El costoso mundo acuático de Dubái

The New York Times: Edición Español

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Para ser una ciudad desértica, Dubái, en Emiratos Árabes Unidos, parece un paraíso acuático. Los visitantes pueden bucear en la piscina más profunda del mundo o esquiar dentro de un enorme centro comercial donde pingüinos juegan sobre nieve fresca. Una fuente --promocionada como la más grande del mundo-- rocía al aire más de 22.000 galones de agua, al ritmo de la música que emana de los altavoces a su alrededor.

Pero para mantener esta opulencia, la ciudad depende de un suministro de agua con el que no cuenta. Así que recurre al mar, y se vale de tecnologías de desalinización que consumen grandes cantidades de energía para ayudar a hidratar a una metrópolis que crece a pasos agigantados.

Todo esto tiene un precio. Los expertos dicen que la dependencia de la desalinización en Dubái afecta al golfo Pérsico, ya que produce residuos salobres conocidos como salmuera que, junto con los compuestos químicos que se utilizan durante el proceso de desalinización, aumenta la salinidad del golfo. También eleva la temperatura de las aguas costeras y daña la biodiversidad, la industria pesquera y las comunidades de la costa.

El golfo también está bajo presión por el cambio climático y por la iniciativa de Dubái de construir islas multimillonarias por medio de la recuperación de tierras. Entre los bienes inmuebles que están a la venta frente al mar hay una isla privada de 34 millones de dólares con forma de caballito de mar, ubicada en el archipiélago artificial.

Si no se toman medidas inmediatas para contrarrestar el daño, la desalinización, aunada al cambio climático, incrementará al menos 2,78 grados Celsius las temperaturas del agua en más del 50 por ciento del área del golfo para 2050, según un estudio de 2021 publicado en la revista científica The Marine Pollution Bulletin en ScienceDirect, un sitio web para artículos arbitrados.

Dubái, una de las ciudades más pobladas de Emiratos Árabes Unidos, ha tomado medidas para atender los daños mediante iniciativas ambientales y tecnologías nuevas, pero la presión para que haga más es cada vez mayor. A finales de este mes, la ciudad será la sede de la cumbre mundial del clima de Naciones Unidas, conocida como COP28, lo que ya ha exacerbado las tensiones relacionadas con las inversiones en combustibles fósiles que tienen EAU y otros países participantes.

Más allá de facilitar las ostentosas actividades recreativas de Dubái, el agua es esencial para sostener la vida, y la desalinización genera agua potable para una ciudad sedienta. Según un informe de sustentabilidad de 2022, la Autoridad de Electricidad y Agua de Dubái (DEWA, por su sigla en inglés) abastece de agua a más de 3,6 millones de residentes, así como a la población de más de 4,7 millones de visitantes, que están activos en la ciudad durante el día. Para 2040, la autoridad prevé que estas cifras aumentarán, lo cual elevará la demanda de agua limpia.

El año pasado, la ciudad desalinizó alrededor de 163.600 millones de galones de agua, según el mismo informe de sustentabilidad. Por cada galón de agua desalinizada que se produce en el golfo, se libera un promedio de un galón y medio de salmuera en el océano.

En Dubái, la planta de desalinización y energía de Jebel Ali --el complejo más grande de su tipo en el mundo-- canaliza agua del mar, la somete a una serie de fases de tratamiento, y luego la manda a la ciudad como agua potable. Pero las 43 plantas de desalinización en Jebel Ali funcionan con combustibles fósiles. Emiratos Árabes Unidos produjo más de 200 millones de toneladas de carbono en 2022, de las emisiones más altas per cápita a nivel mundial.

La desalinización de agua de mar ha sido una forma de sustento para EAU desde hace casi 50 años, pero ahora otras regiones costeras, como Carlsbad, California, están adoptando la tecnología para lidiar con graves sequías. El estado de Florida es el líder nacional en desalinización, y más al interior, Arizona está considerando canalizar agua desalinizada de México.

