KINGSTON, Jamaica -- Si entramos a cualquier oficina gubernamental, juzgado o aula en Jamaica, lo que se espera es que hablemos el idioma oficial: el inglés.
Pero si nos adentramos en las calles, sintonizamos algún programa de entrevistas en la radio, hojeamos las páginas del Nuevo Testamento Jamaicano, entramos a la casa de alguien o revisamos las publicaciones de los influentes jamaicanos, impera otro idioma: el increíblemente dinámico patuá.
Aunque desde hace mucho tiempo se le estigmatiza como de segunda clase y casi siempre se le ha descrito de manera equivocada como un inglés mal estructurado, el patuá tiene su gramática y pronunciación propias que lo caracterizan. Los lingüistas afirman que el patuá --al que también se le llama patois, criollo o, sencillamente, jamaicano-- es casi tan diferente del inglés como lo es el alemán. Tiene una enorme variedad de palabras prestadas de idiomas africanos, europeos y asiáticos.
Ahora, conforme Jamaica avanza en sus planes de romper lazos con la monarquía británica (una medida que quitaría al rey Carlos III como su jefe de Estado y convertiría en república al país caribeño más grande de la Mancomunidad de Naciones), se está generando el impulso de hacer del patuá el idioma oficial de Jamaica para que alcance el mismo nivel que el inglés.
"Si alguna vez hubo un buen momento para cambiar de manera definitiva la categoría del criollo jamaicano, ese momento es este", señaló Oneil Madden, un lingüista de la Northern Caribbean University de Jamaica.
Pero el asunto de la soberanía lingüística está haciendo que los principales líderes políticos de Jamaica manifiesten sus posturas. Y este debate cada vez más intenso aborda problemas de identidad nacional, división de clases y secuelas de la esclavitud en lo que solía ser una de las posesiones más preciadas del Reino Unido en el extranjero.
Un cambio importante en la política lingüística de Jamaica --país que cuenta con cerca de 2,8 millones de habitantes y es el tercer país anglófono más grande de América, después de Estados Unidos y Canadá-- tendría impacto en toda la región del Caribe y algunas partes de Centro y Sudamérica.
En el mes de septiembre, Mark Golding, líder del Partido Nacional del Pueblo, el partido de oposición, prometió hacer que el jamaicano se convirtiera en idioma oficial e hizo referencia a la importancia de proyectar la cultura de esta nación insular más allá de sus fronteras.
"Si en el extranjero lo quieren, ¿por qué no lo respetamos en yaad?", preguntó Golden en un conmovedor discurso, salpicado con palabras en patuá, como "yaad", que quiere decir "casa".
Andrew Holness, el primer ministro perteneciente al partido en el poder, el Partido Laborista de Jamaica, ha adoptado una postura más sutil y ha expresado que el idioma debe "institucionalizarse", aunque no dijo que debería elevarse a la categoría oficial.
El manejo de la política lingüística está adquiriendo relevancia conforme Jamaica propone planes de un referendo, ya en 2024, para una reforma constitucional y los lazos con su jefe supremo de la época colonial. Aunque Jamaica obtuvo su independencia en 1962, nunca se concretó su ruptura con el Reino Unido. Como su sistema jurídico está sujeto al Reino Unido, el máximo Tribunal de Apelaciones de Jamaica sigue siendo el Consejo del Reino, con sede en Londres e integrado por jueces del Tribunal Supremo del Reino Unido.
Ese prolongado dominio es objeto de nuevas críticas en Jamaica, donde más del 90 por ciento de la población es negra y prevalecen los recuerdos de siglos de una economía basada en la esclavitud con numerosas revueltas sangrientas, sobre todo después de que el primer ministro Rishi Sunak se rehusó a disculparse este año por la participación británica en el comercio de esclavos o a comprometerse a pagar indemnizaciones.
No obstante, los partidarios de otorgarle al patuá la categoría de lengua oficial dicen que esto iría mucho más allá de simbolizar una ruptura con el Reino Unido. Estos afirman que el cambio tendría implicaciones prácticas y que finalmente les permitiría a los jamaicanos realizar sus trámites oficiales en lugares como las oficinas tributarias o los tribunales de distrito en el idioma más hablado del país. El uso del patuá en tales entornos es en gran medida circunstancial y depende de los caprichos de los empleados del gobierno.
Parte del respaldo más fuerte para que el jamaicano sea idioma oficial procede del sistema educativo. Una cantidad cada vez mayor de maestros alegan que darle prioridad al inglés perjudica a los niños más pequeños que empiezan a ir a la escuela cuando solo hablan con fluidez el patuá.
"Les estamos enseñando a los niños a leer en un idioma extranjero", comentó Grace Baston, quien en fechas recientes renunció como directora de una de las principales escuelas secundarias públicas de Jamaica.
Pero, Baston añadió: "Nadie está tratando de derribar al inglés. Se trata de preparar a los estudiantes para que se desarrollen en ambos idiomas".
