El aumento de las infecciones de transmisión sexual en Estados Unidos ha dado un giro especialmente trágico: en 2022, se registraron más de 3700 casos de sífilis congénita, aproximadamente once veces más que hace una década, según datos publicados el martes por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés).
La sífilis durante el embarazo puede provocar abortos espontáneos y mortinatos, y los bebés que sobreviven pueden quedar ciegos o sordos o presentar graves retrasos en su desarrollo. En 2022, la enfermedad causó 231 mortinatos y 51 muertes infantiles. Casi el 90 por ciento de los casos nuevos podrían haberse evitado con pruebas y tratamiento oportunos, según la agencia.
“La sífilis en bebés sigue aumentando y la situación es grave”, comentó en una entrevista la doctora Laura Bachmann, directora médica de la División de Prevención de Enfermedades de transmisión sexual de la agencia. “Tenemos que hacer las cosas de otra manera. Un solo caso es indicio de un fallo en la infraestructura de salud pública y ahora tenemos 3700 casos”, añadió.
El sistema se rompe de múltiples maneras. Casi el 38 por ciento de los 3700 bebés nacieron de mujeres que no recibieron atención prenatal. De las mujeres que acudieron al menos a una cita prenatal, el 30 por ciento nunca se sometió a la prueba de la sífilis o lo hizo demasiado tarde. Y entre las que dieron positivo en las pruebas de sífilis, el 88 por ciento recibió un tratamiento inadecuado, indocumentado o no recibió tratamiento alguno.
Los departamentos de salud pública solían tener equipos de especialistas en intervención de enfermedades y enfermeras que se aseguraban de que las mujeres embarazadas se sometieran a las pruebas y recibieran tratamiento -incluso si eso significaba ir a inyectarlas a sus casas- y rastreaban todos sus contactos, aseguró Thomas Dobbs, decano de la Escuela John D. Bower de Salud de la Población de la Universidad de Misisipi.
Pero esos departamentos han sido desmantelados a lo largo de los años. ”No se puede desmantelar la infraestructura de la sanidad pública y no esperar que ocurran cosas negativas”, afirmó Dobbs. “No puedo creer que estemos en este estado de salud en un país tan adinerado como el nuestro”.
Calificando el aumento de la sífilis congénita de “crisis vergonzosa” acelerada por los recortes de fondos y las trabas burocráticas, la Coalición Nacional de Directores de ETS exigió el martes 1000 millones de dólares en fondos federales y un coordinador de respuesta a la sífilis en la Casa Blanca para frenar la marea. La sífilis fue casi eliminada en Estados Unidos hace unos veinte años, pero aumentó un 74 por ciento, hasta 177.000 casos, entre 2017 y 2021. Otras ITS también están en aumento: en 2021, hubo 1,6 millones de casos de clamidia y más de 700.000 casos de gonorrea.
Las cifras estaban aumentando incluso antes de la pandemia, pero en los últimos años, un descenso en la atención preventiva rutinaria, un cambio a más citas de telesalud para la atención prenatal y la reducción de las horas de atención clínica quizá hayan agravado la situación. Las razones del aumento de la sífilis congénita variaron un poco según la región. La ausencia de pruebas o la realización de estas demasiado tarde fueron las causas del 56 por ciento de los casos en la zona oeste y el tratamiento inadecuado causó el 55 por ciento de los casos en la zona sur.
En Misisipi, la gente a veces debe conducir durante horas para encontrar un obstetra o carecen de medios de transporte, trabajo o situación familiar que faciliten la búsqueda de atención sanitaria. ”Si uno se encuentra en un estado en el que la pobreza es endémica, como es el caso de Misisipi, donde la clase trabajadora lucha por salir adelante, todo se convierte en un obstáculo”, explicó Dobbs.
En todo el país, aproximadamente una de cada cinco mujeres embarazadas a las que se le diagnosticó sífilis no recibió atención prenatal, lo que sugiere que se sometió a la prueba en otro entorno, como una sala de urgencias, una prisión o un programa de intercambio de agujas.
Esa proporción fue mayor en Míchigan, donde alrededor de un tercio de todas las ITS se diagnosticaron en los servicios de urgencias. “Cada vez más personas reciben lo que debería ser una atención sanitaria preventiva rutinaria en los servicios de urgencias”, afirmó Natasha Bagdasarian, directora médica del estado. Dado que los médicos de urgencias no mantienen una relación duradera con los pacientes, “es más fácil que la gente pase desapercibida”, señaló.
La sífilis estaba resurgiendo sobre todo entre los hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres, pero en los últimos años se ha colado en las redes heterosexuales. Entre las mujeres en edad reproductiva, los diagnósticos de sífilis aumentaron un 17,2 por ciento entre 2021 y 2022, según el nuevo informe. Pero los departamentos de salud pública no están tan bien conectados con las mujeres heterosexuales como con las organizaciones comunitarias que ayudan a los hombres homosexuales y bisexuales con la prevención del VIH y las ITS.
“Hay una falta de conciencia entre las mujeres en edad fértil de que la sífilis sigue existiendo y que puede afectarlas y cuáles podrían ser las consecuencias para su hijo por nacer”, dijo Bagdasarian. Es posible que las mujeres embarazadas no presenten síntomas ni se den cuenta de que necesitan someterse a pruebas o tratamiento.
Los CDC recomiendan la detección de la sífilis en la primera visita prenatal o en cuanto se detecte el embarazo. En el caso de las mujeres con alto riesgo de infección debido a su lugar de residencia, consumo de sustancias o comportamiento sexual, los CDC recomiendan realizar dos pruebas más: a las 28 semanas de gestación y en el momento del parto.
Muchos estados van más allá y obligan a todas las mujeres embarazadas a someterse a pruebas de detección de la infección en los tres momentos. Esto se debe, en parte, a que las mujeres que obtienen un resultado negativo al principio del embarazo pueden contraer la sífilis más adelante.
Para confirmar el diagnóstico de sífilis suelen ser necesarias dos pruebas positivas, pero los CDC recomiendan a los profesionales sanitarios que traten a las mujeres que tal vez no vuelvan tras un único resultado positivo.
Los primeros casos de sífilis en una mujer embarazada pueden tratarse con una única inyección de un antibiótico llamado penicilina G benzatínica, comercializado como Bicillin por Pfizer. En junio, Pfizer advirtió a la Administración de Alimentos y Medicamentos que la Bicillin escaseaba, en parte debido al fuerte aumento de la demanda de tratamientos contra la sífilis.
Los CDC han pedido a los profesionales sanitarios que den prioridad al uso de la Bicilina para las mujeres embarazadas con sífilis. La única alternativa es la doxiciclina, que debe tomarse dos veces al día durante varias semanas y no se recomienda a las embarazadas. El nuevo estudio se realizó antes de la escasez del fármaco, por lo que las cifras de tratamiento de este año podrían ser peores.
Más opciones de tratamiento, sobre todo asequibles, facilitarían las cosas, al igual que las vacunas y la mejora de las pruebas. “La tecnología de las pruebas de sífilis no ha cambiado mucho en muchas décadas”, afirmó Bachmann. ”Hay mucho que hacer”, añadió. “Es obvio que tenemos un sistema descompuesto”.