Biden viajará a Israel, una visita que implica riesgos de seguridad y políticos

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Un viaje del presidente de Estados Unidos a Israel en un momento tan crítico plantea enormes desafíos a la Casa Blanca.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, viajará a Israel el miércoles para mostrar su solidaridad con el aliado más cercano de Estados Unidos en Medio Oriente, una visita en tiempos de guerra para reforzar la determinación del país de erradicar a Hamás, pero también para instar a poner límites en lo que parece destinado a ser una invasión terrestre a la Franja de Gaza con una gran cantidad de víctimas.

Será un viaje plagado de riesgos, tanto políticos como físicos.

La Casa Blanca anunció la visita el lunes por la noche, después de que Biden se reuniera en el Despacho Oval con sus principales responsables de inteligencia y sus asesores más cercanos para debatir si aceptaba la invitación que el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, le había hecho el fin de semana.

En una rueda de prensa el lunes por la noche, John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, dijo que Biden se centraría en "la necesidad crítica de que la ayuda humanitaria llegue a Gaza, así como en la posibilidad de que la gente inocente pueda salir".

Dijo que el presidente mantendría reuniones en Tel Aviv y en Amán, Jordania, con los dirigentes de Jordania, Egipto y la Autoridad Palestina.

Aunque Biden y el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, han respaldado el derrocamiento de Hamás, también han recalcado al gobierno de Netanyahu que una vez que el mundo vea a Israel detonando edificios y causando víctimas palestinas, el sentimiento público en todo el planeta podría cambiar drásticamente. Se centraría menos en el ataque terrorista del 7 de octubre, con sus escenas de cuerpos incinerados y niños masacrados, y más en la brutalidad de la respuesta.

"Evidentemente, no queremos más sufrimiento para los civiles", declaró Kirby, aunque añadió que no se habían puesto condiciones al envío de armas y otro tipo de ayuda a Israel.

Antes del anuncio, dos funcionarios del gobierno, teniendo en cuenta las marchas pro-Palestina en Europa, en Nueva York y en algunos campus universitarios de Estados Unidos, dijeron en entrevistas que ya podían sentir que el relato estaba cambiando. Hablaron bajo la condición de mantener el anonimato para poder discutir las evaluaciones internas de la gestión.

La visita de Biden es una muestra extraordinaria de apoyo a Israel en medio de la guerra, similar al viaje breve de Biden a Ucrania en febrero para reforzar el apoyo internacional al presidente Volodímir Zelenski. Y al igual que el viaje de Biden a Kiev se produjo cuando Ucrania estaba en la cúspide de una operación militar de gran envergadura, la visita a Jerusalén se produce cuando cientos de miles de tropas israelíes están a punto de abrirse camino a través del atestado paisaje urbano de Gaza para llevar a cabo la promesa de Netanyahu de eliminar a Hamás.

El riesgo para la seguridad de un viaje de este tipo quedó patente el lunes, cuando las sirenas que advertían de la llegada de cohetes o misiles sonaron mientras Blinken, quien se encontraba en Israel para su segunda visita en una semana, se reunía en una base militar con Netanyahu y su gabinete de guerra. Blinken y sus anfitriones fueron trasladados a un búnker y se refugiaron allí durante cinco minutos antes de reanudar sus conversaciones. (Hubo una advertencia similar cuando Biden recorría unas cuadras de Kiev con Zelenski en febrero).

Pero los riesgos físicos en Tel Aviv se consideraron lo suficientemente bajos, dijo Kirby, que "se consideró apropiado que podamos hablar de ello de antemano". El viaje a Kiev, donde no había fuerzas estadounidenses presentes para respaldar al Servicio Secreto, se mantuvo confidencial.

Biden ha dicho a menudo que se siente muy cómodo en Israel, como quedó patente en julio de 2022, cuando hizo su única visita como presidente. Netanyahu no estaba en el poder en ese momento, lo que no representó ningún problema para el equipo de Biden. Su gobierno ha estado en constante conflicto con el líder israelí por sus esfuerzos para fortalecer su poder mediante un plan para limitar al poder judicial, y los esfuerzos de su coalición de extrema derecha para ampliar los asentamientos en tierras en disputa.

