Misterioso proyecto en Silicon Valley: una élite pretende construir una ciudad desde cero

Una empresa ha invertido 800 millones de dólares en la compra de miles de acres de terreno en la bahía de San Francisco. Se dice que las personas que están detrás de los acuerdos son un quién es quién de la industria tecnológica

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Tierras ganaderas y turbinas eólicas en la zona de las colinas de Montezuma en el condado de Solano, California, donde una empresa llamada Flannery Associates ha estado comprando enormes extensiones de tierra. (Jim Wilson/The New York Times)
Tierras ganaderas y turbinas eólicas en la zona de las colinas de Montezuma en el condado de Solano, California, donde una empresa llamada Flannery Associates ha estado comprando enormes extensiones de tierra. (Jim Wilson/The New York Times)

En 2017, Michael Moritz, un multimillonario inversionista de capital de riesgo, envió una nota a un posible inversionista sobre lo que calificó como una oportunidad insólita: la posibilidad de invertir en la creación de una ciudad nueva en California.

El sitio estaba en una esquina del área de la bahía de San Francisco donde los terrenos eran baratos. Moritz y otras personas tenían el sueño de transformar decenas de miles de hectáreas en una dinámica metrópolis que, según la propuesta, podría generar miles de empleos y ser tan peatonal como París o como el barrio de West Village en Nueva York.

Moritz presentó una especie de hoja en blanco urbana donde todo se pudiera replantear, desde el diseño hasta los métodos de construcción y una nueva forma de gobierno. Además, todo esto estaría muy cerca de San Francisco y de Silicon Valley. “Avísame si esto te interesa”, decía en la nota, una copia de la cual fue estudiada por The New York Times.

Desde entonces, una empresa llamada Flannery Associates ha estado comprando grandes extensiones de tierra en una región principalmente agrícola 96 kilómetros al norte de San Francisco. Según los documentos del juzgado, esta compañía, la cual ha brindado poca información pública acerca de sus operaciones, ha destinado más de 800 millones de dólares a obtener miles de hectáreas de tierras de cultivo. Una parcela tras otra, Flannery hizo ofertas a cada propietario a lo largo de muchos kilómetros y les pagó cantidades varias veces superiores al precio de mercado, sin importar si el terreno estaba en venta o no.

Sir Michael Moritz, socio de Sequoia Capital (REUTERS/Brendan McDermid/Archivo)
Sir Michael Moritz, socio de Sequoia Capital (REUTERS/Brendan McDermid/Archivo)

Las compras por parte de una empresa de la que nadie en esa región había oído hablar y cuyo negocio era un misterio se han convertido en el tema de muchas especulaciones y notas periodísticas, han sorprendido a terratenientes, supervisores locales, a la base de la Fuerza Aérea cercana y a miembros del Congreso. ¿La estaba comprando Disney para un nuevo parque temático? ¿Esta compra podría estar vinculada con China? ¿Sería un puerto de aguas profundas?

De acuerdo con la propuesta y con algunas personas informadas sobre el tema, Flannery es una creación de Jan Sramek, un antiguo operador de Goldman Sachs de 36 años que ha invitado discretamente como inversionistas a algunos de los grandes nombres de la industria tecnológica. Los objetivos de esta empresa se desarrollan a partir de la propuesta de 2017: tomar una zona árida de colinas color marrón divididas por una carretera de dos carriles entre suburbios y terrenos rurales y convertirla en una comunidad con decenas de miles de residentes, energías limpias, transporte público y una dinámica vida urbana.

Según tres personas que no tenían autorización de hablar públicamente acerca de los planes, los inversionistas de la empresa, de cuya identidad no se había informado con anterioridad, son la crema y nata de Silicon Valley. Estos incluyen a Moritz; a Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn, capitalista de riesgo y donante del Partido Demócrata; a Marc Andreessen y a Chris Dixon, inversionistas en la empresa de capital de riesgo Andreessen Horowitz; a Patrick y John Collison, los hermanos cofundadores de la compañía de pagos Stripe; a Laurene Powell Jobs, fundadora de la Emerson Collective; y a Nat Friedman y Daniel Gross, emprendedores convertidos en inversionistas. Andreessen Horowitz también es patrocinador. No se sabía cuánto había invertido cada uno.

Brian Brokaw, un representante de este grupo de inversionistas, señaló en un comunicado que el grupo estaba conformado por “californianos que creen que los mejores tiempos del condado de Solano y de California están por venir”. Brokaw mencionó que este grupo planeaba comenzar a trabajar con los residentes y funcionarios electos del condado de Solano, así como con la Base Aérea Travis, la próxima semana.

Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn, figura entre los inversionistas
Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn, figura entre los inversionistas

Cuando Flannery comenzó a buscar propiedades, compró tantos terrenos de manera tan rápida, que las personas de la localidad se asustaron por no tener ni idea de quién era el comprador ni los planes que tenía en mente. Hace algunos años, Catherine Moy, alcaldesa de Fairfield, California, comenzó a publicar en Facebook sobre este proyecto después de que recibió una llamada de un granjero acerca de un comprador misterioso que estaba haciendo ofertas en todo el condado. En una entrevista, Moy comentó que había ido a la oficina del asesor del condado y descubierto que Flannery había comprado decenas de miles de hectáreas.

