¡Tres años después de que Travis Kelce fuera seleccionado para la Liga Nacional de Fútbol Americano, el ala cerrada cortejó a 50 concursantes, una de cada estado, para un programa de citas al estilo de “The Bachelor” en E! Entertainment que atrajo poca atención.
Su perfil ha aumentado de manera sustancial desde que el programa “Catching Kelce” se emitió en 2016. Ha ganado dos Supertazones con Kansas City —logrando una anotación en cada uno— y ha sido seleccionado en ocho ocasiones ocho ocasiones para el Pro Bowl, mientras incursionaba como personalidad de los medios, al presentar un episodio de “Saturday Night Live” y dirigir un popular pódcast de fútbol.
Sin embargo, en términos de maximizar su celebridad, nada se compara con el roce de Kelce con el aura de Taylor Swift, doce veces ganadora del Premio Grammy, cuya gira The Eras este año ha batido récords de conciertos e incluso ha registrado actividad sísmica.
Kelce y Swift, ambos de 33 años, han guardado silencio sobre si son amigos, pareja o simplemente dos celebridades que intentan aprovechar la fama del otro. Pero los fanes diseccionan de manera constante la vida sentimental de Swift y sus relaciones fallidas, sobre las que ha escrito en sus canciones.
Después de semanas de especulaciones sobre una conexión entre Kelce y Swift, que rompió con el actor Joe Alwyn este año, ella asistió al partido de Kelce en el estadio Arrowhead en Kansas City, Misuri, el domingo, y vio desde una suite de lujo con su madre cómo los Jefes aplastaron a los Osos de Chicago. Las cámaras de Fox mostraron la reacción de Swift casi cada vez que Kelce tocaba el balón. El enjambre de admiradores devotos de la cantante también sintonizó el partido y varios de ellos publicaron en las redes sociales que estaban viendo fútbol americano por primera vez.
Swift, vestida con un traje rojo y blanco a juego con los colores de Kansas City, salió del estadio con Kelce.
A pesar de la relativa fama de Kelce en el mundo deportivo, formar parte de la frenética conversación en torno a cada movimiento de Swift es otra cosa. Kelce tiene ahora 3,2 millones de seguidores en Instagram. Swift tiene 273 millones.
“Esto lo sitúa en un plano completamente distinto al que tenía como celebridad”, afirmó Daniel Durbin, profesor de Comunicación de la Universidad del Sur de California. “Esto es celebridad a la máxima potencia y tiene un impacto poderoso”.
A medida que los deportistas profesionales se acercan a la jubilación, entre los 30 y los 40 años, muchos empiezan a planear sus próximos pasos profesionales. Algunos se convierten en comentaristas, mientras que otros recurren a Hollywood. La estrella del baloncesto LeBron James creó su propia marca de tequila y ha dicho que quiere ser dueño de un equipo.
El hecho de que Kelce y Swift estuvieran en el mismo estadio este fin de semana unió a dos comunidades de fanáticos que no suelen coincidir. Un portavoz de Fanatics, el minorista oficial de la NFL, dijo que las ventas de la camiseta de Kelce se habían disparado un 400 por ciento hasta el lunes.
Entrenadores y jugadores de toda la NFL también se han dado cuenta.
Bill Belichick, el entrenador de los Patriotas de Nueva Inglaterra conocido por sus respuestas bruscas a las preguntas de los periodistas, dijo en un programa de radio que “Travis Kelce ha tenido muchas grandes conquistas en su carrera, y esta sería la más grande”. El defensa estrella de los Vaqueros de Dallas Micah Parsons publicó en X, antes conocida como Twitter, que una mujer “¡puede cambiarte la vida!”.
Las relaciones entre famosos en la NFL no son nuevas, pero normalmente están reservadas a los mariscales de campo estrella que tocan el balón en cada jugada. Russell Wilson se casó con la cantante Ciara en 2016; Tom Brady, ganador de siete Supertazones, pasó dieciséis años con la modelo Gisele Bündchen antes de divorciarse el año pasado.
Es más raro, pero no imposible, que un ala cerrada llegue a ser parte de la conversación nacional. Pero Kelce, impulsado por su elegante indumentaria, su barba y corte de cabello bien recortados, además de su carismática personalidad, se ha convertido en una de las estrellas más vendibles de la NFL. Antes de Swift, su fama se había ido elevando gracias a un sincero pódcast que organiza con su hermano, Jason, centro de las Águilas de Filadelfia. (Su relación fue un tema popular antes del Súpertazón de la temporada pasada, en el que los Jefes derrotaron por un estrecho margen a las Águilas).
En su pódcast semanal, “New Heights”, los Kelce discuten sus vidas como atletas profesionales y hablan con invitados de alto perfil como el mariscal de campo de los Jefes Patrick Mahomes y el comisionado de la NFL, Roger Goodell. Fue también donde comenzó la historia Kelce-Swift.
En julio, Travis Kelce dijo en su pódcast que había querido darle a Swift un brazalete de la amistad durante su parada de la gira de conciertos en Kansas City, pero que ella había rechazado reunirse con él para descansar su voz. La semana pasada, en medio de rumores de que las celebridades estaban saliendo, Kelce confirmó en una entrevista con ESPN que solo había invitado a Swift a un partido.
“Le dije: ‘Te he visto presentarte en el escenario en Arrowhead. Quizá tengas que venir a verme a mí en Arrowhead, a ver cuál de los dos emociona más al público’”, comentó Kelce.
Pase lo que pase con Kelce y Swift, la atención podría beneficiarlos a ambos.
La película de su concierto, “Taylor Swift: The Eras Tour”, se estrena el mes que viene y él ya está buscando una carrera fuera del deporte. Este verano, declaró a Los Angeles Times que consideraba como un mentor a Peyton Manning, mariscal de campo ingresado al Salón de la Fama y fundador de la empresa de contenidos Omaha Productions, y hace poco firmó un contrato con el poderoso conglomerado mediático Creative Arts Agency.