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La reunión es una oportunidad para aliviar una relación cada vez más tensa entre dos países aliados, al tiempo que se abordan temas muy discutidos en la contienda presidencial de 2024 en Estados Unidos.
Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, y otros altos funcionarios del gobierno de Joe Biden viajarán el miércoles a Ciudad de México con la esperanza de reforzar una estrategia para enfrentar la asombrosa cifra de sobredosis de fentanilo en Estados Unidos y el aumento de la migración en el hemisferio occidental.
Aunque Estados Unidos y México han recalcado la importancia de sus lazos económicos, las reuniones se producen en un momento en que la retórica de ambos países se ha vuelto cada vez más controvertida en lo referente a cómo manejar al narcotráfico, la migración ilegal y otros desafíos importantes de política exterior.
Blinken, así como el fiscal general, Merrick Garland, y el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, se reunirán con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y su secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, durante la visita de dos días.
No se espera que de la reunión surjan anuncios de políticas de relevancia destacable, sin embargo, la visita representa una oportunidad para aliviar algunas de las tensiones entre los dos aliados al tiempo que se atienden las crisis que han surgido como algunas de las mayores vulnerabilidades del presidente Biden de cara a la contienda presidencial de 2024.
“La relación con nuestro vecino es posiblemente la más importante que tenemos en términos del impacto práctico en las vidas de nuestros ciudadanos cada día, de muchas formas, pero también de muchas formas muy desafiantes”, dijo Blinken el martes en un evento en el Instituto Baker de la Universidad Rice en Houston, Texas.
En Estados Unidos hay preocupación por las sobredosis mortales de opioides sintéticos, incluido el fentanilo, que se han convertido en una de las principales causas de muerte entre los estadounidenses de entre 18 y 49 años, dijo Blinken. En México, añadió, preocupa el flujo de armas procedentes de Estados Unidos que acaban en manos de los cárteles.
Las autoridades estadounidenses han insistido en las últimas semanas en la necesidad de obtener más colaboración por parte de México para detener el flujo de drogas que llega al norte. Casi 110.000 personas murieron el año pasado por sobredosis de drogas en Estados Unidos, una crisis que, según las autoridades estadounidenses, se debe en gran medida a los precursores químicos que se envían a México desde China y se convierten en drogas sintéticas que se trafican por la frontera.
Todd Robinson, secretario adjunto de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley del Departamento de Estado, que participará en las reuniones, dijo en una entrevista el martes que desea que López Obrador dé prioridad a la inversión de más recursos en cuestiones de seguridad como el tráfico de drogas. “Debemos ser capaces de caminar y masticar chicle al mismo tiempo, y la seguridad es un tema muy muy importante tanto para Estados Unidos como para México”, dijo.
Robinson afirmó que el presidente de México debería emplear a las fuerzas de seguridad federales y al ejército de forma más agresiva para interceptar los productos químicos procedentes de China que se emplean en la producción de fentanilo, así como para cerrar los laboratorios mexicanos que producen esta droga.
El martes, altos funcionarios mexicanos defendieron los esfuerzos antinarcóticos del país, señalando incautaciones de fentanilo significativas realizadas en los últimos meses. López Obrador ha dicho con frecuencia que los políticos estadounidenses no deberían utilizar a su país como chivo expiatorio del número récord de sobredosis en Estados Unidos, y que corresponde a los legisladores estadounidenses abordar el “problema de la descomposición social”.
“Estos temas los utilizan para la propaganda, ya sea un partido u otro”, dijo López Obrador el lunes, en un reclamo a los republicanos por hacer campaña sobre el fentanilo y la migración ilegal. En declaraciones hechas en campaña, los republicanos en la Cámara de Representantes y el Senado, así como el expresidente Donald Trump y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, incluso han propuesto una acción militar para atacar a los cárteles de la droga en México, el principal socio comercial de Estados Unidos.
“Políticos sin principios, sin ideales, deshonestos, oportunistas”, añadió López Obrador. “No son capaces de hacer autocrítica y de ir también a las causas”.
Sin embargo, Robinson aseguró que, al afirmar en diversas ocasiones que en su país no se producía fentanilo, López Obrador no reconocía la gravedad de la crisis de la droga en la región. Los funcionarios locales y las fuerzas del orden de México “ven claramente el problema de la violencia, el problema del consumo y el problema de la creciente impunidad de estas redes” que lucran con el fentanilo, dijo Robinson.
El presidente mexicano, añadió Robinson, preferiría estar en la categoría de “alguien que tiene un problema pero no lo sabe”.
México ha tomado algunas medidas para abordar el problema, entre ellas categorizar los productos químicos procedentes de China como sustancia delictiva y comprometerse a colaborar con Estados Unidos para desarticular la financiación de los grupos delictivos que producen fentanilo y opiáceos, dijeron funcionarios estadounidenses.
El martes, el gobierno de Biden impuso sanciones a 28 personas y organizaciones, entre ellas una red con sede en China implicada en la producción y distribución de materiales precursores utilizados en el fentanilo y otras drogas ilegales.
