticonceptivas y metformina, el medicamento que se usa para la diabetes), pero no a todas las pacientes les funcionan.
El potencial: Los investigadores creen que los niveles altos de testosterona contribuyen al desarrollo del SOPQ. Cuando las pacientes con esta enfermedad bajan de peso, casi siempre disminuyen sus niveles de testosterona. Las medicinas como el Ozempic podrían ayudar a regular las hormonas en mujeres con SOPQ, señaló Melanie Cree, quien encabeza uno de los primeros estudios para investigar si la semaglutida puede aliviar los síntomas del SOPQ.
Las primeras pruebas: Un estudio reducido de 27 pacientes con obesidad y SOPQ que tomaron una dosis baja de semaglutida reveló que después de seis meses, la mayoría de las participantes habían bajado de peso y sus periodos eran más regulares, lo cual sugería que el SOPQ estaba mejor controlado. Cree concluyó un estudio de la semaglutida en adolescentes con SOPQ que tuvo resultados parecidos y, ahora, está reclutando pacientes para otro estudio acerca de la regularidad del periodo.
Insuficiencia hepática
El problema: Hasta el 70 por ciento de los pacientes con diabetes tipo 2 y del 50 al 90 por ciento de las personas con obesidad padecen la enfermedad de hígado graso no alcohólico, o EHGNA, la cual se presenta cuando un exceso de grasa se acumula en el hígado. Esta enfermedad puede ocasionar una insuficiencia hepática tan grave que algunos pacientes terminan necesitando un trasplante de hígado.
El potencial: Es común que los médicos exhorten a los pacientes con sobrepeso u obesidad que tienen la EHGNA a bajar de peso con el fin de disminuir la cantidad de grasa e inflamación en el hígado. Debido a que los medicamentos como el Ozempic hacen que los pacientes bajen de peso, puede que también reduzcan la cantidad de grasa almacenada en el hígado. La diabetes tipo 2 también aumenta el riesgo de desarrollar la EHGNA. Cuando se da tratamiento, tal vez los medicamentos como el Ozempic también disminuyan el riesgo o la gravedad de la insuficiencia renal.
Los científicos tienen otras dos teorías acerca de la manera en que los fármacos pueden ayudar: al aumentar la resistencia a la insulina que es algo común en las personas con la EHGNA y reducir la inflamación que daña el hígado.
Las primeras pruebas: Un estudio financiado por Novo-Nordisk reveló que, al compararse con un placebo, la semaglutida no mejoró de manera importante la cicatrización del hígado ni el alivio de la esteatohepatitis no alcohólica, o EHNA, un tipo grave de la enfermedad de hígado graso no alcohólica. Este estudio incluyó a personas con cirrosis o hígado cicatrizado y dañado de manera permanente. Un ensayo más grande financiado por Novo Nordisk reveló que era más probable que los pacientes en las primeras fases que tomaban semaglutida mejoraran la EHNA que los pacientes que tomaban algún placebo, pero no era mucho más probable que mejoraran su cicatrización.
Ahora, Novo Nordisk está llevando a cabo un ensayo clínico mucho más grande acerca de la semaglutida y la EHNA, y la Administración de Alimentos y Medicamentos ha designado el fármaco como una "terapia innovadora" para esa enfermedad, cosa que agilizará la revisión regulatoria. Los investigadores financiados por Eli Lilly también están investigando si la tirzepatida puede servir como tratamiento de la EHNA.
Problemas cardiovasculares
El problema: En 2022, las enfermedades del corazón ocasionaron la muerte de casi 700.000 personas en Estados Unidos, lo cual la hace la principal causa de muerte en el país. Los especialistas afirman que hay una necesidad urgente de terapias nuevas que puedan reducir el riesgo de infartos al miocardio y de accidentes cerebrovasculares, así como disminuir síntomas de fatiga y dificultad para respirar que les dificulten a los pacientes con cardiopatías sobrellevar su día.
El potencial: La obesidad aumenta de manera significativa el riesgo de desarrollar cardiopatías, por lo que algunos médicos creen que bajar de peso podría tratar y prevenir problemas cardiacos. Quizás los fármacos también puedan ayudar reduciendo la inflamación, la cual puede hacer que se forme placa en el corazón y se produzcan trombos.
