La operación montada por Abbott para vigilar la frontera con Texas podría exceder las atribuciones del estado

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HOUSTON — A lo largo de los más de 2000 kilómetros de frontera entre Texas y México, la policía estatal habitualmente arresta migrantes por invasión de propiedad. Policías de la Guardia Nacional de Texas instalan concertina en las orillas del río Bravo y guardias estatales de caza y pesca patrullan el río en lanchas rápidas.

Desde hace más de dos años, el gobernador Greg Abbott ha tanteado el terreno para saber hasta dónde puede extender sus atribuciones un estado decidido a hacer valer la legislación migratoria. Su esquema, conocido como Operación Estrella Solitaria, ha gozado de gran popularidad en Texas, incluso entre los demócratas. En cuanto al costo de la operación, ya supera los 4000 millones de dólares, aunque se esperaba que fuera de 9000 millones de dólares como máximo para finales del próximo año.

Con todo y que el número de migrantes ha bajado en meses recientes, Abbott, de afiliación republicana, ha optado por acciones todavía más estrictas. Bajo su mando, la policía del estado ha aplicado enérgicas medidas de disuasión en la frontera y, en franco desafío a la autoridad federal, montó una barrera flotante en pleno río Bravo. En la pequeña ciudad fronteriza de Eagle Pass, el mes pasado la policía estatal retiró la vegetación de un banco de arena ubicado a la mitad del río para crear un nuevo puesto fronterizo de seguridad.

La primera respuesta significativa del gobierno federal a estas acciones fue una demanda presentada el 24 de julio en contra del estado de Texas, en la que argumenta que la barrera flotante instalada en el río “contraviene la legislación federal” y “podría afectar la política exterior de Estados Unidos”. El 26 de julio, el gobierno federal presentó una moción en la que solicita una orden inmediata para que se retire la barrera.

Los métodos más enérgicos han puesto a prueba el apoyo dado a las políticas migratorias del gobernador en años recientes en Texas. Apenas el mes pasado, el 59 por ciento de los texanos encuestados, de los cuales un 30 por ciento eran demócratas, dijeron respaldar el despliegue de policías y el gasto asignado a la frontera.

No obstante, las tácticas más agresivas empleadas en semanas recientes, además de las noticias sobre la dureza con que los agentes de Texas tratan a los migrantes y las lesiones que la concertina les ha causado a varias personas, han mermado un poco ese respaldo.

“Funcionó el primer año o año y medio”, comentó el representante estatal Eddie Morales, demócrata conservador miembro de la Cámara de Representantes de Texas por Eagle Pass que votó a favor de autorizar el gasto en la Operación Estrella Solitaria en 2021. “Pero me parece que ya se pasó de la raya”, señaló con respecto a Abbott. “Es hora de que alguien le ponga el alto a nuestro gobierno estatal”.

En años recientes, varios residentes de las comunidades fronterizas y sus líderes electos, en su mayoría hispanos y demócratas, se han quejado por la presión que la llegada de tantos migrantes, cuyo número ha aumentado drásticamente durante el gobierno de Biden, ejerce en los servicios locales. El flujo de recursos estatales y el apoyo de las autoridades policiacas les parece positivo.

Por desgracia, si se considera el principal objetivo del programa de disuadir a los migrantes, la Operación Estrella Solitaria no parece haber dado muchos resultados en sus primeros dos años. El estado afirma haber detenido a más de 381.000 personas por haber cruzado ilícitamente la frontera. La mayoría de estas personas fueron entregadas a agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, que en muchos casos las liberaron dentro del país en espera de su audiencia migratoria, y el número total de llegadas en general se ha mantenido por encima de los niveles medidos al arranque del programa.

Abbott ha destacado otros parámetros, como los más de 29.000 arrestos por cargos penales y alrededor de 422 millones de dosis letales de fentanilo recuperadas por policías estatales en la frontera… que en su mayoría se confiscaron en puntos de cruce legales.

El gobernador promocionó su campaña fronteriza en 2022, durante la contienda por la reelección contra Beto O’Rourke, antiguo congresista demócrata que criticó la Operación Estrella Solitaria y las órdenes de Abbott de enviar a los migrantes en autobuses a ciudades de todo el país gobernadas por demócratas. Abbott obtuvo la victoria para un tercer mandato por un porcentaje de dos dígitos.

“Si el estado no hubiera hecho nada, me parece que los electores y los ciudadanos habrían exigido un cambio”, declaró David Carney, el principal asesor político para la campaña de reelección de Abbott. “En realidad, no es un tema de debate entre republicanos y demócratas”, añadió Carney. “Los hispanos lo apoyan. Los afroestadounidenses lo apoyan. No es un tema controvertido”.

