Carter, JimmyCarter, RosalynnPresidents and Presidency (US)Funerals and Memorials
"Contra viento y marea", dijo el historiador Douglas Brinkley, "iba a utilizar sus recursos internos para estar allí". El expresidente salió de cuidados paliativos para asistir al servicio de su esposa.
Su rostro estaba pálido y demacrado, tenía las piernas envueltas en una manta y sus ojos no parecían mantener contacto con los miembros de la familia reunidos a su alrededor. Pero el martes, Jimmy Carter estuvo allí, en la primera fila de una iglesia de Atlanta, a solo unos metros del féretro de Rosalynn Carter, su esposa desde hacía 77 años.
Carter, de 99 años, se encontraba a más de 250 kilómetros de su casa de Plains, Georgia, donde ha recibido cuidados paliativos desde febrero. Fue trasladado a la iglesia en silla de ruedas, ante la mirada de los asistentes al funeral, muchos de los cuales lo veían por primera vez en nueve meses.
Que hiciera semejante viaje en su estado fue, para algunos, asombroso y, para su familia, motivo de preocupación.
Y, sin embargo, también era muy fiel a su estilo: una muestra de la tenacidad, rayana en la obstinación, que ha sido una característica definitoria de Carter, el presidente más longevo de la historia de Estados Unidos.
"Contra viento y marea, Jimmy Carter iba a utilizar sus recursos internos para estar allí", dijo el historiador presidencial Douglas Brinkley, quien añadió que el expresidente "tiene la fuerza de voluntad más intensa de todas las personas que he conocido".
La determinación siempre ha sido el núcleo de la identidad de Carter, sobre todo en lo que respecta a su esposa, quien lo rechazó cuando él le pidió matrimonio por primera vez. Pero también ha evolucionado hacia una intensidad silenciosa que lo ha impulsado --y a veces consternado a su familia y ayudantes-- al desafiar repetidamente a la enfermedad y las dolencias.
"Es un hombre de enorme resistencia, fuerza y voluntad", dijo el martes en CNN el escritor Kai Bird, biógrafo de Carter, al concluir el servicio.
En 2019, poco después de una caída que dejó a Carter con un ojo morado y puntos de sutura, acudió a ayudar a construir casas en Nashville para Hábitat para la Humanidad. "Tenía una prioridad número 1: venir a Nashville a construir casas", dijo Carter en una reunión de voluntarios, según la revista People.
"Una de las cosas que enseñó Jesús fue: si tienes algún talento, intenta utilizarlo en beneficio de los demás", dijo Carter, quien entonces tenía 95 años, a la revista, que informó de que tenía 14 puntos de sutura en la cabeza. "Eso es lo que Rosa y yo hemos intentado hacer".
Poco después se fracturó la pelvis. Hizo caso omiso de las súplicas de su familia y del personal y se presentó para enseñar en la escuela dominical de la Iglesia Bautista de Maranatha, encaramándose cuidadosamente a un taburete frente a la congregación para ofrecer un sencillo sermón sobre ser un prójimo amable y cariñoso.
Después, él y Rosalynn Carter permanecieron en sus asientos, mientras decenas de visitantes de todo el mundo hacían fila para fotografiarse con ellos.
A Carter apenas se le ha visto en público desde que empezó a recibir cuidados paliativos y, en mayo, el Centro Carter anunció que Rosalynn Carter, defensora durante mucho tiempo de un mayor acceso a la atención de salud mental, padecía demencia. Murió el 19 de noviembre, a los 96 años.
La familia Carter expresó su preocupación por el hecho de que asistir al servicio religioso del martes pudiera resultar agotador para el expresidente. Pero también reconocieron la importancia de su presencia en la iglesia, donde se le unieron algunos de sus sucesores y todas las cónyuges presidenciales vivas.
"Ha sido un sostén moral para mucha gente, pero ella era realmente ese sostén para él", dijo su nieto, Jason Carter. "Se alegra de que no se lo va a perder, pero todos estamos preocupados por él".
La hija de los Carter, Amy Carter, dijo en el servicio que su padre no podía hablar a los asistentes. Así que leyó una carta de amor que él escribió a su esposa cuando servía en la Marina, hace más de siete décadas.
"Querida mía, cada vez que he estado lejos de ti, me he emocionado al volver y descubrir lo maravillosa que eres", escribió Carter en la carta. "Mientras estoy lejos, intento convencerme de que realmente no eres, no podrías ser, tan dulce y hermosa como recuerdo. Pero cuando te veo, vuelvo a enamorarme de ti".
"¿Te parece extraño?", continuó. "A mí no me lo parece. Adiós, cariño. Hasta mañana, Jimmy".
Peter Baker colaboró con reportería.
Rick Rojas es corresponsal nacional en el sur de Estados Unidos. Es reportero para el Times desde 2014. Más de Rick Rojas
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