Las personas que toman medicamentos como el Ozempic aseguran que sus ‘pensamientos recurrentes en comida’ han desaparecido

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PARA ALGUNOS, ES UN EFECTO SECUNDARIO SORPRENDENTE.

Hasta que empezó a tomar el medicamento para adelgazar Wegovy, los días de Staci Klemmer giraban en torno a la comida. Cuando se despertaba, planeaba lo que iba a comer; en cuanto almorzaba, pensaba en la cena. Cuando salía de trabajar como profesora de secundaria en el condado de Bucks, Pensilvania, solía conducir hasta Taco Bell o McDonald’s para calmar lo que ella llamaba un “parloteo permanente” dentro de su cabeza. Incluso cuando estaba satisfecha, quería seguir comiendo.

En febrero, casi inmediatamente después de la primera dosis de medicamento, Klemmer empezó a presentar efectos secundarios: reflujo ácido, estreñimiento, náuseas y fatiga, pero, afirmó que fue como si se activara un interruptor en su cerebro (“los pensamientos recurrentes” se detuvieron).

“Ya no pienso en tacos a todas horas”, aseveró Klemmer, de 57 años. “Ya no tengo antojos. En absoluto. Es rarísimo”.

Andrew Kraftson, profesor clínico adjunto en Michigan Medicine, dijo que, durante sus 13 años como especialista en medicina de la obesidad, las personas que trataba decían con frecuencia que no podían dejar de pensar en la comida. Así que, cuando empezó a recetar Wegovy y Ozempic, un medicamento para la diabetes que contiene el mismo compuesto, y los pacientes empezaron a utilizar el término pensamiento recurrente en comida, afirmando que había desaparecido, supo exactamente a qué se referían.

A medida que ha aumentado el interés en torno al Ozempic y otros medicamentos inyectables para la diabetes como Mounjaro, que funciona de manera similar, el término ha ido ganando adeptos. Los videos relacionados con el tema “los pensamientos recurrentes en comida y su explicación”, han tenido 1800 millones de reproducciones en TikTok. Algunas de las personas que han logrado conseguir estos medicamentos (a pesar de la persistente escasez y de los precios de catálogo que pueden acercarse o superar los 1000 dólares) han compartido historias en las redes sociales sobre sus experiencias.

CUANDO LOS PENSAMIENTOS RECURRENTES EN COMIDA SE DESVANECEN

Wendy Gantt, de 56 años, dijo que escuchó por primera vez el término pensamiento recurrente en comida en TikTok, donde también había oído hablar del medicamento Mounjaro/. Gantt encontró una plataforma de telesalud y recibió una receta en pocas horas; ella recuerda el primer día que empezó a tomarlo, el verano pasado. “Fue como una sensación de libertad de ese ciclo de: ‘¿Qué voy a comer? Nunca me siento satisfecha, no es suficiente. ¿Qué podré botanear?’”, narró. “Es como si alguien lo hubiera borrado con una goma”.

Para algunos, la escasez de estos medicamentos ha supuesto un caso de prueba, una manera de ver sus vidas con y sin pensamientos recurrentes en comida. Kelsey Ryan, de 35 años, corredora de seguros en Canandaigua, Nueva York, no ha podido surtir su receta de Ozempic en las últimas semanas y los pensamientos recurrentes volvieron a aparecer. No se trata solo del antojo de helado suave todos los días, explicó. Para Ryan, los pensamientos recurrentes en comida también significan una serie de pensamientos relacionados con la comida: negociaciones internas sobre si comer frente a otras personas, preguntándose si la juzgarán por comer pollo frito o si pedir una ensalada la hará ver como si estuviera esforzándose demasiado. Ozempic es más una manera de acallar los pensamientos recurrentes en comida que otra cosa, señaló.

“Es una herramienta”, dice Ryan. “No es un medicamento mágico que le dé a la gente una salida fácil”.

¿CUÁLES SON LAS CAUSAS DE LOS PENSAMIENTOS RECURRENTES EN COMIDA?

No existe una definición clínica de los pensamientos recurrentes en comida, pero los expertos y pacientes entrevistados para este artículo coincidieron en general en que se trata de una manera abreviada de cavilar constantemente sobre la comida. Algunos investigadores asocian el concepto con el “ hambre hedónica”, una preocupación intensa por ingerir alimentos con el fin de obtener placer y señalan que también podría ser un componente del trastorno por atracón, que es frecuente, pero a menudo se malinterpreta.

Los especialistas en medicina de la obesidad han intentado comprender mejor por qué una persona puede pensar constantemente en comida durante algún tiempo, aseveró Robert Gabbay, director científico y médico de la Asociación Estadounidense de Diabetes. “Al parecer, algunas personas tienen una predisposición mayor”, dijo. Según Janice Jin Hwang, jefa de la división de endocrinología y metabolismo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte, lo más probable es que la obsesión por la comida sea el resultado de factores genéticos, además de la exposición ambiental y los hábitos aprendidos.

La pregunta del millón es: ¿por qué algunas personas pueden deshacerse del impulso de comer y otras permanecen sumidas en pensamientos sobre la comida?, señaló Hwang.

¿CÓMO SUPRIME EL MEDICAMENTO LOS PENSAMIENTOS RECURRENTES EN COMIDA?

El ingrediente activo de Ozempic y Wegovy es la semaglutida, un compuesto que afecta a las zonas del cerebro que regulan el apetito, según Gabbay; también hace que el estómago se vacíe más lentamente, lo que hace que las personas que lo toman se sientan saciadas más rápido y durante más tiempo. Esa saciedad en sí misma podría atenuar los pensamientos recurrentes en comida, afirmó.

Existe otro marco teórico que explica por qué el Ozempic podría anular los pensamientos recurrentes: la semaglutida activa los receptores de una hormona llamada GLP-1. Estudios en animales han demostrado que esos receptores se encuentran en células de regiones del cerebro que tiene una relevancia especial para la motivación y la recompensa, lo que apunta a una posible manera en la que la semaglutida podría influir en los antojos y deseos. Según Hwang, es posible, aunque no está demostrado, que ocurra lo mismo en los seres humanos, lo que podría explicar por qué las personas que toman el medicamento afirman a veces que la comida (y, en algunos casos, el alcohol) que se les solía antojar ya no les produce alegría.

Los investigadores siguen estudiando cómo funciona la semaglutida, cómo puede influir en aspectos del cerebro como los pensamientos recurrentes en comida y su potencial para otros usos, como el tratamiento de las adicciones.

Klemmer afirmó que le preocupaban los posibles efectos secundarios a largo plazo de un medicamento que podría tomar el resto de su vida, pero cree que la compensación (el fin de los pensamientos recurrentes en comida) vale la pena. “Valen la pena todos los efectos secundarios negativos que tendría que sufrir para tener lo que siento ahora, no preocuparme por la comida”, señaló.

Los investigadores siguen estudiando cómo funciona la semaglutida, cómo puede influir en aspectos del cerebro como los pensamientos recurrentes en comida y su potencial para otros usos, como el tratamiento de las adicciones. (Kaitlin Brito para The New York Times)

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