Cartagena de Indias, una ciudad portuaria de la época colonial en la costa caribeña de Colombia, puede tener un clima tan hipnóticamente caliente (con todo y la brisa del océano y uno que otro aguacero tropical) que los visitantes quizá sientan que flotan en un mundo de ensueño con calles adoquinadas y tambores afrocolombianos, una sensación que captura el realismo mágico de las novelas de Gabriel García Márquez ambientadas en Cartagena. Un fin de semana es perfecto para una introducción sólida a los dos barrios adyacentes que se pueden transitar a pie. La ciudad vieja sigue amurallada por muros de piedra que erigieron los colonizadores españoles, quienes a su paso también dejaron mansiones e iglesias opulentas. El barrio contiguo de Getsemaní es un enclave artístico, semirresidencial con un circuito popular de fiestas callejeras, a la sombra de la fortaleza del siglo XVI que se yergue en un cerro cercano. Y si el calor llega a superarte, pide una limonada de coco, la gaseosa fría con sabor a lima y coco que ayuda a los colombianos costeros a mantenerse frescos e hidratados.
ITINERARIO
Viernes
3 p. m. | Camina y botanea
Inicia tu visita con un recorrido a pie por los barrios conectados de ciudad vieja y Getsemaní, el corazón triangular de la ciudad que está entre el mar Caribe y la laguna de San Lázaro. Hay varios grupos que ofrecen recorridos a pie que salen de la puerta principal y la torre de reloj color yema de huevo, en conjunto conocidas como Puerta del Reloj, la entrada original a la ciudad amurallada. Para una experiencia más personalizada, Cartagena Connections adapta visitas guiadas a los intereses de los turistas, como la arquitectura, la historia o la fotografía (los recorridos de dos horas están disponibles desde 123.000 pesos colombianos, o 30 dólares, por persona; las tarifas de las visitas privadas varían). El popular recorrido gastronómico de comida callejera incluye paradas para probar rebanadas de mango verde con sal, arepas de maíz rellenas de queso y mamoncillos, una fruta local parecida al lichi.
5 p. m. | Pasea y avista perezosos
Algunos de los momentos más exquisitos en Cartagena son las escenas espontáneas con las que te encuentras cuando caminas sin rumbo por las calles angostas del centro histórico de la ciudad, pasando por edificios coloniales cubiertos de buganvilias y plazas repletas de palmeras. Visita el Parque del Centenario, un área verde compacta que es hogar de algunos monos y perezosos. Echa un vistazo a las varias tiendas que están muy cerca unas de otras: Evok hace chocolates con infusiones de frutas amazónicas; Ábaco Libros y Café, adorada por los viajeros, ofrece un mundo acogedor de libros y café; St. Dom vende ropa y joyería chic de diseñadores colombianos; Loto del Sur tiene jabones y cremas que se usan en los hoteles boutique más lujosos de Colombia; y Silvia Tcherassi provee vestidos largos de múltiples colores. Haz una parada en El Centro Artesano Guazuma para comprar artesanías como canastas —apodadas “cuatro tetas” por su forma— tejidas a mano por mujeres indígenas del municipio de Guapi en la costa oeste de Colombia.
6 p. m. | Admira el atardecer
Ponte en lo alto de la historia viendo el atardecer desde los famosos muros, o Las Murallas, que rodean la ciudad vieja. El rey Felipe III de España ordenó la construcción de los poco más de 11 kilómetros de paredes gruesas de piedra luego de que el corsario británico Francis Drake invadió y saqueó Cartagena en 1586. Las murallas, junto con el puerto y el Castillo San Felipe de Barajas, han sido reconocidas por la UNESCO como uno de los ejemplos más extensos de arquitectura militar en el hemisferio occidental. Cerca del extremo oeste del muro, el sol se pone justo en el mar Caribe. Muchos visitantes hacen filas largas para ver el espectáculo desde Café del Mar, un restaurante junto al muro. Pero los lugareños suelen disfrutar la puesta de sol gratis —y sin filas—, pues solo traen provisiones y encuentran un lugar en las piedras tibias de la muralla, una práctica que llaman de broma “murallando”.
