Hace casi ocho años, en respuesta a la preocupación de los consumidores sobre los posibles riesgos para la salud asociados con el edulcorante artificial aspartamo, PepsiCo decidió eliminar el ingrediente de su popular refresco de dieta.
Las ventas fracasaron. Un año después, el aspartamo volvía a estar presente en la marca Pepsi Light.
En la actualidad, los tres ingredientes principales que aparecen en la parte posterior de las latas y botellas de Pepsi Light —y de su competidora Coca-Cola Light— son agua, colorante caramelo y aspartamo.
Un paseo por el supermercado revela el ingrediente en las etiquetas no solo de los refrescos dietéticos, sino también de los tés dietéticos, los chicles sin azúcar, las bebidas energéticas sin azúcar y la limonada dietética. Según algunas estimaciones, miles de productos contienen aspartamo.
El uso de aspartamo, a menudo conocido por la marca Equal, en alimentos y bebidas ha sido objeto de escrutinio durante mucho tiempo. La última iteración se produjo el jueves, cuando un organismo de la Organización Mundial de la Salud declaró que el aspartamo podía causar cáncer y animó a las personas que consumen una cantidad significativa de bebidas con aspartamo a cambiarlas por agua u otras bebidas no azucaradas.
Sin embargo, incluso con la aparición de muchos edulcorantes artificiales nuevos, así como los basados en plantas y frutas, la gran industria de alimentos y bebidas no puede renunciar al aspartamo, y los analistas no esperan que lo haga esta vez. El motivo es que este ingrediente es una de las alternativas al azúcar menos costosas, funciona especialmente bien en bebidas y mezclas, y a la gente le gusta su sabor.
También ha habido críticas a la urgencia del anuncio de la OMS. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) expresó su desacuerdo con las conclusiones y reiteró su postura de que el aspartamo es seguro. Y un segundo comité de la OMS afirmó que una persona de 45 kilos tendría que beber más de una decena de latas de Coca-Cola Light al día para superar el umbral de seguridad del edulcorante.
“Las grandes empresas de bebidas llevan meses haciendo planes de contingencia, experimentando con distintos edulcorantes, con el objetivo de lograr que el sabor y la calidad de las bebidas dietéticas sean lo más parecidos que se pueda a los de los productos existentes”, afirmó Garrett Nelson, que cubre el sector de las bebidas en CFRA Research. Pero no es probable que cambien la receta a menos que observen un descenso significativo en la demanda de los consumidores a raíz del informe de la OMS.
“Si los consumidores realmente dejan de comprar Coca-Cola Light a causa de este informe, si las ventas empiezan a resentirse, puede que sea momento de pasar al Plan B”, explicó Nelson.
Coca-Cola remitió las preguntas a la Asociación Estadounidense de Bebidas, el grupo de presión del sector. “El aspartamo es seguro”, afirmó en un comunicado Kevin Keane, presidente interino de la organización.
PepsiCo no respondió a las peticiones para hacer comentarios, pero en una entrevista con Bloomberg Markets que se emitió el jueves, Hugh Johnston, director financiero de PepsiCo, dijo que no esperaba una gran reacción de parte de los consumidores.
“Creo que, de hecho, esto no va a ser un problema importante para los consumidores, simplemente con base en la preponderancia de las pruebas que sugieren que el aspartamo es seguro”, señaló Johnston.
La evaluación de la agencia de la OMS se suma a la confusión de los consumidores en torno al aspartamo, pero también es la última de una reciente oleada de investigaciones centradas en los riesgos potenciales que además cuestionan los verdaderos beneficios de los edulcorantes artificiales. Hace solo unas semanas, la OMS desaconsejó el uso de edulcorantes artificiales para el control de peso, pues afirmó que una revisión de estudios no mostraba beneficios a largo plazo en la reducción de la grasa corporal en niños o adultos. La revisión también sugería que los edulcorantes estaban relacionados con un mayor riesgo de padecer diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
Este año, investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte y de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill publicaron un estudio según el cual una sustancia química formada tras la digestión de otro edulcorante, la sucralosa, desintegra el ADN y puede contribuir a problemas de salud.
Durante años, las empresas de alimentos y bebidas, y los organismos reguladores, han denunciado las investigaciones que plantean dudas sobre los edulcorantes artificiales, argumentando en general que los estudios eran defectuosos o no concluyentes o que los riesgos para la salud eran minúsculos.
Robert Rankin, presidente del Calorie Control Council, asociación de cabildeo que agrupa a fabricantes y proveedores de casi dos decenas de edulcorantes alternativos, declaró el jueves mediante un comunicado enviado por correo electrónico que “existen numerosas pruebas científicas que demuestran que los edulcorantes bajos en calorías o libres de ellas ofrecen opciones eficaces y seguras para reducir el consumo de azúcar y calorías”.
De hecho, la mayoría de las empresas de alimentos y bebidas que utilizan aspartamo son reacias a cambiar, en parte porque el aspartamo es menos caro que otras alternativas y es 200 veces más dulce que el azúcar, lo que significa que una pequeña cantidad rinde mucho.
“Una de las ventajas del aspartamo es que se fabrica desde hace tanto tiempo que los fabricantes han perfeccionado sus costos y su procesamiento, por lo que obtienen un producto superior”, comentó Glenn Roy, profesor adjunto de Química Orgánica en Vassar College, que trabajó más de tres décadas en empresas alimentarias como NutraSweet, General Foods y PepsiCo.
Además, la FDA aprobó el aspartamo en 1974, lo que ha proporcionado a las empresas décadas de datos e información sobre lo que el aspartamo puede y no puede hacer en los productos. Por ejemplo, puede realzar y prolongar ciertos sabores frutales, como la cereza y la naranja, por lo que se convierte en el edulcorante preferido para las bebidas y los chicles. Pero cuando se calienta, el aspartamo pierde su dulzor, por lo que se hace menos deseable para productos horneados o cocinados.
Las empresas de alimentos y bebidas lanzan nuevos productos sin azúcar o con bajo contenido en azúcar en respuesta a la demanda de los consumidores, pero muchos se elaboran con edulcorantes nuevos o una mezcla de edulcorantes. Cada nuevo producto se somete a una letanía de pruebas sensoriales y de sabor antes de lanzarse al mercado.
Pero en el caso de los productos que llevan décadas en el mercado, como los refrescos de dieta, los consumidores fieles están acostumbrados a un sabor específico, y los cambios en los ingredientes podrían desanimarlos, dicen los científicos.
Un camión repartidor de Coca-Cola y otros refrescos y bebidas embotellados en Nueva York, el 14 de julio de 2023. (Andres Kudacki/The New York Times).