Desde hace mucho tiempo, otros países del golfo también han recurrido a las operaciones de desalinización, entre ellos Baréin, Kuwait, Arabia Saudita y Catar. A diferencia de sus vecinos petroleros, la economía de Dubái se basa principalmente en el turismo, la promoción inmobiliaria y la aviación, aunque su breve bonanza petrolera en los años sesenta y setenta puso los cimientos financieros para la infraestructura de grandeza arquitectónica de la ciudad.

"Es una marca", afirmó Khaled Alawadi, profesor asociado de urbanismo sustentable en la Universidad de Khalifa en Abu Dabi. "Cualquier destino turístico, sobre todo si tiene posible competencia en la región, busca dominar".

Dubái ya anunció iniciativas ambientales para contener su enorme consumo de recursos, entre ellas una labor para reducir un 30 por ciento la demanda de energía y agua para 2030 y obtener el 100 por ciento de su producción energética de fuentes de energía renovables para 2050. El país incluso ha recurrido a los cielos como una fuente alternativa de agua, ya que contrató a científicos para que estimulen las nubes por medios químicos a fin de que generan precipitaciones (aunque hay poco consenso de que este proceso en realidad funcione) y motiva a los hoteles en Dubái a generar sus propios recursos hídricos mediante la captación de agua atmosférica.

Faisal Almarzooqi, profesor asociado en la Universidad de Khalifa que estudia la desalinización del agua en Emiratos Árabes Unidos, relató que había presionado a los funcionarios del gobierno para que evitaran que ciertos establecimientos, como las fábricas de metales y los parques acuáticos, utilizaran agua potable para fines no relacionados con beberla.

"En un momento en que el agua es tan valiosa, quizá hay mejores maneras de hacer cosas como actividades recreativas", señaló.

Almarzooqi agregó que los niveles de salinidad cada vez más altos en el golfo eran peligrosos porque el agua de por sí es hipersalina, así que agregarle más sal amenaza la biodiversidad del golfo.

Dubái va por buen camino. En 2021, la ciudad ordenó que todos los proyectos nuevos de desalinización fueran construidos con la que es ampliamente considerada como la tecnología más eficiente y respetuosa con el medioambiente disponible en el mercado: la ósmosis inversa. Sin embargo, la mayoría de las plantas de desalinización en el país siguen usando una tecnología más antigua llamada destilación instantánea de múltiples etapas.

A diferencia de la ósmosis inversa, que elimina la sal y otros contaminantes al propulsar agua por una membrana semipermeable, la destilación instantánea de múltiples etapas depende del calor. Hace décadas, cuando Emiratos Árabes Unidos empezó a explorar la destilación, la tecnología era más capaz de manejar la alta salinidad del golfo, mientras que la ósmosis inversa puede hacer lo mismo ahora. Y aunque ambas tecnologías producen salmuera, los residuos de la destilación instantánea de múltiples etapas son mucho más calientes, por lo que dañan mucho más el ecosistema.

El nuevo complejo energético Hassyan de la DEWA en Dubái usará destilación por ósmosis inversa y lleva más de un año operando con gas natural en lugar de carbón. Se espera que el proyecto de 3400 millones de dólares genere más de 140 millones de galones de agua al día.

La DEWA ya empezó a investigar opciones sustentables para gestionar y reciclar la salmuera mediante un proceso de tratamiento de agua conocido como descarga de líquidos cero (ZLD, por su sigla en inglés) y destilación por membrana, tecnologías que los expertos esperan funcionen para tratar el agua salina y las aguas residuales. No obstante, aún no se han desplegado técnicas para resolver el problema a gran escala, aunque sí se están investigando soluciones en todo el mundo.

Pese a estos esfuerzos, Dubái enfrenta críticas. "No veo muchas iniciativas, para ser honesto", opinó Almarzooqi. "Siento que están más enfocados en hacer que los sistemas operen con energía renovable, pero casi nadie habla de la salmuera".

Gente reunida a la orilla del lago artificial Burj para ver el espectáculo sincronizado de chorros de agua y música, en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, el 18 de julio de 2023. (Katarina Premfors/The New York Times)

Vista aérea de Bluewaters, una isla artificial en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, el 15 de julio de 2023. (Katarina Premfors/The New York Times)

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