Las nuevas tácticas fronterizas hostiles de Texas están lesionando a los migrantes

Reportajes Especiales – News

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Durante más de dos años, el gobernador de Texas, Greg Abbott, ha seguido una estrategia cada vez más agresiva en la frontera, al enviar miles de soldados de la Guardia Nacional y policías para patrullar el río Bravo poniendo a prueba los límites legales de la acción estatal sobre inmigración.

Pero en las últimas semanas, los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley de Texas han llevado esas tácticas mucho más allá y se han embarcado en lo que el estado ha llamado una operación para “defender el frente”, según entrevistas con funcionarios estatales y documentos revisados por The New York Times. Esto ha revelado que fortificaron las riberas del río con hileras de alambre de púas adicionales, han negado agua a algunos migrantes, les han gritado a otros que regresen a México y, en algunos casos, no han alertado deliberadamente a los agentes federales de la Patrulla Fronteriza que podrían ayudar a los grupos a llegar a las orillas y presentar solicitudes de asilo.

El enfoque cada vez más brutal e independiente ha alarmado a personas dentro de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos y el Departamento de Seguridad Pública de Texas, la principal agencia responsable de aplicar las políticas fronterizas del gobernador. Varios agentes de Texas han presentado quejas internas y expresado su oposición.

La realidad de esas tácticas en una zona de la frontera, cerca de la pequeña ciudad de Eagle Pass, fue detallada en un correo electrónico por un médico de la policía estatal, quien describió a migrantes exhaustos que se habían cortado con los alambres de púas, un adolescente que se fracturó una pierna para escapar las barreras y oficiales a los que se les instruyó no darle agua a los migrantes sedientos bajo un calor peligroso. Las acciones descritas en el correo electrónico provocaron una condena generalizada de los demócratas de Texas en el Congreso y de la Casa Blanca luego de que el Houston Chronicle informara sobre el correo electrónico.

“Si son ciertos, es algo abominable. Es despreciable. Es peligroso”, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, refiriéndose a los informes. “Estamos hablando de los valores fundamentales de lo que somos como país”. El Departamento de Justicia declaró el miércoles que estaba evaluando la situación.

Pero las objeciones dentro del Departamento de Seguridad Pública de Texas se extendieron mucho más allá de un solo médico: al menos otros tres oficiales que trabajan cerca de Eagle Pass, un punto de llegada principal para los inmigrantes que cruzan de forma ilegal, han expresado su indignación y sus dudas a los superiores sobre las acciones que han visto, según correspondencia interna y entrevistas con funcionarios estatales informados sobre la respuesta fronteriza.

Y no fueron solo los oficiales los que describieron la crueldad de las nuevas tácticas. En varias entrevistas con el Times en Eagle Pass, a unas dos horas al suroeste de San Antonio, los migrantes que se recuperan de heridas afirmaron que se habían encontrado con falanges de agentes del orden a lo largo de riberas de Estados Unidos que recientemente estaban rebosantes de alambres de púas, algunos de ellos bajo el agua.

“No paraban de gritarnos: ‘¡Regrésense, regrésense!'”, contó Reyna Gloria Domínguez, de 42 años, quien llegó a Eagle Pass desde Honduras en silla de ruedas. “Les dijimos: ‘No podemos’. Mi hijo les dijo: ‘Ella necesita ayuda. Está herida’”.

Escenas similares se han estado desarrollando en otros lugares a lo largo de la frontera, como en la ciudad de Brownsville, Texas, cerca de la desembocadura del río Bravo, donde los policías estatales han estado haciendo guardia en los puntos de cruce detrás de dos capas de alambre de púas.

La creciente agresividad ha creado una tensión internacional con México porque, además de colocar alambre de púas, Texas también desplegó una barrera flotante de boyas de 300 metros en el río Bravo en Eagle Pass este mes. Funcionarios mexicanos han dicho que la barrera quizá haya violado tratados internacionales y podría estar invadiendo territorio mexicano.

Las autoridades de Texas han culpado al gobierno de Biden por permitir una situación caótica en la frontera. Dijeron que la barrera de boyas y los alambres de púas buscaban disuadir a las personas de arriesgarse a nadar peligrosamente a través del río Bravo y dirigirlas a estaciones de cruce fronterizo oficiales y seguras.

“No se han dado órdenes ni instrucciones bajo la Operación Estrella Solitaria que puedan poner en peligro la vida de quienes intentan cruzar la frontera ilegalmente”, dijo Abbott en un comunicado conjunto con altos funcionarios del Departamento de Seguridad Pública de Texas y el Departamento Militar de Texas, utilizando el nombre de la operación estatal.

Las nuevas tácticas de Texas han socavado las relaciones entre las agencias del orden estatales y federales que han trabajado juntas durante mucho tiempo para monitorear la frontera.

En un memorando al Departamento de Seguridad Pública de Texas el mes pasado, los funcionarios de la Patrulla Fronteriza en el área de Eagle Pass expresaron su preocupación de que el alambre de púas colocado a lo largo del río por los funcionarios de Texas estaba creando nuevos peligros para los migrantes, así como para los agentes fronterizos federales.

