LOS ÁNGELES – Olivia Rodrigo, portadora de quizás la licencia de conducir más famosa de Los Ángeles, manejaba su Range Rover negro hacia Westwood en una tarde abrasadora de finales de julio.
Faltaban seis semanas para el lanzamiento de su segundo álbum, “Guts”, y estaba abrumada por la ansiedad… de encontrar un lugar para estacionar su SUV (“aparcar en Los Ángeles es un infierno”, proclamó más tarde). El auto era la compra de sus sueños, su lugar favorito para escuchar música y sí, se siente culpable por la gasolina. Mantuvo el radio apagado mientras rodeaba su destino con creciente desesperación. Una mujer que cruzaba una calle estrecha se apartó del camino de Rodrigo mientras esta soltaba un “¡Lo siento!”, sin saber que la joven de 20 años al volante que se disculpaba era la artista más joven en debutar en el primer lugar de la lista Hot 100 de Billboard.
Cuando Rodrigo se despertó una mañana de enero de 2021 con la noticia de que su primer sencillo, el melancólico escala-octavas “Drivers License”, se había disparado al número uno, supo que “nada volvería a ser igual”, dijo. Un día era una actriz de Disney con poderosas cuerdas vocales, al siguiente era la prometedora nueva voz de su generación, todo mientras seguía siendo una estudiante de último año de bachillerato que vivía con sus padres y en gran medida bajo las restricciones del COVID-19.
“Sour”, el álbum que Rodrigo lanzó en mayo, en el que aparece acreditada como compositora en las 11 canciones, obtuvo cuatro veces disco de platino; dos de sus canciones, el auténtico fenómeno “Drivers License” y la sarcástica despedid “Good 4 U”, cruzaron ese umbral seis veces. Fue elogiada por Alanis Morissette y Gwen Stefani, y realizó un dueto con Billy Joel y Avril Lavigne. Cardi B habló efusivamente de ella en Twitter. Halsey le envió un pastel. En los premios Grammy de 2022, tres de sus siete nominaciones se convirtieron en victorias, incluida la de mejor nuevo artista.
¿Embarcarse en su primera gira? ¿Ver cómo los tabloides diagramaban su historial de citas? Nada de eso fue fácil. Pero crear la continuación de un gran debut es la prueba de fuego más difícil de la música, y Rodrigo sintió la presión de hacer un diamante. Al final, recurrió al consejo que había recibido de un ídolo, Jack White.
“La primera vez que lo conocí me escribió una carta que decía: ‘Tu único trabajo es escribir la música que te gustaría escuchar en la radio’”, relató mientras cenaba su predilecta combinación de ensalada y papas fritas. Rodrigo hizo una pausa. “Y bueno, escribir canciones que te gustaría escuchar en la radio es, de hecho, muy difícil”.
Las canciones son sólo una fracción de la ecuación. Las mujeres jóvenes en el pop enfrentan una abrumadora variedad de presiones: verse de cierta manera, competir entre sí, ser modelos a seguir, proyectar emociones aceptables. Por eso es admirable que Rodrigo haya optado en gran medida por no participar en nada de eso. En “Guts”, que Geffen lanzará el 8 de septiembre, es simplemente una estrella de rock.
La primera canción del disco, llamada “All-American Bitch”, comienza con la angelical voz soprano de Rodrigo sobre una guitarra acústica punteada con los dedos antes de estallar en poderosos y difusos acordes y la primera de muchas palabrotas. (Rodrigo tiene un verdadero don para exclamar palabrotas en el mejor momento posible). En “Ballad of a Homeschooled Girl”, canta una letanía de vergonzosos accidentes de fiesta sobre una elástica línea de bajo y deja escapar gritos catárticos.
También aparecen en este álbum delicadas baladas de piano, conmovedoras, que exploran las desventajas de su camino inusual, la atracción por un novio manipulador, el desafío de conceder el perdón. La mezcla de energía del disco refleja los gustos de Rodrigo. Le encantan las mujeres furiosas y Rage Against the Machine; los compositores que no temen exponer sus miedos íntimos y los artistas que dejan muy clara su postura política.
La necesidad de explorar un sonido más “grunge” se apoderó de ella mientras terminaba de componer “Sour”. “Brutal”, la última canción que escribió para el álbum con Daniel Nigro, el productor que se ha convertido en su socio creativo, es un giro de ojos en blanco algo punk (“No soy genial y no soy brillante/Y ni siquiera puedo estacionar en paralelo”), que Rodrigo convirtió en el número de apertura de su Sour Tour.