8 p. m. | Degusta el Caribe
Mar y Zielo es un restaurante pintoresco oculto dentro de una mansión colonial en el centro de la ciudad vieja. En un piso, hay una cocina abierta frente a un muro de plantas tropicales y un bar taciturno al aire libre; en el siguiente piso, te espera una terraza exuberante para que cenes bajo las estrellas. Los comensales pueden probar platillos con ingredientes regionales como estofado de cabra (88.000 pesos colombianos); croquetas de jaiba, un cangrejo típico de la costa colombiana (56.000 pesos); o, de beber, un jugo de corozo congelado color magenta, hecho con la fruta local que tiene un sabor ácido y se parece a la cereza (12.000 pesos).
9:30 p. m. | De fiesta en la ciudad vieja
Al caer la noche, la ciudad vieja se vuelve una cacofonía de vendedores ambulantes, artistas callejeros y coches tirados por caballos (no los uses, por lo general, estos animales sufren maltrato). También es frecuente ver prostitutas en el área; ten en cuenta que el tráfico sexual se ha visto exacerbado por la inestabilidad en Venezuela, el país vecino. Pese a estas realidades, de noche la ciudad vieja se ve hermosa, bien iluminada y llena de vida. Empieza en la Plaza de San Diego, en el extremo este de la ciudad amurallada, donde comerciantes venden recuerditos y bocadillos, como las carimañolas de masa de yuca frita, rellenas de carne (2000 pesos). Luego visita Alquímico, un palacio fiestero de tres pisos con una pista de baile en la azotea. Quizá te encuentres una fila para entrar, pero no suelen cobrar la entrada. Más hacia el oeste, en la Plaza de San Pedro Claver, El Barón ofrece los mejores licores de América Latina maridados con puros de toda la región.
Sábado
8 a. m. | Inicia el día con un café local
Colombia es uno de los mayores productores de café en el mundo, así que tu visita no podrá estar completa si no pruebas un café elaborado en el país. Dirígete al barrio de Getsemaní —una versión más vibrante de la ciudad vieja y a poca distancia caminando— para encontrar Libertario Coffee Roasters, el sueño de todo amante del café. Experimenta con un menú de cafés infinitamente personalizables, luego compra bolsas de café en grano (más o menos 57.000 pesos por menos de un kilo) y botellas grandes de café frío preparado (49.000 pesos) para llevarte a casa. Las ventanas al lado de la barra brindan vistas del barrio ajetreado, cuyas paredes están cubiertas de arte callejero. Por la noche, el ambiente es muy distinto, pero en las primeras horas de la mañana, se siente una suave brisa marina en las calles todavía vacías, y los vendedores de fruta transitan las plazas, el paisaje matutino ideal para apreciar con un buen café.
9 a. m. | Sube al castillo
En un cerro cerca de Getsemaní, imponiéndose sobre Cartagena como el Partenón en Atenas, Grecia, está el Castillo San Felipe de Barajas, una parada obligatoria para comprender la magnitud y brutalidad de los colonizadores españoles y la importancia de la ciudad en la historia latinoamericana. Quienes visitan la fortaleza del siglo XVI, construida por esclavos africanos, pueden caminar por su laberinto de túneles subterráneos iluminados con luces tenebrosas. En el lado este del fuerte, un metraje animado de 21 minutos relata las batallas sangrientas que ocurrieron ahí (con subtítulos en español y en inglés). Aunque el proceso puede ser un poco desorganizado, los guías de turistas en el sitio ofrecen recorridos privados o grupales en inglés (el precio se puede negociar; por lo general es de unos 100.000 pesos colombianos por persona). Los visitantes con limitaciones de movilidad deben tomar en cuenta que llegar a la fortaleza implica una caminata calurosa de 10 minutos cuesta arriba, y una vez ahí, hay ciertas áreas a las que solo se puede llegar por medio de escaleras. No olvides traer agua.
