Tyler Cestia asegura que desde que dejó a su hijo Thomas en su camioneta una calurosa mañana de junio de hace dos años, se ha sentido como un corcho meciéndose en el océano.
Era el 14 de junio de 2021 y Cestia se preparaba para una estresante auditoría en el trabajo cuando olvidó dejar a Thomas con la niñera de camino a su oficina en Nueva Iberia, Luisiana.
A la hora del almuerzo, condujo a un restaurante con el auditor y luego regresó a su oficina.
Esa tarde, se dio cuenta de que no recordaba haber visto a la niñera esa mañana. Corrió a su camioneta, donde encontró a Thomas en su asiento de seguridad, detrás del asiento del conductor. Thomas, quien tenía 2 años y medio, fue declarado muerto en el lugar de los hechos.
“Fue una sacudida total”, comentó Cestia, de 37 años, quien vive en Nueva Iberia con su esposa, Pam, y sus otros dos hijos. “Es casi como una pesadilla que no es real. Vivo en un mundo improvisado que no es real. Y una vez que te bajas, es una batalla diaria”.
Cestia afirmó que ha superado el dolor extremo con la ayuda de su fe religiosa y la terapia. También ha tenido el apoyo de su esposa.
“La gente piensa: ‘¿Cómo alguien puede hacer eso?’”, comentó Pam Cestia. “No se te olvida el celular. No olvidas esto. Pero él estaba hiperconcentrado en otra cosa. No es un mal padre. No lo es”.
En otros casos, las consecuencias han sido más nefastas. Han colapsado matrimonios. Los cuidadores han sido procesados y han enfrentado penas en prisión. En un caso del año pasado en Chesterfield, Virginia, un padre que se dio cuenta de lo que había hecho de inmediato se fue a casa y se suicidó.
Y las muertes siguen ocurriendo. Apenas esta semana, en Houston, un bebé de 3 meses murió después de quedarse desatendido en un auto, según la policía. De acuerdo con la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras, al año mueren unos 40 niños por insolación en el interior de un auto, ya sea porque los dejaron adentro o porque quedan atrapados.
Esto promedia la muerte de un niño en un auto caluroso cada diez días en Estados Unidos. Las muertes son más frecuentes en el verano, pero ocurren todos los meses del año.
Para los defensores de la seguridad infantil, las nuevas tecnologías podrían ayudar a evitar estas tragedias recurrentes. Por ejemplo, los vehículos con sensores de movimiento interior pueden hacer sonar la bocina y enviar alertas al teléfono del conductor si detectan a un niño en el asiento trasero después de que se haya apagado el auto.
Sin embargo, las automotrices y los reguladores no han incluido esta tecnología como un equipamiento estándar de los vehículos nuevos, lo cual frustra a los expertos en seguridad. Según Kids and Car Safety, un grupo sin fines de lucro, 1050 niños han muerto en autos calurosos en todo el país desde 1990 y al menos otros 7300 han sobrevivido con lesiones diversas.
Los reguladores federales señalaron que estaban desarrollando reglas para que los nuevos vehículos estén obligados a tener luces y campanillas para recordarles a los conductores que revisen el asiento trasero después de apagar el auto, como exige la ley de infraestructura de 1 billón de dólares que el presidente Joe Biden firmó en 2021. Sin embargo, ese requisito no entrará en vigor sino hasta 2025.
Las grandes automotrices también se han comprometido a que en 2025 todos los vehículos nuevos incluirán sistemas básicos de recordatorios del asiento trasero. Hasta octubre pasado, más de 150 modelos ofrecían los recordatorios, según la Alianza para la Innovación Automotriz, la cual afirmó en un comunicado que la industria estaba haciendo “grandes progresos” hacia su objetivo de contar con recordatorios del asiento trasero.
No obstante, los sistemas de más alta tecnología que utilizan radares o sensores ultrasónicos para detectar a un niño en el asiento trasero siguen siendo relativamente raros.
“Es un asunto de costo y demanda”, comentó Emily A. Thomas, gerente de seguridad automotriz de Consumer Reports, firma que defiende la postura de que los sistemas de detección infantil deberían ser una norma en los vehículos nuevos. “La gente no sabe que necesita esto, por eso no hay una gran demanda y, por desgracia, la industria automotriz responde a lo que se le exige. Por lo tanto, si no es necesario, no lo pondrá como un equipo estándar”.
Según Kids and Car Safety, cerca de la mitad de las muertes en autos calurosos derivan en cargos penales que van desde poner en peligro a un niño hasta el asesinato. Muchos padres y cuidadores se declaran culpables para evitar la cárcel y porque no están dispuestos a enfrentar una batalla judicial tras la muerte de un niño, según el grupo.
Los fundamentos psicológicos del problema se han debatido durante años, al menos desde 2009, cuando Gene Weingarten, de The Washington Post, escribió un artículo ganador del premio Pulitzer en el que exploró si los cargos penales en verdad son apropiados para los padres que matan por accidente a sus hijos al dejarlos en los autos.
David Diamond, neurocientífico de la Universidad del Sur de Florida quien fue citado en ese artículo, ha explicado con paciencia el asunto desde entonces, incluso para un documental, “Fatal Distraction”, el cual se estrenó en 2021.
Diamond señaló que muchas de las muertes ocurren cuando los padres conducen al trabajo y entran en “modo de piloto automático y dejan de ser conscientes de que hay un niño en el asiento trasero”.
Los avisos luminosos y sonoros instalados en muchos vehículos nuevos les aconsejan a los conductores que revisen el asiento trasero cuando se apaga el auto. Esos sistemas suelen activarse cuando se abre una puerta trasera antes o durante un viaje, pero en realidad no pueden detectar si hay un niño en el auto.
Los sensores ultrasónicos, presentes en algunos vehículos Kia y Hyundai, pueden detectar a un niño (o una mascota) que se mueve en el asiento trasero después de haber cerrado el vehículo y luego hacer sonar la bocina y enviar mensajes de texto al conductor. Sin embargo, los sensores ultrasónicos podrían no detectar a un niño dormido en un asiento de seguridad reclinado hacia atrás, según Thomas.
En teoría, los sistemas basados en radares incluso pueden detectar los movimientos más leves, como la subida y bajada del pecho de un niño que duerme en un asiento de seguridad. Al menos un vehículo, el Genesis GV70, cuenta con esta tecnología.
En marzo, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por su sigla en inglés) aprobó una frecuencia específica para los radares de corto alcance, lo cual, según las automotrices, facilitará mucho más la instalación de radares para detectar a niños dentro de los vehículos. Antes, las empresas tenían que solicitar exenciones a la FCC.
Aunque la tecnología de radar no está muy generalizada, los defensores de la seguridad sugirieron que los conductores podrían recordarse a sí mismos que deben revisar el asiento trasero colocando algo importante al lado del niño, como un bolso, un teléfono, una cartera o incluso uno de sus zapatos.
Los Cestia tienen su propio sistema. Todas las mañanas, a las 8:05, se envían mensajes de texto para asegurarse de que dejaron a su hijo de un año y medio en casa de la niñera.
También se han manifestado con firmeza a favor de una tecnología obligatoria de detección de niños en los autos.
“Esta es mi oportunidad de ser la mamá de Thomas y de defenderlo”, comentó Pam Cestia. “Su historia puede ayudar a salvar la vida de otras personas”.
Tyler Cestia con su esposa, Pamela Cestia, en su casa de Nueva Iberia, Luisiana, el 9 de agosto de 2023. (Edmund D. Fountain/The New York Times)