Al mismo tiempo, los supervisores de la policía estatal han recibido instrucciones de sus propios superiores de no alertar a la Patrulla Fronteriza cuando se encuentran con grupos de migrantes, sino que manejen la situación ellos mismos, según un mensaje de texto del departamento dirigido a los sargentos que obtuvo el Times.

“¿Podrían, por favor, enviarles un mensaje a sus agentes?”, decía el texto, refiriéndose a los que están estacionados en un parque propiedad de la ciudad junto al puente internacional en Eagle Pass. “NO deben llamar a la Patrulla Fronteriza cuando vean que un grupo se acerca o ya está en la ribera”. En cambio, se les ordenó a los oficiales que hicieran arrestos por allanamiento de morada, un elemento de la Operación Estrella Solitaria.

El mensaje de texto, que fue enviado la semana pasada y no ha sido reportado previamente, también instruyó a los oficiales a decirles a los migrantes que “regresen a México” y que crucen la frontera en uno de los puentes internacionales.

Muchos de los migrantes que llegaron a Eagle Pass después de pasar por la nueva y peligrosa vía quedaron conmocionados y algunos resultaron heridos.

Gleyders Durant, un migrante de de 27 años de Venezuela, se quitó las vendas del pie derecho para revelar varias heridas. Contó que cuando cruzó el río el viernes y pisó suelo estadounidense –con su hijo de 3 años sobre sus hombros y su esposa detrás– sintió un dolor agudo. La sangre comenzó a brotar a través de una de sus zapatillas deportivas.

“Fue en ese momento que me di cuenta de que había pisado un alambre de púas escondido bajo aguas turbias”, dijo. Presa del pánico, extendió los brazos y cargó a su esposa para que le pasara por encima. “Estaba escondido, bajo el agua”.

Debido al aumento en el número de migrantes que son llevados al único hospital en Eagle Pass, los residentes a menudo han tenido que esperar hasta ocho horas para recibir atención médica, afirmó el alcalde Rolando Salinas Jr. “Apoyo la migración legal y la aplicación metódica de la ley”, dijo en una entrevista el miércoles. “A lo que me opongo es al uso de tácticas que hieran a las personas”.

Las tácticas de Texas parecen haberse intensificado a finales de mayo, en vísperas del fin del Título 42, una política de salud pública impuesta durante la pandemia de coronavirus que le permitió a los agentes federales expulsar rápidamente a la mayoría de los migrantes que llegaban.

El Departamento de Seguridad Pública defendió su estrategia y declaró que los oficiales estaban brindando asistencia a los migrantes con problemas médicos. “No existe una directiva o política que instruya a los agentes a no darles agua a los migrantes o a empujarlos de regreso al río”, dijo un portavoz de la agencia, Travis Considine.

Al mismo tiempo, afirmó Considine, los oficiales, a quienes se les ha ordenado que eviten el ingreso de migrantes y que les indiquen que regresen a México, tienen cierta discreción en la forma en que llevan a cabo esas órdenes.

“Si hay mujeres y niños que piden agua, recibirán agua”, dijo. “Ahora, si viene un grupo de 30 hombres adultos y comienzan a rogar por agua, no voy a negar que existan oficiales que digan: ‘No les vamos a dar agua’”. Dijo que, si los migrantes no parecían estar sufriendo, los agentes quizás podrían decirles que se fueran a buscar agua a México.

Los cuatro agentes que expresaron su preocupación afirmaron que había órdenes explícitas de negarles el agua a los migrantes y de decirles que regresaran a México. Tres dijeron que los supervisores les habían dicho que los agentes no debían informar a la Patrulla Fronteriza cuando los migrantes estuvieran en el agua o en la orilla del río de Texas.

Uno de los oficiales, Nicholas Wingate, es médico. En un correo electrónico enviado a los supervisores el 3 de julio, dijo que numerosos migrantes, incluida una mujer embarazada, habían quedado enredados en el alambre de púas. Dijo que la mujer, de 19 años, estaba “doblada sobre sí” y “con un dolor evidente, atrapada en el alambre”. Una niña de 4 años que había intentado cruzar fue “obligada a retroceder por los soldados de la Guardia de Texas debido a las órdenes que les dieron”, escribió en el correo electrónico.

Debido a las temperaturas que superaron los 37 grados Celsius ese día, la niña se desmayó y quedó “inconsciente”, escribió Wingate. Los trabajadores médicos de emergencia se la llevaron.

En cuanto a la coordinación con la Patrulla Fronteriza, Considine afirmó que los oficiales no alertaron a la Patrulla Fronteriza cuando arrestaron a migrantes por allanamiento de morada. Dijo que el número de este tipo de arrestos había aumentado recientemente en Eagle Pass y sus alrededores.

Pero la ley federal da derecho a las personas que ingresan a Estados Unidos, incluso de manera ilegal, a solicitar asilo si afirman que son perseguidos en su país de origen.

Agentes de la ley de Texas de guardia junto un alambre de púas en la orilla del río Bravo en Eagle Pass, Texas, el 19 de julio de 2023. (Go Nakamura/The New York Times)

Un grupo de personas, incluidas algunas con niños, vadean la orilla del río Bravo en Piedras Negras, México, el 19 de julio de 2023. (Go Nakamura/The New York Times)

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