Se avecina un cierre del gobierno, ¿y ahora qué puede pasar?

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WASHINGTON — La Casa Blanca comenzó a aconsejar a las agencias federales que se preparen para un cierre del gobierno porque los legisladores republicanos no han progresado en las negociaciones para mantener el financiamiento del gobierno más allá de esta semana.

Desde 1976, el financiamiento en el gobierno de Estados Unidos se ha interrumpido en 21 ocasiones, con distintos grados de afectación. En el peor de los casos, la Casa Blanca contempla con cautela la posibilidad de que se repita el cierre más largo y reciente, que dejó sin sueldo a unos 800.000 de los 2,1 millones de empleados del gobierno federal durante 34 días a partir de finales de diciembre de 2018.

Aunque hay mucha incertidumbre sobre lo inevitable que puede ser un cierre o cuánto puede durar, el panorama general de cómo se desarrollaría es bien conocido en Washington y la mayoría de las agencias prepararon planes para seguir trabajando durante el caos.

¿Exactamente, qué cerrará?

Un cierre del gobierno supone la suspensión de muchas de sus operaciones hasta que el Congreso actúe para volver a destinar recursos.

Para cientos de miles de empleados federales, eso significa o bien ser suspendidos mientras el gobierno está paralizado, o seguir trabajando sin sueldo.

Para los ciudadanos, esto suele significar que deben enfrentar la interrupción de una serie de servicios públicos y toda una serie de inconvenientes y alteraciones de la vida cotidiana.

En los últimos días, la Casa Blanca ha destacado varios programas gubernamentales que podrían causar problemas más graves si se suspenden, en particular la asistencia nutricional y de vacunación que se presta a través del Programa Especial de Nutrición Suplementaria para Mujeres, Bebés y Niños. Si deja de financiarse, la Casa Blanca ha dicho que casi 7 millones de mujeres y niños podrían perder el acceso crítico a los alimentos y el fondo federal de contingencia para mantener el programa en funcionamiento podría agotarse en cuestión de días.

“Si hay un cierre, este programa se interrumpe, lo que significa que la asistencia nutricional a esas madres y niños pequeños dejará de funcionar”, declaró el lunes a la prensa Tom Vilsack, secretario de Agricultura.

De igual modo, los cierres de los parques nacionales y museos suelen ser uno de los impactos más visibles de un cierre. En algunos casos, pueden producir pérdidas significativas para las comunidades que dependen del turismo.

La gobernadora de Arizona, Katie Hobbs, por ejemplo, prometió utilizar los ingresos de la Lotería de Arizona para mantener abierto el Parque Nacional del Gran Cañón. En 2021, el parque atrajo a más de 4,5 millones de visitantes al estado, según el Servicio de Parques Nacionales.

Incluso muchos trabajadores del sector privado se ven obligados a hacer ajustes.

Durante el último cierre, las inspecciones de fábricas de productos químicos, centrales eléctricas y plantas de tratamiento de agua se detuvieron, ya que la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos dio de baja a miles de trabajadores. La Administración de Alimentos y Medicamentos también interrumpió las inspecciones rutinarias de seguridad alimentaria de mariscos, frutas y verduras, lo que supuso una presión para restaurantes y tiendas de comestibles.

Además, muchos laboratorios gubernamentales y proyectos de investigación suelen cerrar durante los cierres prolongados, lo que dificulta el trabajo científico.

A medida que se acerca la fecha límite para que el gobierno se quede sin recursos, la Casa Blanca ha tratado de hacer hincapié en la gran variedad de programas y servicios que se verían afectados, al tiempo que culpa a los republicanos de la Cámara de Representantes por la paralización.

“Un cierre del gobierno podría afectar a todo, desde la seguridad alimentaria a la investigación del cáncer, pasando por los programas Head Start para niños”, dijo el sábado el presidente Joe Biden.

¿Qué servicios continuarían?

Muchas agencias cuyos empleados realizan servicios críticos no suspenden sus operaciones.

Eso incluye a un gran número de fiscales e investigadores federales, trabajadores postales y empleados de la Administración de Seguridad en el Transporte.

La mayoría de esos empleados seguirán trabajando sin sueldo hasta que se liberen los fondos. En raras ocasiones, algunos pueden trabajar en puestos que se financian al margen del proceso anual de asignaciones.

Prestaciones como Medicare y la Seguridad Social tampoco sufrirán interrupciones porque están autorizadas por el Congreso en leyes independientes que no necesitan renovarse cada año. La atención médica a los veteranos sufre afectaciones.

Pero incluso en los casos en que los trabajadores federales pueden permanecer en su puesto de trabajo, la planificación y las operaciones que los sustentan quizá se suspendan, lo que dificulta el trabajo.

Por ejemplo, aunque la mayoría de los controladores aéreos seguirán trabajando, se interrumpiría la formación de nuevo personal, lo que agravaría la escasez.

Quién decide qué trabajadores son esenciales?

La mayoría de las agencias, que ya han superado varios cierres, cuentan con planes de contingencia detallados para determinar qué empleados deben seguir trabajando.

Pero esos planes pueden variar mucho.

Según su plan de contingencia, el Departamento de Salud y Servicios Humanos mantendría al 58 por ciento de sus empleados durante un cierre, mientras que el Departamento de Justicia ordenaría a cerca del 85 por ciento de sus empleados que siguieran trabajando.

Las determinaciones de cada agencia se basan a menudo en las funciones de los trabajadores y en la precisión con que sus trabajos se consideran “necesarios para proteger la vida y la propiedad”.

Los cierres se han convertido en algo tan habitual en Washington que la Oficina de Gestión y Presupuesto publica una guía para los empleados federales sobre qué esperar cuando se acerca uno.

¿Se les seguirá pagando a los congresistas?

Sí.

En el artículo I, sección 6, de la Constitución, la remuneración de los miembros del Congreso se diferencia de la de la mayoría de los trabajadores federales.

Esta sección establece que: “Los senadores y representantes serán remunerados por sus servicios, dicha remuneración será determinada por ley y pagada con cargo al Tesoro de los Estados Unidos”.

Además, de acuerdo con la redacción de la Enmienda 27, que prohíbe cualquier ley “que varíe la remuneración por los servicios de los senadores y representantes” hasta las siguientes elecciones, a menudo se interpreta como un requisito constitucional de que los legisladores cobren puntualmente.

¿A los trabajadores suspendidos se les pagará en algún momento?

Los trabajadores suspendidos cobrarán sus salarios cuando el Congreso apruebe y el presidente promulgue una nueva ley de asignaciones o una resolución de continuidad.

Los empleados que trabajaron horas extras o percibieron otro tipo de pago adicional también pueden reclamar esos ingresos adicionales al terminar el cierre.

El Capitolio de Estados Unidos en Washington, el 21 de septiembre de 2023. (Kenny Holston/The New York Times)

Senadores demócratas caminan por las escaleras del Capitolio de Estados Unidos mientras sostienen imágenes de trabajadores federales suspendidos, durante una conferencia de prensa para pedir el fin del cierre parcial del gobierno, en Washington, 16 de enero de 2019. (Gabriella Demczuk/The New York Times)

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