“Se volvía muy pesada cuando la ensayábamos”, dijo sobre su banda en vivo, cuyos miembros son todas mujeres o personas de género no binario. “Recuerdo que se me llenaron los ojos de lágrimas y pensé: esto es muy poderoso. Esto es lo que quería ver cuando era niña y navegaba por YouTube cuando tenía 14 años”.
Cuando Rodrigo tenía esa edad, ya era una actriz con trabajo que formaba parte del primero de dos programas de televisión de Disney que le generaron atención nacional. Durante mucho tiempo tuvo ambiciones musicales, pero el camino habitual de los fenómenos de la compañía (El reluciente synth-pop y pop-R&B de Britney Spears, Christina Aguilera o Justin Timberlake) no era para ella.
Miley Cyrus y Demi Lovato han satisfecho su gusto por el rock, pero el compromiso de Rodrigo con el género está profundamente arraigado. Su base musical se construyó con las bandas de la década de 1990 que sus padres amaban. Si bien la mayoría del pop actual se ensambla por un comité, ella trabaja casi de manera exclusiva con Nigro, quien solía ser el vocalista y guitarrista de la banda emo As Tall as Lions. Algunas pistas del nuevo álbum se grabaron en directo, con la banda completa.
Componer “All-American Bitch”, con su dinámica feroz y su actitud sarcástica, fue un descorche de emociones que no suelen encontrar espacio en el pop.
“Para mí, eso es la música, expresar esos sentimientos que son muy difíciles de exteriorizar, o que sientes que no son socialmente aceptables de exteriorizar”, afirmó Rodrigo. “Especialmente si eres una chica”.
En lo que calificó como “un día muy trascendental y fortuito, el día antes de que el mundo cerrara sus puertas” en marzo de 2020, su carrera musical oficialmente tomó rumbo. Por la mañana, Rodrigo se reunió con el importante sello discográfico con el que más tarde firmaría, después de que le aseguraron que estaban invirtiendo en ella como compositora, no como estrella potencial. (También negoció para conservar sus grabaciones originales). Por la tarde, tuvo su primera reunión con Nigro.
El compositor y productor había trabajado con Sky Ferreira y Caroline Polachek, artistas que unen el pop y el rock con claras visiones artísticas propias. Nigro había escuchado una maqueta sin editar que Rodrigo había publicado en Instagram de la eventual canción de “Sour”, “Happier” (“Espero que seas feliz”, le susurra ligeramente a un ex, “pero no más feliz”) y quedó impresionado. Fue la primera canción que el dúo abordó cuando finalmente pudieron trabajar en persona después de unos meses de separación por el COVID-19 (la madre de Rodrigo la llevó a la sesión).
Cuando llevó los componentes que terminarían convirtiéndose en “Drivers License” poco después, “creo que empezó a sentirse realmente segura y a encontrar su voz para el primer álbum”, dijo Nigro en una entrevista telefónica. Para el momento en que grabaron “Brutal”, con su aluvión de guitarras crujientes, Nigro pudo ver hacia dónde se dirigía Rodrigo.
CUANDO RODRIGO NO ESTÁ creando música, la está inhalando. Elogió a Snail Mail (“‘Valentine’ es una de mis favoritas”), Joni Mitchell (“Literalmente me emociono”), Kathleen Hanna (“Me encanta Bikini Kill”), Gwen Stefani (“‘Return of Saturn’ fue uno de los álbumes que me hizo querer hacer música”), Depeche Mode (“Estoy adicta”) y Billy Joel (“Él lo es todo”). También nombró a Beyoncé y Sleater-Kinney, Simon & Garfunkel y Sweet. “Dios mío, hoy escuché ‘Ballroom Blitz’ 10 veces. No tengo ni idea de por qué”, exclamó.
Uno de sus superpoderes es unir generaciones. “Es una revelación”, dijo Hanna, de las bandas Bikini Kill y Le Tigre, en una entrevista telefónica. “Tener mi edad y llorar por algo que alguien tan joven escribió… como cuando escuché ‘Drivers License’ por primera vez y comencé a sollozar en mi auto”.
