Victor Nevarez había probado decenas de medicamentos con receta y polvos para controlar su síndrome del intestino irritable, y nada funcionaba. Max Wittek quería controlar su apetito sin recurrir a fármacos como Ozempic. Y Rachel Conners solo buscaba una forma de hacer rollitos de canela masticables sin gluten.
Todos llegaron a la misma solución: cáscaras de psilio.
En una economía del bienestar que gira en torno a suplementos envasados con colores vivos, clases de aptitud física y píldoras dietéticas respaldadas por famosos, las cáscaras de psilio (también “psyllium”) pueden parecer un retroceso poco glamuroso. Derivadas de un arbusto originario del sur de Asia, donde se han utilizado durante siglos como ayuda digestiva, las cáscaras se parecen al lecho de una jaula de hámster, saben a serrín y se vuelven gelatinosas cuando se mezclan con agua.
Sin embargo, en Estados Unidos se han convertido en un artículo muy vendido. Entre 2018 y 2022, se lanzaron 249 nuevos productos de cáscara de psilio en el país, según datos de la empresa de investigación de mercado Mintel. Las cifras de ventas de una categoría tan fragmentada son difíciles de conseguir, pero un portavoz del producto de gran consumo Metamucil —esencialmente polvo de cáscara de psilio endulzado y con sabor a naranja— dijo que sus ventas han crecido en porcentajes de dos dígitos en los últimos años.
Muchos de los nuevos productos se utilizan en la cocina. Las personas que siguen dietas bajas en carbohidratos utilizan las cáscaras de psilio para hacer albóndigas. Quienes cocinan en casa espesan salsas con ellas. Los panaderos de productos sin gluten las utilizan en panes y pasteles.
Conners, de 29 años, dice que las cáscaras hacen esponjosos sus rollos de canela libres de gluten, sin el regusto amargo que pueden dejar otras adiciones.
“Fue asombroso encontrar un ingrediente así”, comentó Conners, que escribe el blog Bakerita desde su casa de San Diego. “Cuando trabajas con recetas sin gluten, hay muchos ingredientes que funcionan pero que simplemente no saben bien”.
La cáscara de psilio es aún más atractiva en un momento en que mucha gente busca alternativas baratas a los nuevos fármacos que suprimen el apetito.
Wittek, de 33 años, ingeniero informático del barrio neoyorquino de Brooklyn que hace poco siguió una dieta cetogénica, ha utilizado las cáscaras de psilio para que su masa de pizza a base de coliflor lo deje más satisfecho. El psilio, dice, “hace callar a mi barriga para que no diga: ‘Por favor, aliméntame’”.
Una mayor conciencia en torno a la salud intestinal también está impulsando las ventas.
“Todo el mundo es consciente ahora de que no ingiere suficiente fibra”, afirmó George Schaeffer, de 38 años, profesor de Matemáticas en San Francisco, que empezó a añadir cáscaras de psilio a su granola en la universidad para mejorar su digestión. Las generaciones anteriores, señaló, no se sentían cómodas hablando de problemas intestinales. “Los milénials y los mayores de la generación Z no tienen ninguna incomodidad con respecto a esas cosas. Buscamos formas de mejorar nuestras vidas que sean baratas”.
A diferencia de algunos suplementos de salud más caros hechos para Instagram, las cáscaras de psilio le funcionaron.
Pieter Cohen, internista de Cambridge Health Alliance en Massachusetts, dijo que las cáscaras de psilio pueden ser útiles para el estreñimiento o la diarrea, pero “no es un medicamento milagroso”, señaló. “Obtener suficiente fibra es importante, y la mejor manera de hacerlo es a través de alimentos reales: frutas y verduras”, que saben mejor que las cáscaras de psilio y contienen otros nutrientes, explicó.
Además, advirtió que no todos los productos a base de cáscara de psilio son iguales. Cohen recomendó evitar los que contienen saborizantes o edulcorantes añadidos, que pueden ser demasiado calóricos, y tomar las cáscaras de psilio con mucha agua: ingerir demasiada fibra y poca agua puede provocar estreñimiento. También desaconsejó el uso de las cáscaras de psilio como supresor del apetito. El suplemento puede frenar el hambre durante unas horas, explicó, “pero luego reaviva nuestro apetito horas más tarde porque no recibimos calorías”.
La cáscara de psilio también se está convirtiendo en un alimento básico para los hombres homosexuales.
Alex Hall, que vive en Chicago, cofundó el sitio web The Bottoms Digest para ofrecer recetas y consejos destinados a mejorar la digestión de las personas que se preparan para practicar sexo anal. Los receptores, conocidos como “pasivos”, a menudo intentan limpiar su tracto digestivo antes del sexo.
Debido a la escasez de educación sexual para las personas LGBTQ, dijo, muchos recurren a comportamientos poco saludables con el fin de prepararse para el sexo anal. “Desde hace décadas existe el chiste de no comer antes de ser pasivo”, aseguró Hall, de 30 años. Probó varios suplementos de fibra que se anuncian para hombres homosexuales, pero estaban plagados de aditivos.
“Entonces empecé a mirar las botellas grandes de cáscara de psilio con la mercadotecnia más fea”, relató. “Tenían el triple de pastillas. Empecé a comprar eso y noté resultados más rápidos y mejores”.
En su sitio web publica enlaces a diversos artículos, y “siempre son las cáscaras de psilio las que más se venden por encima de todo lo que recomiendo: lubricantes, leche no láctea, juguetes sexuales. Siempre es la fibra”.
Cuando Nevarez, de 33 años, presentador de YouTube en Scottsdale, Arizona, probó por primera vez las cáscaras de psilio para combatir sus síntomas de intestino irritable, se convirtió en un evangelista de este suplemento.
Grabó un video en el que mostraba cómo mezclar las cáscaras de psilio con agua. En el video, que da un poco de estilo a la imagen anodina del suplemento, se viste con un delantal de cuero y una camisa con cuello, se refiere descaradamente al Metamucil como “Muce” y trata su brebaje de cáscaras de psilio como un cóctel elegante.
El video llamó la atención de Ahmed Ali Akbar, de 35 años, periodista de audio cuya percepción del Metamucil había estado contaminada durante mucho tiempo por el consumo diario de su padre. De niño, “me repugnaba ver el vaso manchado de naranja en el fregadero”, contó. Pero hace unos meses se mudó a Chicago y, de repente, su digestión se volvió irregular.
Ahora toma cáscaras de psilio, no por su padre, sino por el video de Nevarez.
Foto ilustrativa de una de las marcas más vendidas de cáscaras de psilio, también conocido como psyllium, isabgol o ispaghula, que se deriva de un arbusto, en Nueva York, el 3 de agosto de 2023. (Scott Semler/The New York Times).
Rachel Connors, que utiliza cáscaras de psilio para que sus productos horneados sin gluten estén esponjosos, espolvorea sal sobre una receta de masa que incluye el ingrediente rico en fibra, en su casa de Vista, California, el 1.° de agosto de 2023. (Sandy Huffaker/The New York Times).