Después de la rebelión, el futuro del imperio empresarial del líder del Grupo Wagner es incierto

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Un museo del chocolate en San Petersburgo. Una mina de oro en la República Centroafricana. Emprendimientos de petróleo y gas frente a las costas sirias.

Los proyectos económicos de Yevgueni Prigozhin, quien fue vendedor de hot dogs y se convirtió en caudillo militar del Grupo Wagner, el cual el mes pasado protagonizó un breve motín en contra del Ejército ruso, van mucho más allá de los miles de mercenarios que desplegó en Ucrania, África y el Medio Oriente.

Por medio de una gran red de empresas fantasma e intermediarios, las actividades de Prigozhin han incluido el servicio de banquetes, la producción de películas de acción, la fabricación de cerveza y vodka, la tala de madera, la extracción de diamantes y la contratación de personas para difundir desinformación en elecciones en el extranjero, entre ellas las elecciones estadounidenses de 2016.

El tamaño exacto de su negocio es un misterio.

Como se desconoce el paradero de Prigozhin, el destino de su extenso imperio es incierto. El presidente Vladimir Putin declaró que Rusia había financiado empresas de Prigozhin, pero no está claro cuánto control tiene el Kremlin sobre la red empresarial, la cual se extiende a miles de kilómetros de Moscú, según expertos.

“Sin duda no lucirá tal cual era, en términos de quién la dirige, cuánta supervisión tendrá el Kremlin y cuánta libertad tendrá el Grupo Wagner para operar”, afirmó Catrina Doxsee, experta en guerra irregular del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, una organización de investigación con sede en Washington.

A continuación, un vistazo a los intereses empresariales de Prigozhin.

Rusia y Ucrania: servicio de banquetes, bienes raíces y mercenarios

Desde sus humildes comienzos como un esquiador de fondo aficionado y exconvicto, Prigozhin se labró un camino a través del tumulto de la Rusia postsoviética y estableció los cimientos de su imperio al abrir quioscos de hot dogs en 1990 y, más tarde, brindando servicios de banquetes al Kremlin, lo cual le valió el apodo de “chef de Putin”.

Durante décadas, consiguió miles de millones en contratos del Estado y controló una amplia cartera de empresas, la mayoría en San Petersburgo, la segunda ciudad más grande de Rusia y su lugar de nacimiento.

Entre los emprendimientos de Prigozhin se encuentran la construcción, el servicio de banquetes y el entretenimiento. Dirigió una empresa de medios, la cual empezó a desmantelarse desde su motín, y fue pionero en las granjas de troles que intentaron manipular las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016. Sus empresas dirigen hoteles, restaurantes, centros de negocios y una tienda de productos gourmet en la calle principal de San Petersburgo.

No está claro si sus empresas obtuvieron ganancias constantes: algunas han quebrado, otras se han mantenido a flote. A lo largo de los años, Prigozhin utilizó dinero de contratos estatales pagados a algunas de sus empresas para financiar sus otros proyectos, incluidas tareas sospechosas que en apariencia ordenó el Kremlin.

“Todos esos recipientes estaban interconectados, en el sentido de la gestión general y del posible flujo de fondos”, comentó Marat Gabidullin, un antiguo asistente de Prigozhin que luchó en el Grupo Wagner antes de buscar asilo en Francia.

El gobierno ruso le pagó casi 10.000 millones de dólares al Grupo Wagner, según los medios estatales rusos. Prigozhin consiguió contratos valorados en otros 10.000 millones de dólares del Kremlin para su empresa de servicios de banquetes.

La semana pasada, el líder autocrático de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, quien intervino en el motín, señaló que al menos parte de la fuerza de combate de Wagner podría permanecer intacta. Y, el lunes, se informó que Putin se había reunido con Prigozhin tan solo cinco días después del motín. El vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, mencionó que entre los asuntos que se hablaron estaban “otras opciones de empleo” para el grupo de mercenarios.

En junio, Prigozhin admitió que utilizó las ganancias de los lucrativos contratos estatales para financiar a Wagner en África, Siria y otros lugares… pero siempre “en beneficio de los intereses del Estado ruso”.