11:30 a. m. | Comida apretada
Es fácil pasar por alto el pequeño establecimiento de Sambal, ubicado en una calle ajetreada de Getsemaní, pero es una joya para los viajeros que lo encuentran. Su espacio estrecho se contradice con un menú enorme de interpretaciones estéticas de platillos locales predilectos, como el ceviche coronado con calamar frito (50.000 pesos) y los tacos de colita de res (30.000 pesos). El servicio es excepcional, pero el ambiente es relajado. La cocina abierta te permite olfatear tu comida incluso antes de verla. No dejes de probar el pastel de queso con guanábana (28.000 pesos), una de las creativas combinaciones de sabores del restaurante. Reserva la mesa junto a la ventana para entretenerte con los músicos callejeros que se pasean por las calles del barrio, engalanadas con grafitis impresionantes.
1 p. m. | De compras en una plaza de toros
La Serrezuela, en el extremo oriental de la ciudad vieja, en un área llamada San Diego, es un centro comercial que ha tenido muchas vidas estimulantes. Construido en 1893, en sus inicios fue el teatro central de la ciudad y una plaza de toros. En 2019, se labró un centro comercial dentro de su estructura parecida a un coliseo de madera vieja y piedra, lo cual creó una yuxtaposición fluida del pasado y el presente que ha ganado premios de diseño a nivel internacional. Al interior, hay prendas de muchas de las marcas de moda más codiciadas de Colombia: bikinis reversibles en Maaji, bolsos de cuero para fin de semana en Sabandija y moda moderna para caballeros en Victor del Peral. En todo el lugar, patios al aire libre tienen vistas a los humedales de la ciudad, y la que solía ser la plaza de toros ahora es una zona de comida, donde todavía se pueden ver los bancos de la antigua plaza.
5 p. m. | Salta por azoteas
Procura no estar en un lugar techado a la hora del atardecer en Cartagena. Puedes tomar una clase de baile en una azotea al ritmo de la champeta, un género con influencias afrocolombianas también conocido como la terapia, impartida por instructores locales a través del grupo Black Legacy Experiences (unos 123.000 pesos por persona). También hay muchos bares de azotea en hoteles de la ciudad vieja desde donde se puede ver el atardecer, salta de un lugar a otro hasta encontrar el que más se adapte a tu onda. El Mirador Gastro Bar en Hotel Torre del Reloj tiene una vista muy cercana a la torre del reloj, que es extraordinaria cuando se ilumina de noche. La terraza del Hotel Movich es una de las más altas, con amplios paisajes del centro histórico, el mar Caribe y más allá, que se pueden apreciar desde su piscina infinita. El Sophia Hotel tiene una de las piscinas de azotea más grandes y vistas a la iglesia de San Pedro Claver, cuyo epónimo, el sacerdote jesuita Pedro Claver, es considerado santo de los esclavos (ambas piscinas solo están a disposición de los huéspedes del hotel).
8:30 p. m. | Reserva una mesa acogedora
Celele, un restaurante íntimo en una calle lateral tranquila de Getsemaní, se siente como si visitaras a alguien en su casa, con mesas sencillas de madera, tonos terrosos y vigas expuestas. Pero la apariencia familiar es engañosa, ya que Celele es muy superior a los otros restaurantes de Cartagena. Lo que comenzó alrededor del año 2016 como un proyecto temporal enfocado en resucitar recetas históricas con ingredientes orgánicos y locales ahora es el lugar más cotizado de la ciudad. El chef Jaime Rodríguez captura la confluencia que se vive en Cartagena entre América del Sur y el Caribe con platillos meticulosamente presentados: un pescado ahumado cubierto de “escamas” coloridas hechas de pétalos (58.200 pesos), y un sorbete de coco servido en una toronja casi del tamaño de un balón de futbol (35.000 pesos). Es necesario reservar con antelación.
10:30 p. m. | Explora la vida nocturna
Oriéntate en la dinámica vida nocturna de Getsemaní en la Plaza de la Trinidad, un área popular de forma circular, anclada por una iglesia, con patinadores, vendedores de brochetas de carne, y raperos errantes que improvisan rimas a cambio de propinas. Camina por la colorida Calle del Pozo para llegar a las vías peatonales, coloquialmente conocidas como Callejón Ancho y Callejón Angosto. En la noche, turistas y lugareños se reúnen en torno a mesas de plástico, o recargados en los marcos de las puertas, desde donde algunos residentes venden cerveza y bebidas con ron. Cuando estés listo para bailar, camina un par de cuadras hasta Café Havana para dar vueltas alrededor de una barra central rodeada de retratos en blanco y negro de los músicos más legendarios de la salsa. Bandas exuberantes de más de 10 integrantes tocan hasta las dos de la madrugada, y puedes entrar con una tarifa de unos 50.000 pesos.