Aunque Rodrigo trabaja a través de varios géneros, “Guts” se inclina hacia el rock, que en gran medida se alejó del centro de la música hace una década. A medida que la emisión en continuo llevó al hip hop, el pop y los sonidos globales a nuevas alturas, el rock más innovador y emocionante ha estado burbujeando bajo la superficie, impulsado en gran medida por mujeres jóvenes. Cuando Rodrigo subió al escenario de gira con una falda plisada a cuadros y calentadores de brazos, se basó en un linaje que va desde riot grrrl hasta el pop-punk de principios de la década de 2000, pasando por artistas como Soccer Mommy y boygenius, que han ido ampliando la paleta emocional del rock. Esos contemporáneos han creado audiencias de culto gracias al creciente éxito del indie, pero lo que está en juego para Rodrigo es mayor: es un caballo de Troya con la impetuosidad musical y la espinosa emotividad del rock bajo la cobertura del estrellato pop.
Rodrigo afirmó que “siempre he amado la música rock y siempre quise encontrar una manera de hacerla sentir como yo, y hacerla sentir femenina y aun así contar una historia y tener algo que decir que sea vulnerable e íntimo”. Rodrigo no podía evitar sonreír, y sus ojos brillaban bajo un maquillaje ligero “winged”, cuando hablaba de cómo las artistas que admira están “usando el rock, pero no están tratando de recrear una versión del rock que hacen los chicos”.
Su franqueza sobre sus influencias es sorprendente considerando que esa franqueza ya ha venido con riesgos: Taylor Swift y Paramore pueden haber sido inspiraciones en “Sour”, pero tras el éxito arrollador del álbum, esas inspiraciones de repente obtuvieron créditos de composición en dos canciones. Cuando se le preguntó si había ido a algún concierto de la gira Eras de Swift, Rodrigo fue breve: “Aún no”, dijo, y de inmediato agregó que había estado ocupada. “Me voy a Europa esta semana”.
A finales de julio asistió a un show de Tori Amos con Annie Clark (conocida profesionalmente como St. Vincent), una heroína que se ha convertido en mentora. “Nunca había conocido a alguien tan joven y que no le costara estar tan segura de sí misma”, dijo Clark en una entrevista telefónica. Rodrigo “sabe quién es y lo que quiere, y no parece tener miedo alguno de expresarlo. Además, es una chica realmente encantadora”, añadió. “Nunca la escuché decir una mala palabra sobre nadie”.
LOS EXNOVIOS DE RODRIGO podrían no estar de acuerdo. Aunque no los nombra, son objeto tanto de apasionadas críticas como de bromas ligeras en “Guts”. Su primer sencillo, “Vampire”, es una suite que va desde la balada hasta la grandilocuencia y que está dirigida a un hombre que abusó de su confianza y fama; en el hilarante temazo rap-rock (sí, leyeron bien) “Get Him Back!”, Rodrigo juega con la frase del título de la canción, buscando a la vez venganza y reconciliación.
“Tenía un deseo tan grande de vivir y experimentar cosas y cometer errores y crecer después de que salió ‘Sour’, que sentí una especie de presión para ser la chica que pensaba que todos esperaban que fuera”, dijo. “Y creo que, debido a esa presión, tal vez hice cosas que quizás no debería haber hecho: salir con personas con las que no debí”. Se tomó un momento para aclarar: “Soy muy tranquila”. Pero gran parte del álbum, dijo, trata sobre “afrontar esos sentimientos y salir de esa desilusión y darme cuenta de la esencia de quién soy, qué quiero hacer y con quién quiero pasar mi tiempo”.
A lo largo de unos años de cambios radicales, Rodrigo ha buscado cosas que la mantengan centrada. Tomó una clase de poesía en la Universidad del Sur de California e insistió en que los demás estudiantes la trataran “realmente normal”. Consiguió un apartamento en Nueva York donde su amigo Hu asiste a la universidad e inmediatamente soportó un rito de iniciación local: chinches de cama.
Aunque afirma que su perfil público es manejable (“No soy como Kim Kardashian ni nada parecido”), la vida de Rodrigo sigue siendo poco convencional. Algunos de los momentos más poderosos del álbum tienen que ver con sus batallas internas por el éxito prematuro.
Rodrigo afirmó que al principio dudo en escribir sobre alguien que había explotado su fama en “Vampire”, porque temía que la experiencia fuera autocomplaciente. “Siempre he tratado de escribir sobre las emociones en lugar del entorno extraño en el que me encuentro”, explicó. Pero el objetivo de escribir canciones “es destilar todas tus emociones a su esencia más simple, pura y efectiva”.
Olivia Rodrigo en Los Ángeles, el 25 de julio de 2023. (Chantal Anderson/The New York Times)
Olivia Rodrigo en Los Ángeles, el 25 de julio de 2023. (Chantal Anderson/The New York Times)