Registrar una victoria al día... y otras maneras de practicar la gratitud

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(Science Times)

Cuando era niño y vivía en California, lejos de mi familia extendida, mi hermano y yo siempre terminábamos las festividades decembrinas con cartas de agradecimiento a nuestros parientes. Como era un niño de 8 años, las notas se volvieron mucho más que un reconocimiento obligatorio por un muñeco o una nueva prenda: también eran una oportunidad de compartir partes de mi vida con tías, tíos y abuelos a los que en contadas ocasiones veía.

Ahora, la práctica de escribir cartas se siente casi pintoresca, pero cuando examiné la ciencia que conforma la gratitud en un artículo el mes pasado, aprendí que para expresarla no es necesario dedicarle mucho tiempo. Incluso un texto corto y reflexivo puede fortalecer nuestras conexiones sociales.

Cultivar una actitud agradecida y tomar algunos minutos al día para contar nuestras bendiciones también puede reducir síntomas de depresión y ansiedad, incrementar la autoestima y mejorar nuestra satisfacción de la vida.

Como un experto lo dijo: “La gratitud parece ser el regalo que sigue dando”.

Con eso en mente, les pedimos a los lectores de The New York Times que nos contaran cómo practicaban la gratitud y recibimos casi 800 respuestas. A continuación, algunas de sus estrategias.

Muestra tu agradecimiento

Jeanne Rogow, de 63 años, quien vive en Traverse City, Míchigan, escribió: “Mi esposo y yo nos turnamos para mencionarle al otro tres cosas por las que sentimos gratitud cada día. Si se nos olvida un día, me lo digo a mí misma antes de dormir”.

Mitchell Shapiro, de 69 años, quien vive en Fort Lee, Nueva Jersey, comentó que le agradece a su esposa cuando ella prepara una comida. Shapiro agregó: “De verdad, no le gusta cocinar. Yo lavo los platos. Con gratitud”.

William McDonnell, de 75 años, quien también vive en Nueva Jersey, escribe notas de agradecimiento a cualquier persona que es agradable y útil. Puede ser un representante de servicio a clientes en una tienda o un familiar que pasó tiempo con él. McDonnell manifestó: “Las personas se muestran agradecidas de manera genuina cuando son reconocidas por algo positivo que hicieron”.

Combina gratitud con movimiento

Varios lectores afirmaron que las rutinas de acondicionamiento físico combinan bien con los ejercicios de gratitud.

Deborah Rathbun, de 66 años, de Sharon, Connecticut, toma una caminata varias veces a la semana, siempre concentrada en la belleza que la rodea. Al respecto, Rathbun precisó: “El azul del cielo, los árboles verdes llenos de hojas, cómo la bandera se mueve con nobleza en la brisa, una llovizna que hace mucha falta en los jardines”.

Después, reflexiona sobre las veinticuatro horas anteriores y las “cosas muy pequeñas que salieron bien o fueron placenteras”. Puede ser una conversación amistosa o agradable con un cajero o el mensaje de texto considerado que finalmente envió a una amiga.

Rathbun aseguró que, para cuando concluye la caminata, su mente se siente “tranquila y despejada”.

Regístralo

Más de cien participantes afirmaron que usan diarios o aplicaciones como Day One, Gratitude Plus y Flavors of Gratefulness para llevar registro de las cosas buenas en su vida.

Elizabeth Chan, de 35 años, quien vive en San Antonio, opinó: “Lo mejor que mi terapeuta me enseñó fue a registrar mi ‘victoria’ cada día. Hacerlo me ayudó a desarrollar mis músculos del optimismo, que se habían atrofiado durante décadas”.

Expresa tu lado artístico

Owen Harvey, de 49 años, de Kingston, Nueva York, relató: “Pinto pequeñas acuarelas y escribo una nota en la parte posterior”. Después, las envía por correo a un amigo o familiar.

Harvey indicó que el hábito comenzó durante los momentos de mayor aislamiento de la pandemia.

Harvey manifestó: “Sentí que las redes sociales carecían de la intimidad de la conexión que extrañaba. Todo se sentía muy impersonal”.

Agrégalo a tu rutina nocturna

Carol Magowan, de 70 años, de Salisbury, Connecticut, señaló: “Todas las noches, después de que apago la luz y me coloco en una posición cómoda para dormir, reconozco a cada persona con la que me topé en el día, les deseo alivio y les agradezco por su presencia en mi día”.

Magowan añadió que la lista es tan larga que con frecuencia se queda dormida antes de terminar.

Magowan dijo: “El beneficio, además de caer en un sueño profundo, es una sensación intensa de conectar con la condición humana y mi lugar en este mundo”.

Agradece de modo grupal

Louise Miller, de 52 años, de Boston, puntualizó que escribe su lista de gratitud en un diario y, luego, manda por mensaje de texto la lista a un grupo de amigos que también comparten las de ellos. Miller comentó: “Casi siempre incluyen algo que inspira más gratitud en mí, ¡es contagioso!”.

Zach Ford, de 33 años, un residente de Brooklyn, indicó que ha estado siguiendo una práctica casi diaria de gratitud desde sus primeras semanas de sobriedad hace alrededor de seis años. Cada mañana, comparte su lista de gratitud en un correo electrónico con un puñado de personas.

Ford narró: “En los primeros días de mi sobriedad, no sentía que tenía mucho qué celebrar. Empezar una práctica de gratitud me ayudó a replantear las cosas. En lugar de enfocarme en lo negativo o lo que no iba bien, comencé a destacar lo positivo”.

Ford concluyó: “Esto no significa que ya no sienta dolor o tristeza, pero me ha llevado a obtener la capacidad de sostener lo bueno y lo malo al mismo tiempo y también las reducciones significativas en momentos de desesperanza”.

Cultivar una actitud agradecida y tomar algunos minutos al día para contar nuestras bendiciones puede reducir síntomas de depresión y ansiedad, incrementar la autoestima y mejorar nuestra satisfacción de la vida. (Lucy Jones/The New York Times)

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