Un informe de 2021 reveló que cerca de una tercera parte de los alumnos de sexto grado eran analfabetas en inglés, y más de la mitad tenía problemas para escribir en inglés. Baston y otras personas defienden el uso del patuá como un puente y les enseñan a los niños pequeños lo básico en jamaicano antes de que transiten al inglés.
El rechazo a esas propuestas ha sido muy intenso. Peter Espeut, un estudioso de la Biblia cuya familia relativamente próspera hablaba inglés en casa, comentó que él aprendió la lengua criolla hablando con los "empleados domésticos en la casa y el jardín".
Espeut, quien es archivista de la arquidiócesis de la Iglesia católica en Kingston, señaló que otorgarle una categoría más alta al patuá sería costoso y poco práctico en un país con un par de cientos de escuelas católicas. "No hay manera de que la Iglesia católica vaya a preparar libros de texto en el idioma jamaicano".
Otras personas son mucho más contundentes y sostienen que adoptar el patuá como lengua oficial haría que los jamaicanos fueran menos competentes en el idioma que se usa en el mundo para el comercio internacional, el turismo y las investigaciones académicas.
"A decir verdad, la mayoría de los jamaicanos no han dominado el inglés porque preferimos nuestro idioma de plantación, el cual, en gran medida, ha dañado nuestro desarrollo social, económico e intelectual", Andrew Tucker, un antiguo profesor de lengua española de la Universidad Howard, escribió en una columna del diario Jamaica Observer. "Ningún inversionista extranjero serio querrá comunicarse con alguien en el idioma jamaicano".
Otros países de la región del Caribe, sobre todo donde se hablan lenguas criollas junto con el inglés, están siguiendo de cerca este debate. Haití, Curazao y Aruba, algunos de los vecinos caribeños de Jamaica, figuran entre los pocos países de todo el mundo que han elevado sus lenguas criollas a la categoría de lengua oficial.
Aunque hay diversas teorías, se cree que las lenguas criollas se formaron en la época colonial a partir del contacto con idiomas como el inglés, el portugués o el árabe. En Jamaica, que estuvo bajo el dominio colonial británico durante más de 300 años, los debates sobre el patuá se entrelazan con su vínculo con el comercio de esclavos.
"Debido a que este idioma surgió en el contexto de la esclavitud, se ha tendido a rechazarlo", señaló Joseph Farquharson, director del Departamento del Idioma Jamaicano de la Universidad de las Indias Occidentales.
El lingüista John H. McWhorter sugiere que las lenguas criollas del Caribe basadas en el inglés que se cristalizaron en el siglo XVII en la costa de Ghana dieron el salto a los puestos de avanzada del Caribe y luego se propagaron a Jamaica y a otras partes de América.
Otras personas plantean que, al igual que otras lenguas criollas, el jamaicano se fusionó directamente en el Caribe en el siglo XVII cuando se intensificó el comercio de esclavos africanos en el Atlántico y el inglés tuvo contacto con diversos idiomas africanos como el kikongo y el chuí, uno de los que más aportaron al vocabulario jamaicano.
Como haya sido, la evolución del patuá nos da una idea del desarrollo de Jamaica como una colonia británica.
Amina Blackwood Meeks, una destacada cuentista jamaicana, atribuyó parte de la polémica sobre el reconocimiento del patuá como lengua oficial a las persistentes contradicciones de la sociedad jamaicana. Blackwood Meeks señaló que Jamaica fue famosa como el hogar de Marcus Garvey, el nacionalista negro cuyas ideas marcaron los movimientos anticoloniales en todo el continente africano.
"Pero también es la tierra en la que hace algunos meses los jamaicanos se levantaron a las 4 de la mañana para hacer fila porque Krispy Kreme había llegado a Jamaica y estaba regalando donas", comentó Blackwood Meeks, conferencista de la Escuela de Artes Visuales y Escénicas Edna Manley, en Kingston.
"La mentalidad jamaicana es compleja", añadió, y asoció la pasión por las donas, sobre todo las que se consideran superiores porque vienen del mundo rico e industrializado, con el temor de que cuestionar la supremacía del inglés podría perjudicar a su país.
También agregó: "Siempre se ha luchado contra cualquier cosa que parezca romper con lo que creemos que ha sido bueno para nosotros".
Amina Blackwood Meeks, una destacada cuentista y conferencista en la Escuela de Artes Visuales y Escénicas Edna Manley, en Kingston Jamaica, el 18 de septiembre de 2023. (Alejandro Cegarra/The New York Times)
Joseph Farquharson, director del Departamento del Idioma Jamaicano de la Universidad de las Indias Occidentales y uno de los principales partidarios de que el patuá (también llamado patois, criollo o, sencillamente, jamaicano) sea el idioma oficial, en Kingston, Jamaica, el 19 de septiembre de 2023. (Alejandro Cegarra/The New York Times)