Con los conflictos laborales de Hollywood en plena ebullición y prácticamente toda la producción parada, la ansiedad empezó a invadir la casa de Zain Habboo en Chevy Chase, Maryland.
Ella y su marido acababan de terminar la última temporada de “The Righteous Gemstones”, de HBO, pero ahora les preocupaba que los nuevos episodios de sus series favoritas, como “El cuento de la criada”, se retrasen considerablemente.
¿Qué diablos iban a ver?
Habboo, de 49 años, se dio cuenta enseguida de que tenía opciones. Podría volver a ver clásicos como “Rockefeller Plaza” y “Arrested Development” con su hijo de 17 años. Podría acompañarlo a ver una serie de corrido, como los 62 episodios de “Breaking Bad”. Tampoco ha visto nunca ninguna de las películas de “Misión Imposible”, y apenas se ha fijado en las nominadas a los premios Oscar de los últimos cuatro o cinco años.
Para muchos espectadores, las huelgas de guionistas y actores en Hollywood pronto se sentirán como alteraciones en los calendarios de estrenos de las películas y en el horario de máxima audiencia, plagado de concursos, programas de telerrealidad y repeticiones.
Al mismo tiempo, la pausa en la producción de nuevos guiones ofrece a muchos espectadores un momento para ponerse al día tras el ritmo vertiginoso del llamado auge de la televisión, en el que se estrenaban decenas de series al mes.
“Tengo una fila de pendientes en Netflix tan larga que tardaría meses, un año o dos en verla entera”, comentó Dan Leonhardt, un ingeniero de 44 años que vive en Copenhague, Dinamarca. “¡Y eso es solo Netflix! También tengo una suscripción a Max”.
La ralentización supondrá un gran cambio con respecto a los últimos años, cuando los espectadores se vieron inundados por torrencial de contenidos: el año pasado se alcanzó la cifra récord de 599 nuevos estrenos de producciones televisivas que se originaron con un guion.
Casi a diario, los espectadores se encontraban haciendo clic en los nuevos programas de sus televisores, a menudo en los que nunca habían oído hablar, tratando de averiguar a partir de una descripción de una sola frase si una serie como “Altered Carbon” en Netflix o “The Path” en Hulu merecía su tiempo.
Para los servicios de emisión en continuo, la estrategia era sencilla: cuantos más programas produjeran, más posibilidades tendrían de atraer suscriptores. El número de personas que veían una serie no era tan importante como el número de personas que pagaban por el servicio.
Así que la promesa de un flujo constante de novedades se convirtió en el sello distintivo de la era de la emisión en continuo. Una de las cuestiones pendientes a medida que avanza el estancamiento laboral ha sido si los espectadores empezarían a cancelar en masa las suscripciones a los servicios de transmisión en continuo cuando hubiera menos series y películas nuevas disponibles.
Para muchos, sin embargo, el estreno de menos programas y películas es perfecto, pues eso les da tiempo para elegir su camino a través de los catálogos de emisión en continuo, una serie de televisión y películas olvidadas a la vez.
Emily Nidetz, de 41 años y residente en Madison, Wisconsin, se muestra aliviada por el hecho de que la producción de programas de telerrealidad no se haya visto afectada y de que siga habiendo muchos deportes que ver. Y aunque le preocupa la ralentización de los programas de prestigio, dice que siempre puede pasarse por la página de la comunidad de Facebook del pódcast de The Ringer “The Watch” para tener algunas ideas.
“Si vas a la página de Facebook y escribes: ‘Oye, me encantó “El Oso”, dime qué ver’, habrá como 400 respuestas”, aseguró.
La duración de los conflictos laborales determinará la duración de la interrupción. Los actores están en huelga desde el 14 de julio. Los guionistas llevan más de cien días en la misma situación. Las conversaciones formales entre los guionistas y la Alianza de Productores de Cine y Televisión, que negocia en nombre de los estudios, se celebraron el viernes por primera vez desde principios de mayo. No está prevista ninguna negociación con los actores.
Los investigadores de terceros creen que la mayoría de los servicios de emisión en continuo deberían estar bien protegidos si las huelgas duran uno o dos meses más, aunque el riesgo aumenta cuanto más tiempo esté parada la producción. La cantidad de contenido en sus catálogos de emisión en continuo fue una de las razones por las que los estudios dijeron en un principio que podrían soportar las huelgas, al menos a corto plazo, un mensaje dirigido a los guionistas y actores que en este momento no cobran. (Por ejemplo, “La ley de los audaces”, una serie de USA Network que dejó de emitirse en 2019, ha aumentado hace poco su popularidad en Netflix).
Los líderes del Sindicato de Guionistas de Estados Unidos, que representa a miles de guionistas en huelga, dijeron recientemente que era “desinformación” que la huelga no tendría “ningún impacto porque los servicios de emisión en continuo tienen bibliotecas y algunos productos en proceso de producción”.
“No es una estrategia comercial viable para estas empresas cerrar su negocio durante tres meses —y contando—, por mucho que intenten fingir que lo es”, dijeron en una nota a los afiliados.
Muchos espectadores dicen que apoyan a los guionistas y actores en huelga. Habboo afirmó que creía que no estaban siendo remunerados de manera justa, y “eso es algo muy decepcionante”.
Aun así, cuando le preguntaron si cancelaría alguna de sus suscripciones de emisión en continuo, fue tajante. “No hay que ser ridículos”, contestó. “Cancelar nunca es opción”.
Dan Leonhardt, en su casa de Copenhague, el 7 de agosto de 2023. (Mathias Eis/The New York Times)
Zain Habboo y su marido, Neil Stormer, ven la televisión en su casa de Chevy Chase, Maryland, el 5 de agosto de 2023. (Samuel Corum/The New York Times)