WASHINGTON — Una de las organizaciones de defensa de los derechos civiles de los latinos más antiguas y veneradas de la nación se encuentra en una delicada encrucijada que, en opinión de algunos miembros, podría determinar su dirección… o tener consecuencias funestas para su futuro.
Un complicado enfrentamiento legal originado en el debate de décadas sobre la posibilidad de que Puerto Rico se convierta en un estado ha atizado rivalidades internas entre los miembros y la directiva del grupo, la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos, conocida como LULAC, por su sigla en inglés.
Algunos han acusado a su presidente de alimentar la misma discriminación que la organización se propuso eliminar desde su fundación. Seis miembros actuales y antiguos argumentan que Domingo Garcia, abogado de Dallas que ha estado a la cabeza del grupo desde 2018, pretende marginalizar a los miembros puertorriqueños tras estar a punto de perder el cargo el año pasado frente a un candidato originario de Puerto Rico.
Afirman que la organización suspendió a varios miembros puertorriqueños y despidió sin causa a algunos de sus dirigentes más distinguidos de ascendencia puertorriqueña. En este momento están en consideración dos cambios a la constitución del grupo, uno de los cuales podría conducir al retiro de sus filas de todos los residentes de Puerto Rico.
LULAC ha desempeñado un papel fundamental en atraer a las urnas el voto por la política demócrata, pues la tendencia de la mayoría de los latinos a lo largo de la historia ha sido hacia la ideología demócrata. La organización de derechos civiles será uno de los principales organismos de defensa de los latinos que busquen desempeñar un papel central en las elecciones presidenciales de 2024, ahora que los latinos se han convertido en votantes pendulares importantes.
En la actualidad, son uno de los bloques raciales y étnicos de votantes de más rápido crecimiento y diversificación en Estados Unidos. Se calcula que 34,5 millones de hispanos estadounidenses tuvieron derecho a votar tan solo en las elecciones de 2022.
El mes entrante, la organización sostendrá su convención nacional en Albuquerque, Nuevo México, y a algunos miembros les preocupa que las tensiones aviven percepciones históricas de una división entre los mexicoestadounidenses del suroeste y los puertorriqueños de la costa este. Otra inquietud es que las modificaciones le den poder a una pequeña camarilla del grupo que desde hace tiempo ha buscado hacer a un lado a los miembros puertorriqueños.
Otros señalan que las disputas internas podrían ser una distracción de los problemas que, en su opinión, deberían ser centrales para la organización, como lograr un mayor acceso a la educación o los efectos prolongados de la pandemia para los latinos, uno de los grupos más afectados por las crisis de salud y económica.
Fundada en 1929 en el sur de Texas por un grupo integrado en su mayoría por veteranos mexicoestadounidenses de la Primera Guerra Mundial, LULAC ha sobrevivido amargas pugnas internas en el pasado. En sus inicios, los fundadores establecieron que solo podían ser miembros ciudadanos estadounidenses, con lo que dejaron fuera a trabajadores indocumentados y a mexicanos de las zonas fronterizas que querían integrarse.
A medida que el grupo fue ganando influencia y amplió su alcance, se generaron fracturas entre sus miembros. Los latinos, que en cierta época se consideraron un grupo monolítico, han tenido que lidiar en años recientes con cuestionamientos en torno a su identidad política y cultural, ahora que se han convertido en el segundo mayor bloque étnico de votantes detrás de los blancos. Las suspensiones y los cambios propuestos a la constitución de la organización podrían ser un mal presagio para su futuro.
La primera reforma propuesta involucra un cambio en una disposición de la constitución que establece que solo pueden ser miembros los residentes de Estados Unidos de América, “es decir, de los 50 estados y el Distrito de Columbia”, pero no de Puerto Rico. Si ese cambio no se aprueba, otro más busca que los miembros de Puerto Rico admitidos constituyan la misma proporción de la población puertorriqueña en Estados Unidos.