Domingo
10:30 a. m. | Recupérate con un almuerzo
Tras una noche de baile, lo mejor para la mañana dominical es un almuerzo tardío y laxo. La terraza del Townhouse Hotel en la ciudad vieja fusiona sabores latinoamericanos con mimosas y Bloody Marys ilimitados (135.000 pesos por el almuerzo y bebidas ilimitadas), además de un DJ y piscina privada para seguir la fiesta. A una cuadra de distancia, el austero Café de la Mañana ofrece un ambiente mucho más tranquilo para desayunar dentro de una casa encantadora y adecentada. Solo hay unas doce mesas, pero el menú contiene desde opciones saludables como el muesli con jugo de fruta (14.000 pesos) hasta platos más sustanciosos como chorizo y arepas (22.500 pesos).
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VISITAS IMPERDIBLES
El barrio de la ciudad vieja designado por la UNESCO, el centro histórico amurallado de Cartagena, combina arquitectura histórica con tiendas y restaurantes modernos, y a menudo se le compara con el Viejo San Juan o el barrio francés de Nueva Orleans.
Celele es un restaurante de popularidad emergente en el barrio de Getsemaní que sirve platillos colombiano-caribeños con presentaciones elegantes.
El Castillo San Felipe de Barajas es una fortaleza del siglo XVI posada sobre un peñasco rocoso con vista a toda la ciudad.
La Serrezuela es un antiguo teatro y plaza de toros que se ha reinventado como un centro comercial lleno de boutiques de diseñadores locales.
DÓNDE COMER
Mar y Zielo es un restaurante con estilo e iluminación tenue en la ciudad vieja, un servicio impecable y platillos innovadores preparados con ingredientes de la región.
Alquímico es un aclamado bar de varios pisos, y más entrada la noche, una discoteca.
El Barón es un restaurante-bar modesto que marida bebidas y puros en una plaza popular de la ciudad.
Libertario Coffee Roasters es la meca de los amantes del café en medio del barrio de Getsemaní.
Sambal es un pequeño restaurante en Getsemaní con una cocina abierta y un increíble menú de postres.
El Café de la Mañana es una cafetería pequeña y adorable en el centro histórico con platillos de desayuno económicos y cafés bien helados.
DÓNDE HOSPEDARSE
Casa San Agustin, un hotel de lujo en la ciudad vieja con spa y piscina, está cerca del elegante restaurante Alma y muchos clubes nocturnos. Las habitaciones dobles están disponibles desde unos 2.300.000 pesos colombianos, o alrededor de 560 dólares la noche.
Casa del Coliseo es un hotel boutique de gama media-alta con una ubicación ideal en el corazón de la ciudad vieja, con una piscina de azotea y algunas habitaciones con vista a la calle y balcones adornados con flores. Las habitaciones dobles están disponibles desde 1.150.000 pesos más o menos.
Amarla Boutique Hotel es un refugio de siete habitaciones con piso damero en la ciudad vieja que también se puede reservar completo para grupos. Las habitaciones dobles están disponibles desde alrededor de 992.000 pesos.
Para espacios de alquiler a corto plazo, busca en los barrios de ciudad vieja o Getsemaní, donde se concentra la mayoría de los sitios turísticos de interés. O, a corta distancia en auto, puedes encontrar vistas al océano en los rascacielos del vecindario de Bocagrande.
Comensales comen en Mar y Zielo, un restaurante pintoresco oculto dentro de la mansión colonial al centro de la ciudad vieja, en Cartagena, Colombia, en agosto de 2023. (Tony Cenicola/The New York Times).
Un café de Libertario Coffee Roasters en Cartagena, Colombia, en agosto de 2023. (Tony Cenicola/The New York Times).