Las primeras pruebas: El mes de noviembre, un ensayo importante reveló que la semaglutida disminuía en un 20 por ciento el riesgo de eventos como los infartos al miocardio y los accidentes cerebrovasculares en los pacientes obesos y con sobrepeso que tenían cardiopatías. Otro ensayo en el que participaron pacientes con obesidad y un cierto tipo de insuficiencia cardiaca reveló que la semaglutida podía disminuir los síntomas y facilitar el ejercicio. Eli Lilly realizó su propio ensayo de tirzepatida e insuficiencia cardiaca. También hay otros estudios en proyecto: los investigadores están analizando si la semaglutida puede reducir la placa del corazón, disminuir los síntomas de la insuficiencia cardiaca o el daño ocasionado por accidentes cerebrovasculares.
Apnea del sueño
El problema: Aproximadamente 30 millones de personas en Estados Unidos padecen apnea obstructiva del sueño, en la cual la respiración se detiene y vuelve a comenzar en repetidas ocasiones durante el sueño. Los tratamientos como el uso de las máquinas de presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP, por su sigla en inglés) a veces ayudan, aunque a los pacientes casi siempre les resultan incómodas. Muchas personas con apnea del sueño no son diagnosticadas. Si el paciente no recibe un tratamiento adecuado, la enfermedad le puede hacer mucho daño a su salud y aumentar el riesgo de algunas complicaciones, como las cardiopatías y la diabetes tipo 2.
El potencial: La apnea del sueño es más común entre las personas obesas. Eso se debe a una serie compleja de factores, entre ellos, que los depósitos de grasa en el cuello pueden obstruir las vías respiratorias cuando la persona está acostada. Las investigaciones han demostrado que ayuda perder peso, por ejemplo, mediante cirugía bariátrica.
Las primeras pruebas: Hasta ahora, tenemos muy pocos datos, aunque un vocero de Eli Lilly señaló que la empresa esperaba terminar un estudio acerca de la tirzepatida y la apnea del sueño en la primavera de 2024. Actualmente, Novo Nordisk no está estudiando si la semaglutida puede servir como tratamiento de la apnea del sueño.
Insuficiencia renal
El problema: Aproximadamente uno de cada tres adultos con diabetes tipo 2 también tiene insuficiencia renal crónica, lo cual ocurre cuando los riñones están dañados y no pueden funcionar de manera correcta. Es posible que los pacientes con esta enfermedad requieran finalmente diálisis o un trasplante de riñón y, si no se les ofrece tratamiento, la enfermedad puede resultar fatal.
El potencial: Con el paso del tiempo, la insuficiencia renal se desarrolla con lentitud y es irreversible en casi todos los casos, señaló George Bakris, quien participó en un ensayo patrocinado por Novo Nordisk sobre semaglutida en personas con diabetes tipo 2 e insuficiencia renal crónica. Los medicamentos como el Ozempic podrían prevenir un daño mayor debido, en parte, a que la pérdida de peso disminuye el riesgo de desarrollar hipertensión y diabetes tipo 2, que son factores de riesgo para desarrollar insuficiencia renal.
No se sabe en absoluto de qué otra manera estos medicamentos podrían mejorar la insuficiencia renal crónica, pero un posible factor es que tal vez disminuyen la inflamación, la cual puede ser muy alta y dañina en personas con ese padecimiento.
Las pruebas: El mes de octubre, Novo Nordisk anunció que había suspendido un ensayo de semaglutida en personas con diabetes tipo 2 e insuficiencia renal crónica después de que un primer análisis determinó que el medicamento era eficaz, aunque la empresa todavía no publica los datos. Esta farmacéutica está financiando otro estudio para analizar el modo en que actúa la semaglutida en los riñones. Eli Lilly está financiando un ensayo de tirzepatida en personas con obesidad e insuficiencia renal crónica.
Estos y otros estudios forman parte de lo que Howard Forman, un profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale que se especializa en políticas de la salud, llama "una explosión de oportunidades".
Aún está por verse si esas oportunidades se pueden convertir en tratamientos nuevos.
"Estamos apenas en el inicio del florecimiento de toda esta industria y a mí nada me sorprendería", aseguró Forman.
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