El Departamento de Justicia también reveló ocho autos de imputación en los que se acusa a empresas chinas de producción de fentanilo y metanfetamina, distribución de opioides sintéticos y ventas derivadas de precursores químicos.
La semana pasada, Estados Unidos también aplicó sanciones a miembros del Cártel de Sinaloa, uno de los mayores traficantes mexicanos de fentanilo a Estados Unidos.
Las autoridades estadounidenses también necesitarán la ayuda de México para frenar el aumento de la inmigración ilegal a través de la frontera sur.
Tras una breve pausa en los cruces durante el verano, las detenciones a lo largo de la frontera sur han aumentado en las últimas semanas, que solo el sábado sumaron 9000.
Los funcionarios y las comunidades fronterizas se ven desbordados por la afluencia de personas que intentan cruzar la frontera y buscan refugio de la violencia y la pobreza extrema. Y cada vez son más los legisladores del propio partido de Biden que critican la estrategia de la Casa Blanca.
Uno de estos funcionarios es el alcalde de la ciudad de Nueva York, Eric Adams, que también tiene previsto viajar a Ciudad de México durante la estancia de la delegación de Biden, aunque no está previsto que se reúna con funcionarios del gobierno durante su visita.
Durante el viaje, que incluye escalas en Ecuador y Colombia, el alcalde describirá la forma en que la afluencia migratoria ha agotado los recursos de la ciudad de Nueva York. En septiembre, la ciudad albergaba a más de 61.000 inmigrantes, muchos de ellos en centros de acogida, y Adams ha advertido de que la crisis podría obligarle a recortar el presupuesto municipal en un 15 por ciento en los próximos meses.
Para aliviar la presión sobre las ciudades estadounidenses, el gobierno de Biden confía en que México intensifique las medidas de control cerca de la frontera con Guatemala para frenar el ritmo de los migrantes que se acercan a la frontera estadounidense.
Según las autoridades mexicanas, 6000 personas cruzan diariamente la frontera sur. Las autoridades estadounidenses y mexicanas están creando un nuevo centro de tramitación migratoria en el sur de México, donde las personas puedan solicitar refugio en Estados Unidos en lugar de viajar hasta la frontera.
El gobierno de Biden depende cada vez más de México y otros países centroamericanos para disuadir a los migrantes, mientras que lo que otrora era una crisis humanitaria de hacinamiento en las comunidades fronterizas se extiende a ciudades de todo Estados Unidos.
Pero López Obrador ha criticado a menudo el énfasis en frenar el flujo migratorio en lugar de abordar la violencia y la corrupción que obligan a la gente a huir de sus países como la principal solución para reducir la migración ilegal. El mes pasado, López Obrador hizo un llamado a los ministros de Exteriores de una decena de países latinoamericanos para que se reunieran y elaboraran un plan de ayuda conjunto destinado a abordar la migración.
López Obrador ha presionado a Biden para que invierta más en atender las causas profundas de la migración en el hemisferio occidental, pero también ha criticado el apoyo de la Casa Blanca a Ucrania, calificándolo de irracional. El mes pasado, López Obrador sorprendió a Washington al invitar a un contingente de soldados rusos a participar en un desfile militar en Ciudad de México, una decisión que Matt Miller, portavoz del Departamento de Estado estadounidense, calificó de “extraña”.
México también ha estado presionando al gobierno de Biden para que haga más por frenar el contrabando de armas de Estados Unidos a México. En particular, la gestión de López Obrador quiere que Washington persiga a los fabricantes y distribuidores de armas estadounidenses.
“Tal y como está redactada la legislación estadounidense, la gente puede comprar armas y revenderlas a su voluntad”, dijo Robinson, añadiendo que las instancias federales se están centrando en perseguir a los delincuentes que obtienen armas de fuego y las distribuyen hacia el sur.
Andrew Rudman, director del Instituto de México en el Wilson Center, un centro de investigación no partidista con sede en Washington, dijo que el abanico de temas que se tratarán durante la visita muestra lo importante que es México como aliado de Estados Unidos.
“No podemos resolver la migración o el tráfico de drogas o el fentanilo”, dijo Rudman “nosotros solos sin México”.
Emiliano Rodríguez Mega colaboró desde Ciudad de México, y Dana Rubinstein y Andy Newman, desde Nueva York.
Zolan Kanno-Youngs es corresponsal en la Casa Blanca y cubre una variedad de temas nacionales e internacionales de la Casa Blanca de Biden, incluida la seguridad nacional y el extremismo. Se unió al Times en 2019 como corresponsal de seguridad nacional. Más de Zolan Kanno-Youngs
Eileen Sullivan escribe sobre el Departamento de Seguridad Nacional, con especial atención a la migración y el cumplimiento de la ley. Más de Eileen Sullivan
Emiliano Rodríguez Mega colaboró desde Ciudad de México, y Dana Rubinstein y Andy Newman, desde Nueva York.