El representante demócrata de California John Garamendi, quien, junto con Mike Thompson, otro demócrata, representa en el Congreso a las regiones aledañas, mencionó que durante cuatro años había estado tratando de averiguar la identidad de la empresa.

“No logré hallar nada”, comentó.

Este viernes, afirmó que eso había cambiado de repente. Esta semana, los representantes de Flannery se comunicaron con él y con otros funcionarios electos para solicitarles que se reunieran con el fin de hablar de sus planes. Esa reunión está siendo programada, informó Garamendi.

“Este es su primer intento de hablar con alguno de los representantes locales, incluyéndome a mí”, señaló.

Los terrenos que Flannery ha estado comprando no están zonificados para uso residencial, e incluso en su propuesta de 2017, Moritz reconoció que la rezonificación “sin duda, podría ser complicada”, en alusión al proceso de desarrollo particularmente difícil y contencioso de California.

Vacas en un campo abierto cerca de la Base de la Fuerza Aérea de Travis en el condado de Solano, California (Jim Wilson/The New York Times).
Vacas en un campo abierto cerca de la Base de la Fuerza Aérea de Travis en el condado de Solano, California (Jim Wilson/The New York Times).

Para realizar el proyecto, la empresa casi seguramente tendrá que usar el sistema de iniciativa estatal para que los residentes del condado de Solano voten al respecto, con la esperanza de que a los electores les ilusionen las promesas de miles de empleos locales, mayores ingresos fiscales e inversiones en infraestructura, como parques, un centro de artes escénicas, tiendas, restaurantes y una escuela técnica.

El área de la bahía está entre las zonas más caras del país, incluso después de que los precios de la renta y la vivienda disminuyeron luego de la pandemia. Durante décadas, los economistas y los especialistas en vivienda han señalado una prolongada escasez de viviendas y la poca capacidad de California para construir las suficientes para satisfacer la demanda.

En su correo electrónico al inversionista, Moritz hizo alusión a esto y argumentó: “Este esfuerzo pretende aliviar parte de las presiones de Silicon Valley que todos sentimos: el aumento de los precios de la vivienda, la indigencia, la saturación, etcétera”. También añadió que su grupo había obtenido unas 566 hectáreas por menos de 5000 dólares por acre. Desde entonces, el precio del acre ha aumentado y la compra más reciente de la empresa se ha aproximado a 20.000 dólares por acre, de acuerdo con los documentos del juzgado y personas informadas del asunto.

Estas compras llegaron a oídos del público esta primavera, cuando los abogados de Flannery entablaron una demanda en el tribunal de distrito de Estados Unidos en la que acusan a los terratenientes de confabularse para inflar los precios.

Según afirma la demanda, el grupo se concentró en Jepson Praririe y las colinas de Montezuma, una mancha agrícola del este del condado de Solano entre las ciudades de Fairfield y Río Vista. Esta zona está despoblada en su mayor parte y está llena de ranchos, molinos de viento y tendidos eléctricos.

En la demanda se establece que, en noviembre de 2018, la empresa envió ofertas a “la mayoría de los terratenientes de esa zona” e incluyó algunos incentivos, como permitir a los vendedores retener el ingreso de las turbinas eólicas, así como permanecer en las propiedades sin pagar renta bajo acuerdos de arrendamiento posterior de largo plazo. Durante estos cinco años, la empresa les compró a 400 propietarios unas 140 propiedades, decía la demanda.

Este mes, un abogado que representa a los terratenientes presentó conjuntamente una moción para desechar el caso. En julio, tres terratenientes dijeron que habían llegado a un posible acuerdo con Flannery. Hubo otros propietarios con los que no pudimos comunicarnos para que ofrecieran comentarios esta semana o que se rehusaron a hacerlo.

Las ofertas de Flannery estuvieron fabricando multimillonarios por todo el condado, pero nadie parecía saber lo que esa misteriosa compañía quería hacer con los terrenos que ahora conformaban una extensa área de todo el condado.

Eso cambió la semana pasada, cuando los residentes comenzaron a recibir textos y correos electrónicos con una encuesta que medía sus opiniones acerca de varias preguntas. Una de ellas les pedía calificar el grado de preferencia por varios nombres, entre ellos el de Joe Biden, el de Donald Trump y el de Flannery Associates. Otra pregunta comenzaba con una descripción de una posible consulta popular para un proyecto que “incluiría una ciudad nueva con decenas de miles de nuevas viviendas, una enorme granja de energía solar, huertos con más de un millón de árboles nuevos y más de 4000 hectáreas de espacios abiertos y parques nuevos”.

Moy habló de una mala infraestructura, como la carretera de dos carriles que divide la región que, según ella, ya estaba congestionada por la gran cantidad de gente que se traslada a diario y que conduce a los límites del área de la bahía y más allá. Esta área también es muy propensa a sequías habituales y corre mucho peligro de verse afectada por incendios forestales.

“Da la impresión de que son castillos en el aire”, comentó Moy.

© The New York Times 2023

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