Matteo Messina Denaro, escurridizo jefe de la Cosa Nostra, muere en prisión

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Miembro de alto rango de la mafia italiana, fue detenido en enero tras décadas prófugo. Fue localizado debido a los historiales médicos relacionados con su tratamiento contra el cáncer.

Matteo Messina Denaro, un asesino convicto y mafioso de alto rango de la Cosa Nostra siciliana que durante tres décadas había eludido ser capturado por las fuerzas de seguridad, murió el lunes en un hospital de la ciudad de L’Aquila, en el centro de Italia, donde cumplía condena en una prisión de máxima seguridad. Tenía 61 años.

Alessandro Cerella, abogado de Messina Denaro, dijo que la causa del deceso fue un cáncer de colon. Messina Denaro llevaba varios años en tratamiento y el viernes entró en un coma que, según los médicos, era irreversible.

Messina Denaro fue detenido en enero mientras esperaba para someterse a quimioterapia en una clínica privada de Palermo. Había estado usando una identidad falsa, y los investigadores descubrieron que recibía tratamiento contra el cáncer cuando encontraron un trozo de papel con su historial médico enrollado en la pata de una silla en casa de su madre en Castelvetrano, Sicilia.

Como no fue atendido con su nombre real, las fuerzas policiales utilizaron los registros del servicio nacional de salud para poder identificar a pacientes con dolencias similares y así acotar la búsqueda.

A pesar de operar en la sombra, Messina Denaro se había mantenido durante décadas en los primeros puestos de la lista de fugitivos más buscados de Italia. Su capacidad para confundir a los investigadores en la tenaz, aunque frustrante, misión para encontrarlo aumentaba su aura de invencibilidad.

La Cattura, un libro recientemente publicado sobre su búsqueda que fue escrito por Maurizio de Lucia, fiscal jefe de Palermo, califica a Messina Denaro como “uno de los mayores misterios de Italia”. Según escribió De Lucia, fue “el mafioso que llevó a la Cosa Nostra siciliana a una nueva era, dentro de un sistema criminal que une a muchos segmentos”.

En 2020, Messina Denaro fue condenado en ausencia por su participación en los notorios asesinatos de dos de los principales fiscales antimafia de Italia, Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, en 1992. También por los atentados mortales cometidos al año siguiente en Milán, Roma y Florencia que, según los fiscales, formaban parte de una estrategia de la Cosa Nostra contra el Estado.

Además, fue condenado a cadena perpetua por su implicación en el secuestro y muerte del hijo de 12 años de un traidor de la mafia, después de que el niño fuera estrangulado y su cuerpo disuelto en ácido, y en la muerte de un agente de policía.

Lirio Abbate, periodista de investigación, también escribió un libro sobre Messina Denaro. En ese libro, U Siccu, publicado en 2020, Abbate dijo que Messina Denaro le había dicho a un amigo que podría hacer “un cementerio” con todas las personas que había matado u ordenado matar.

Lo poco que se sabe sobre Messina Denaro procede de los testimonios de mafiosos traidores y detenidos, así como de expedientes judiciales, informes policiales y rumores. Antes de su detención, los investigadores tenían pocos datos sobre el líder delictivo: una grabación de 1988 de su testimonio sobre un asesinato y un puñado de fotografías suyas de joven.

Messina Denaro, apodado U Siccu (delgado en siciliano), tenía una afición por los coches rápidos de lujo que no podía tener por miedo a ser descubierto. Según un investigador, usaba un reloj valorado en más de 30.000 euros (unos 32.000 dólares) cuando fue detenido. La policía también encontró ropa de diseñador y perfumes caros en su último escondite, un apartamento en el suroeste de Sicilia donde Messina Denaro vivía desde hacía varios años con un nombre falso.

Les dijo a los investigadores que lo atraparon que, en los últimos años, había vivido casi siempre a la vista, como “un árbol en medio del bosque”, pues pensaba que así sería menos probable que lo descubrieran. Si alguien sabía que era el jefe mafioso más buscado de Italia, no había dicho ni una palabra a las autoridades.