Carlos Fajardo, cuyo cargo como director nacional de LULAC para Puerto Rico está en el limbo (el grupo explicó que es uno de los dirigentes puertorriqueños “suspendidos por el momento”), calificó las reformas propuestas de “prejuiciosas” y “el ejemplo más reciente de discriminación” contra los puertorriqueños.
“Es triste”, se lamentó Fajardo, quien añadió que el presidente del grupo también había hecho mucho por los puertorriqueños, que han participado en el grupo desde hace más de 30 años. “Ahora debemos luchar por nuestros derechos civiles dentro de una organización defensora de los derechos civiles”.
Joe Henry, mexicoestadounidense que funge como director político del grupo para el estado de Iowa, indicó que no es lógico que la organización excluya a los residentes de Puerto Rico, que son ciudadanos estadounidenses. Señaló que ese cambio sería contrario al espíritu y la misión del grupo. “La consigna de nuestra organización es que lo que afecta a uno, nos afecta a todos”, explicó Henry.
Garcia, presidente del grupo, que también es mexicoestadounidense, rechazó las acusaciones de discriminación.
“Nada de eso”, respondió Garcia en una entrevista cuando se le preguntó si, como se dice, intenta limitar las facultades de los miembros puertorriqueños. Respondió que el problema fue que la organización no había podido confirmar si los consejos del mismo en el territorio habían recibido financiación de un partido político, lo que pondría en riesgo su carácter de organización sin fines de lucro.
“Hemos tenido consejos en Puerto Rico desde hace 30 años, eso nunca ha sido un problema”, subrayó. “El problema se limita al origen de los fondos”.
Solo en contadas ocasiones se han aprobado reformas a la constitución del grupo, comentaron Garcia y otros dirigentes, pues se requiere el voto positivo de dos terceras partes de los delegados registrados presentes en la asamblea nacional. El grupo cuenta con alrededor de 132.000 miembros y partidarios en Estados Unidos y Puerto Rico, pero no todos asisten a la conferencia.
Históricamente, los mexicoestadounidenses y los puertorriqueños han sido los dos subgrupos más grandes de latinos en Estados Unidos, donde los mexicanos y mexicoestadounidenses representan casi el 60 por ciento de la población de latinos, o unos 37,2 millones de personas, según el Centro de Investigaciones Pew, más de cuatro veces el número de personas de origen puertorriqueño.
Las tensiones dentro de LULAC comenzaron el año pasado, cuando cientos de miembros se reunieron en Puerto Rico para la conferencia del grupo en 2022. El evento se suspendió abruptamente la noche anterior a las elecciones del grupo, que incluían la contienda entre Garcia y Juan Carlos Lizardi, el hijo de Elsie Valdés, integrante del consejo de mucho tiempo y activista que lucha para que Puerto Rico se reconozca como estado.
Un juez de Texas le ordenó a la organización suspender las actividades después de que cinco de los dirigentes interpusieron en el condado de Dallas una demanda contra los integrantes del consejo del grupo, en la que acusaron al Partido Nuevo Progresista de Puerto Rico de haber colaborado con miembros de LULAC, como Valdés, para influir en los resultados de las elecciones. Después de que se les informó que se había suspendido la conferencia, alrededor de 900 miembros se reunieron de cualquier forma en Puerto Rico y celebraron una votación simbólica a viva voz en apoyo a Lizardi.
Bernardo Eureste, el redactor de las reformas diseñadas para evitar que los residentes de Puerto Rico sean miembros, explicó que el único objetivo de la propuesta es aclarar el contenido de la constitución del grupo e impedir la “toma de poder” de la organización.
A la pregunta de si las reformas van en contra del espíritu de unidad del grupo, como dijeron algunos miembros, respondió: “¿Los puertorriqueños fueron quienes los mandaron a hablar conmigo? ¿O la gente que no está en la isla?”.