“Todo funciona como un modelo de negocio: Prigozhin utiliza recursos del Estado para llevar a cabo varios proyectos”, comentó Gabidullin. “Y dentro de esto, obtiene su propio bono”.

África: soldados por contrato e intereses en oro y madera

El negocio principal de Wagner en África son los mercenarios: desde Libia al norte hasta Mozambique al sur, el grupo ha desplegado soldados en cinco países africanos, donde ha brindado seguridad a presidentes, apuntalado a líderes autoritarios y luchado contra grupos armados, a menudo con consecuencias graves para la población civil.

En la República Centroafricana, Wagner proporciona seguridad al presidente, Faustin-Archange Touadéra, y entrena al Ejército. Los observadores han calificado las acciones del grupo en la nación como “captura de Estado” por la forma en que Wagner ha influido en las decisiones políticas para favorecer sus intereses a expensas del pueblo.

Según Estados Unidos, un gobierno dirigido por el Ejército en Mali, una nación de África Occidental, le ha pagado unos 200 millones de dólares a Wagner desde finales de 2021, en esencia para que sus mercenarios luchen contra grupos afiliados a Al Qaeda y al grupo del Estado Islámico.

Según funcionarios de la Casa Blanca, los agentes de Wagner también ayudaron a expulsar una operación de las Naciones Unidas para mantener la paz que había durado una década, lo cual obligó a Mali a depender casi en exclusiva de Rusia.

Más allá del trabajo de los mercenarios, las empresas afiliadas a Prigozhin han estado presentes en más de una decena de países. Extraen oro en Sudán y la República Centroafricana, donde también exportan madera, fabrican cerveza y vodka, dirigen una estación de radio y han producido películas de acción y organizado un concurso de belleza.

Siria: protectores de Al Asad y exploradores de petróleo y gas

Cuando Prigozhin montó su motín el mes pasado, los soldados rusos en Siria rodearon varias bases donde estaban apostados los mercenarios de Wagner, incluso en los alrededores de la capital, Damasco. Las fuerzas sirias, por temor a un movimiento de los combatientes de Wagner, establecieron puestos de control alrededor de las bases, se alertó a los servicios de inteligencia del país y se bloquearon las telecomunicaciones. La respuesta fue otro indicio del largo alcance de Prigozhin.

Oficialmente, Rusia intervino en Siria a finales de 2015 para ayudar al régimen autoritario del presidente Bashar al Asad a cambiar el curso de la batalla en contra de los rebeldes que intentaban derrocarlo.

Sin embargo, desde 2013, ya se habían detectado en Siria combatientes paramilitares rusos de un grupo conocido como Cuerpo Eslavo, según expertos. Aunque las conexiones detalladas entre el Cuerpo Eslavo y Wagner siguen sin estar claras, muchos comandantes de Wagner en un inicio formaron parte del cuerpo, según Gregory Waters, académico del Instituto del Medio Oriente.

Wagner reivindicó su presencia en Siria en 2017. Aunque los militares rusos introdujeron su fuerza aérea y comandantes, el grueso de su personal de primera línea procedía de Wagner, mencionó Waters.

Los combatientes de Wagner no solo capturaron territorio de los rebeldes y del grupo del Estado Islámico, sino que también custodiaron yacimientos de petróleo y gas y Palmira, un importante sitio turístico.

Para funcionarios de inteligencia estadounidense, el objetivo de Wagner en Siria es apoderarse de yacimientos de petróleo y gas y protegerlos para Al Asad.

Al menos cuatro empresas vinculadas con Wagner y registradas en Rusia tienen permisos de prospección para yacimientos en Siria, según Lou Osborn, analista de All Eyes on Wagner, un grupo de investigación de código abierto. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha sancionado a todas.

La palabra “Wagner” de la fuerza mercenaria rusa, a la izquierda en el muro de una escuela que una vez ocuparon soldados rusos en Velyka Oleksandrivka en la región de Jersón en Ucrania, el 1.° de julio de 2023. (David Guttenfelder/The New York Times)

Comandos entrenados por el Grupo Wagner montan guardia en las celebraciones del Primero de Mayo en Bangui, República Centroafricana, el 1.° de mayo de 2019. (Ashley Gilbertson/The New York Times)

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