Ahora, sin embargo, Netanyahu encabeza un gobierno de unidad que se ha aliado específicamente para proseguir la guerra, junto con el exministro de Defensa Benny Gantz y su partido centrista. Los asesores de Biden esperan que el papel central de Gantz, un antiguo general que sirvió en las Fuerzas de Defensa de Israel durante 38 años, cambie la dinámica de sus conversaciones.

Pero cuando Gantz hizo campaña contra Netanyahu en 2019, se presentó como un partidario de la línea dura y se jactaba de que cuando era jefe de Estado Mayor, el máximo puesto militar, "partes de Gaza fueron enviadas de vuelta a la Edad de Piedra". También se le acusó de causar bajas civiles innecesarias.

Los riesgos políticos para Biden son difíciles de dimensionar. El domingo, Biden advirtió en el programa 60 Minutes, su primer esfuerzo público significativo para pedir cautela a Israel, que creía "que sería un gran error" que Israel volviera a ocupar Gaza, un paso que las autoridades israelíes dicen que no tienen intención de dar. Pero no han explicado quién administraría la Franja de Gaza en ausencia de Hamás, ni cómo podrían evitar que un grupo similar surgiera de las cenizas de la ciudad de Gaza.

También advirtió que "tiene que haber una Autoridad Palestina; tiene que haber un camino hacia un Estado palestino". Tanto él como otros miembros del gobierno repiten, cada vez con más frecuencia, que la mayoría de los palestinos de Gaza no apoyan a Hamás, que controla esa porción de tierra desde hace más de 16 años.

Las autoridades israelíes aseguran que trabajarán para limitar el número de muertes de civiles. Culpan a Hamás de decir a los gazatíes que permanezcan en su lugar, donde Israel ya está atacando con misiles, en vez de acatar las advertencias israelíes de evacuar hacia el sur. Pero varios funcionarios estadounidenses han señalado que los reservistas llamados de nuevo al servicio por Israel tienen, en gran medida, poca formación en una guerra urbana y que es probable que disparen a todo lo que se mueva.

Las visitas del secretario de Defensa de EE. UU., Lloyd Austin III, de Blinken y ahora de Biden, en parte buscan forzar a los funcionarios israelíes a pensar en cómo entrar en Gaza sin quedarse atrapados allí, y sin ser vistos como indiferentes a los civiles palestinos. Hasta ahora, según un funcionario que ha participado en las conversaciones, los funcionarios israelíes han dicho que es demasiado pronto para pensar en el futuro de Gaza porque primero hay que eliminar a Hamás.

"Biden cree que tiene la autoridad moral aquí", dijo Thomas Nides, que fue embajador de Biden en Israel hasta que renunció en el verano. "Ha defendido al Estado de Israel. Considera que tienen razón al desmantelar Hamás. Pero también quiere demostrar que defiende a la humanidad".

El resultado es que los ayudantes de Biden han intentado ganar tiempo. Mantener a los funcionarios estadounidenses en Jerusalén, señalan, obliga a los funcionarios israelíes a seguir discutiendo sus planes. Suponiendo que la Casa Blanca ponga como condición un retraso de la invasión, un viaje presidencial podría dar a los israelíes algo más de tiempo para preparar cualquier operación y permitir la evacuación de más gazatíes.

Aunque el gobierno de Biden está trabajando para paliar la crisis humanitaria en Gaza, hasta ahora no ha criticado las medidas de Israel de cortar la electricidad y los alimentos en la zona. Pero los líderes árabes han protestado ante los funcionarios estadounidenses argumentando que el sitio equivale a un castigo colectivo y que es ilegal según las leyes de la guerra.

Los esfuerzos de Blinken por crear una vía de escape para los palestinos --o incluso para los estadounidenses atrapados en Gaza-- han sido infructuosos hasta ahora. En una larga reunión celebrada el domingo, Blinken no logró convencer al presidente egipcio, Abdulfatah al Sisi, de que abriera la única salida en el sur de Gaza y permitiera a los palestinos escapar al desierto egipcio, lejos de los combates. Las partes públicas del encuentro de Blinken con el líder egipcio fueron tensas, y al Sisi acusó a Estados Unidos y a sus aliados de estar más conmocionados por el asesinato de israelíes que por una década y media de confinamiento palestino en Gaza.