Se decía que era un fimminaru (un mujeriego), y los libros y artículos que se han escrito sobre él relataban sus conquistas en Italia y en el extranjero. Algunas mujeres pagaron un alto precio, yendo a parar a la cárcel por ser cómplices de su vida de fugitivo. Abbate señaló en su libro que las aventuras amorosas de Messina Denaro habían roto con los “valores familiares de la mafia tradicional”.

Se cree que viajó mucho durante sus años de fuga, estableciendo contactos con grupos delictivos de Europa y América. “Estaba en todas partes y en ninguna”, escribió Attilio Bolzoni, un experimentado reportero de la Mafia, tras la detención. “Un fantasma”.

Messina Denaro ocupó su lugar en la mesa de la Cosa Nostra cuando su padre, que también tenía afiliaciones mafiosas, se convirtió en fugitivo tras sus propios problemas legales. En 1991, el hijo asistió a una tristemente célebre reunión en la que, según los fiscales, las familias de la mafia siciliana decidieron librar una guerra contra el gobierno central llevando a cabo los asesinatos y atentados de alto nivel de principios de la década de 1990.

Su ascenso en los escalafones del crimen organizado se vio facilitado por su afiliación a la familia Corleonesi, liderada por Salvatore (Toto) Riina, el llamado “jefe de todos los jefes”, de quien se dice que lo consideraba como un hijo.

Cuando un traidor de la mafia relacionó a Messina Denaro con varios asesinatos en 1993, pasó a la clandestinidad. Pero se mantuvo firme en su territorio, la provincia de Trapani, al oeste de Sicilia, donde adquirió activos en negocios legales como agencias de viajes, supermercados y empresas de energías alternativas.

Se comunicaba con sus socios mediante cartas y mensajes manuscritos que evitaba escribir personalmente y exigía que se quemaran una vez leídos. Según los expertos, estaba protegido por una amplia red de socios que le temían y respetaban, así como por lugareños que se hacían de la vista gorda.

Cientos de personas que lo ayudaron a eludir su captura o se beneficiaron de sus negocios financieros fueron encarceladas a lo largo de los años, entre ellas amigos, familiares y grandes socios de negocios. Los casi 10.000 millones de euros de sus activos y acciones en diversas empresas y negocios incautados a lo largo de los años son solo “la punta del iceberg”, según De Lucia.

Piero Grasso, antiguo fiscal nacional antimafia, afirmó que Messina Denaro era “muy querido, porque era considerado como un benefactor en sus territorios”, una dinámica que ayuda a explicar por qué pudo permanecer encubierto durante tanto tiempo.

Cuando fue detenido, ya había acumulado varias cadenas perpetuas. Pasó sus últimos meses en la cárcel, en los tribunales y recibiendo tratamiento contra el cáncer. Estaba previsto que asistiera a la audiencia de un juicio este mes.

Messina Denaro nació el 26 de abril de 1962 en Castelvetrano, una localidad rural del oeste de Sicilia, y fue el cuarto de seis hermanos. Su padre, Francesco Messina Denaro, conocido como “don Ciccio”, era un jefe de una familia criminal local que murió en 1998 estando prófugo. Su madre, Lorenza Santangelo, era ama de casa.

Creció en una finca perteneciente a una familia adinerada de la región y asistió a una escuela técnica de la zona, pero no terminó la secundaria, según el libro de De Lucia.

No se consiguió inmediatamente información sobre quienes le sobreviven.

De Lucia escribió que durante los interrogatorios posteriores a su detención, Messina Denaro siguió negando que formaba parte de la Mafia o que participó en sus asesinatos.

Sin embargo, su racha violenta comenzó pronto.

“Ya disparaba a los 14 años”, escribió Abbate. “Mataba a los 18. A los 31, colocaba bombas en el norte. Esto es lo que sabemos de él, un chico con innegables habilidades criminales”.

Sin embargo, Messina Denaro mantuvo su inocencia hasta el final; en un interrogatorio en febrero, se describió como un “granjero sin patria”. “Antes trabajaba en el campo”, dijo mientras se quejaba de que había perdido su residencia y sus propiedades. “Tenía bienes, pero me los quitaron todos”.

Elisabetta Povoledo es una periodista radicada en Roma que ha escrito sobre Italia durante más de tres décadas. Más de Elisabetta Povoledo

Gaia Pianigiani, radicada en Italia, es reportera de The New York Times. Más de Gaia Pianigiani.

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