Carney indicó que el programa de traslado de migrantes en autobuses había sido blanco de críticas injustas que lo describieron como una treta política, cuando en realidad es una medida bien pensada que hasta el momento ha trasladado a más de 25.000 migrantes a ciudades a las que querían ir.

Algunas encuestas recientes parecen mostrar un aumento ligero en el número de texanos, incluida una “considerable minoría” de demócratas, dispuestos a apoyar medidas migratorias más rigurosas, como deportar a migrantes indocumentados que ya estén en Estados Unidos, explicó James Henson, director del Proyecto de Política de Texas en la Universidad de Texas, campus Austin. Solo a alrededor de una cuarta parte de los encuestados en junio les parecía que el estado gastaba mucho en seguridad fronteriza.

En primavera, la legislatura de Texas, dominada por republicanos, autorizó otros 5000 millones de dólares de gasto en la Operación Estrella Solitaria hasta el año entrante.

Muchos menos migrantes han llegado en semanas recientes, desde que dejó de aplicarse a finales de mayo una política conocida como Título 42, que estipulaba que los migrantes que cruzaran ilegalmente debían ser retirados de inmediato.

El gobierno de Biden afirma que la disminución en el número de cruces ilegales se debe a cambios en su política, como normas más estrictas para solicitar asilo, teoría que pronto podría ponerse a prueba. El 25 de julio, un juez federal bloqueó la nueva política de asilo en una acción interpuesta por la Unión Estadounidense de Libertades Civiles.

Por su parte, los conservadores afirman que la reducción en esas cifras es resultado de las medidas de Abbott. Desde finales de mayo, su gobierno les instruyó a los policías estatales y a los integrantes de la Guardia Nacional reforzar las medidas existentes, que se aplican en distintas áreas con gran tráfico migratorio a lo largo del río Bravo.

Según las autoridades, esta operación es una manera de decir “hasta aquí”, una consigna evidente en particular en Eagle Pass, que últimamente ha sido uno de los principales puntos de llegada de migrantes sin autorización que han solicitado asilo. La operación ha incluido acciones como gritarles a los migrantes que regresen a México, negarles agua a algunos a pesar del intenso calor e instalar barreras físicas, como la concertina.

Funcionarios locales indicaron que el estado también llenó hace poco una sección del río que separaba la costa de una isla de arena, al parecer con la intención de interceptar a los migrantes que pretendieran utilizarla como punto de descanso.

Un vocero del Departamento de Seguridad Pública de Texas rebatió que se hubiera llevado tierra al río y señaló que el banco de arena natural “siempre había estado ahí, solo que ahora es visible porque retiramos toda la vegetación” para evitar el tráfico ilegal en esa área.

Al parecer, la colocación de la barrera flotante (unos 300 metros de boyas redondas grandes aproximadamente a 3 kilómetros al sur de un puente internacional en Eagle Pass) contraviene normas internacionales y una ley federal que rige la construcción en aguas navegables.

En una carta de fecha 24 de julio dirigida al presidente Joe Biden, Abbott indicó que quizá invoque una sección de la Constitución estadounidense que amplía las facultades de los estados durante una invasión extranjera, táctica legal a la que los conservadores han recurrido desde hace varios años.

Algunos expertos legales señalaron que las acciones de Abbott podrían exceder las atribuciones del estado en materia de inmigración y, en ciertas instancias, quizá ya lo han hecho.

“Colocar la misma concertina que ponen en la prisión a orillas del río Bravo no solo es totalmente ilegal, sino también de lo más cruel”, opinó Jeffrey B. Abramson, profesor emérito de Gobierno y Derecho en la Universidad de Texas, campus Austin.

Ha habido algunas objeciones legales al uso de policías estatales para arrestar a inmigrantes descubiertos en algunos ranchos por invasión de propiedad privada. En un principio, el programa solo ordenaba el arresto de varones, pero el año pasado un juez estatal determinó que era una instancia de discriminación que bien podría constituir una violación de la Constitución.

El problema es que el gobierno federal no ha dado señales de tener mucho interés en promover alguna acción contra Abbott ante los tribunales para reclamar la primacía del gobierno federal en materia de inmigración. Algunos expertos legales creen que quizá sea por temor a que, en una confrontación directa, la Corte Suprema de Estados Unidos, de postura muy conservadora, le dé la razón a Abbott.

Algunos migrantes, vistos desde Piedras Negras, México, caminan a lo largo del río Bravo en busca de una abertura en la concertina en Eagle Pass, Texas, el 19 de julio de 2023. (Go Nakamura/The New York Times)

Un agente de la Patrulla Fronteriza estadounidense registra a un migrante que solicitó asilo después de cruzar desde México en Eagle Pass, Texas, el 12 de mayo de 2023. (Go Nakamura/The New York Times)

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