"Sí, es cierto que lo ocurrido en los últimos nueve días fue muy difícil y demasiado, y lo condenamos de manera inequívoca", dijo al Sisi a Blinken el domingo. "Pero tenemos que entender que esto es el resultado de la indignación y el odio acumulados durante cuatro décadas, en las que los palestinos no tenían ninguna esperanza de encontrar una solución. Mucha gente se pregunta: ¿este es el momento adecuado para hablar de esto o solo para tratar de encontrar una salida a la crisis actual?".

A diferencia de otros presidentes que han instado a la moderación a Israel durante conflictos pasados, Biden ha hecho hincapié en que Israel tiene todo el derecho a defenderse. Una visita, dijo Richard Fontaine, el director del Center for a New American Security, "sería un respaldo más y una reafirmación de que el cambio de régimen en Gaza es la opción correcta".

Como en Ucrania, Biden ha dicho que apoyará el esfuerzo con todo lo que no sea enviar estadounidenses con las fuerzas israelíes.

Biden ha enviado buques de guerra y aviones estadounidenses a la región para disuadir a Irán y Hizbulá, el grupo que respalda, de ampliar la guerra. Los dos grupos de portaaviones, uno bautizado con el nombre del presidente Gerald R. Ford y el otro con el de Dwight D. Eisenhower, han sido posicionados de modo que puedan atacar emplazamientos de misiles de Hizbulá en Líbano o en cualquier otro lugar, si se abre un segundo frente. Un alto funcionario dijo que Biden tendría que dar órdenes específicas para que los grupos de portaaviones abran fuego, pero al parecer ha indicado que está dispuesto a hacerlo.

Mientras tanto, oficiales militares estadounidenses con recuerdos vívidos de los enfrentamientos por Faluya en 2004 --una lucha de seis semanas contra los insurgentes iraquíes que fue uno de los combates urbanos más intensos de los tiempos modernos-- han estado transmitiendo a sus homólogos israelíes las lecciones de esa batalla y de una en Mosul.

Desde el punto de vista de la política interna, el viaje representa un contrapunto bastante directo al expresidente Donald Trump. Mientras estuvo en la presidencia, Trump se describió como el más firme defensor de Israel. Pero criticó a Netanyahu en los días posteriores al ataque de Hamás, aparentemente porque el primer ministro reconoció la elección de Biden cuando quedó claro que Trump había perdido.

Trump elogió inicialmente a Hizbulá como "muy inteligente" después de la masacre. Más tarde, condenó al grupo terrorista solo después de ser criticado.

El grupo militante libanés se enfrentó a las fuerzas israelíes en los días posteriores al ataque de Hamás, lo que intensificó la preocupación de que el país pudiera verse arrastrado a un conflicto en un segundo frente.

Los comentarios de Trump sobre Hizbulá de ser "muy inteligente" fueron similares a una frase que utilizó sobre Vladimir Putin tras la invasión de Ucrania.

"Esta es una manera de desvirtuar el tema '¿apoyas a Israel?', que los republicanos usaron para criticar a Barack Obama y luego se convirtió en un tema de conversación de Trump", dijo Daniel Byman, profesor de la Universidad de Georgetown. "Esto, políticamente, contrasta con las críticas de Trump a Netanyahu".

Edward Wong colaboró con reportería desde Tel Aviv.

David E. Sanger es corresponsal de la Casa Blanca y de seguridad nacional. En una carrera de 38 años como reportero del Times, ha formado parte de tres equipos que han ganado premios Pulitzer, el último en 2017 por reportajes internacionales. Su libro más reciente es The Perfect Weapon: War, Sabotage and Fear in the Cyber Age. Más de David E. Sanger

Peter Baker es el corresponsal principal de la Casa Blanca. Ha cubierto a los cinco últimos presidentes y a veces escribe artículos analíticos que sitúan a los mandatarios y sus gobiernos en un contexto y un marco histórico más amplio. Más de Peter Baker

Edward Wong colaboró con reportería desde Tel Aviv.

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