La esgrima suele ser uno de los eventos olímpicos menos visibles, pero a un año de los Juegos Olímpicos de París, este deporte está ofreciendo un drama político, deportivo y familiar vinculado con la invasión rusa a Ucrania.
A tres esgrimistas rusos que renegaron de la invasión de 2022 en declaraciones escritas y que viven actualmente en Estados Unidos se les concedió la posibilidad de competir como atletas neutrales, sin representar a ningún país, en los campeonatos nacionales de verano estadounidenses que concluyen el domingo en Phoenix.
Y eso es solo el comienzo del drama. Un destacado entrenador ruso ha sido despedido luego de que una pareja de estrellas de la espada partiera hace tres semanas hacia Estados Unidos. Además, un divorcio de la esgrima de alto perfil ha tocado los niveles más altos del Comité Olímpico Ruso e incluso ha causado la inclusión de “frapé de frambuesa” en el léxico como un menosprecio del combate con espadas.
Uno de los esgrimistas rusos que ahora entrena y es entrenador en San Diego, Konstantin Lokhanov, de 24 años, es ex yerno del presidente del Comité Olímpico de Rusia y ex esposo de una dos veces medallista de oro olímpica rusa en esgrima. Ganó la competencia de sable masculino en los campeonatos estadounidenses de verano tras haber competido por Rusia en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021.
Después de ganar en Phoenix, Lokhanov, que mide 1,95 metros, posó con un esgrimista ucraniano mientras los dos sostenían una bandera ucraniana en una desafiante muestra de apoyo. Lokhanov se tatuó la palabra “libertad” en el antebrazo derecho poco después de llegar a Estados Unidos en mayo de 2022.
La invasión representó un giro discordante en la vida personal y profesional de Lokhanov, quien se había casado con una integrante de la primera familia de la esgrima rusa y parecía inmerso en una vida de realeza atlética.
En 2020, Lokhanov se casó con Sofia Pozdnyakova, de 26 años, quien luego ganó medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Tokio en los eventos de sable femenino individual y por equipos. Es hija de Stanislav Pozdnyakov, de 49 años, presidente del Comité Olímpico Ruso y cuatro veces medallista de oro olímpico en esgrima.
Pero el matrimonio se desmoronó rápidamente y la ruptura se hizo pública en septiembre del año pasado. Lokhanov afirmó que el divorcio se había producido por varias razones, de las cuales la guerra fue la definitiva. “Acabo de declarar que no volveré a Rusia”, dijo Lokhanov en una entrevista de Zoom desde Phoenix, la cual dijo que era su primera en inglés. En comentarios escritos, agregó: “Decidí que ya no podía vivir en un país que mata a ucranianos inocentes”.
Tanto Lokhanov como Pozdnyakova han dicho que ella rechazó su invitación para irse de Rusia con él. Pozdnyakova ha dicho que ella solicitó el divorcio y que estaba agradecida con Lokhanov por muchas cosas, pero que la pareja había ido en “direcciones diferentes”.
Pozdnyakov, el presidente del Comité Olímpico Ruso –en una conversación en Match TV, un canal de deportes propiedad de Gazprom, la corporación energética controlada por el Kremlin– confirmó la disolución del matrimonio de su hija. En un aparente ataque a la frivolidad occidental, le dijo a Match TV en septiembre pasado que la educación de su hija y el “amor por la madre patria” le habían permitido evitar “el triste destino de los amantes asustados llenos de frapé de frambuesa y scooters amarillos”.
Lokhanov dijo que el comentario le había parecido divertido y para nada sorpresivo, aunque no estaba muy seguro de por qué había dicho eso. “Nunca he tenido un scooter”, dijo con una sonrisa. “Me encanta el café, pero no en frapé”.
En una publicación de Instagram en diciembre del año pasado, Lokhanov dijo que había entrado en un “periodo verdaderamente oscuro” después de que su madre muriera de COVID-19 a los 43 años, a finales de 2021. Después de terminar en un decepcionante puesto 24 en la competencia de sable en los Juegos Olímpicos de Tokio, también enfrentó la segunda de dos intervenciones quirúrgicas en Alemania por una lesión en la cadera que puso en peligro su carrera como esgrimista.
Lokhanov voló a Múnich para la segunda operación el 23 de febrero de 2022. Un día después, Rusia invadió Ucrania. Durante las semanas de recuperación en Alemania, Lokhanov consideró si debía regresar a Rusia. En su lugar, voló a Atlanta en mayo de 2022 para quedarse con un amigo y, luego, recibió una invitación para unirse a un club de esgrima en San Diego.
Lokhanov afirmó que no se consideraba valiente solo por haber tomado una decisión natural de la que no se arrepiente. Para permanecer en Rusia, dijo, “debes olvidar que matar a otras personas es malo”.
Cuando comenzó la invasión, “todo se dividió en blanco y negro” para él, dijo Lokhanov, quien agregó: “Cuando escucho que no todo está claro, ¿qué es lo que no está claro? Está lo más claro posible. Matar a otras personas es malo”.
Otro esgrimista ruso que vive en la actualidad en Estados Unidos, Sergey Bida, de 30 años, ganó la medalla de oro en la categoría de espada por equipos en los campeonatos estadounidenses, dos años después de haber ganado una medalla de plata para Rusia en la misma categoría en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021.
”Los atletas estadounidenses van a Rusia y terminan en prisión”, dijo Jack Wiener, un abogado de Nueva York que representa a Lokhanov y Bida, refiriéndose a la estrella del baloncesto Brittney Griner. “Los esgrimistas rusos vienen a Estados Unidos y despiertan con medallas de oro”.
Un tercer ruso, Oleg Knysh, de 25 años, también compitió en los campeonatos estadounidenses.
Entre las potencias de la esgrima, Rusia y la Unión Soviética solo están por detrás de Italia, Francia y Hungría en cuanto a ganar medallas olímpicas. Tan vergonzosa fue la partida el mes pasado de estrellas de la espada como Bida y su esposa, Violetta Kraphina Bida, también atleta olímpica de Tokio, que Rusia despidió al entrenador de su selección nacional de espada, según Tass, la agencia estatal de noticias. (Kraphina Bida no compitió en los campeonatos de Estados Unidos).
El entrenador de gran prestigio, Alexander Glazunov, fue despedido “debido a la huida de sus atletas a Estados Unidos sin el consentimiento” de la Federación Rusa de Esgrima, informó Tass el 1 de julio.
Las federaciones internacionales de algunos deportes, incluida la esgrima, han comenzado a otorgar la posibilidad a los atletas de Rusia y Bielorrusia –un aliado cercano de Rusia que proporcionó una base de operaciones para la invasión a Ucrania– de competir como neutrales sin símbolos nacionales, siguiendo el camino creado por el Comité Olímpico Internacional.
Se espera que ese camino se extienda a los Juegos Olímpicos de París. De ser así, los atletas de los dos países podrían competir potencialmente si no han respaldado de manera pública la invasión rusa y no están afiliados a las agencias militares o de seguridad estatales rusas.
Sin embargo, Lokhanov y Bida han renunciado a muchas cosas al dejar Rusia, incluidos quizás sus sueños olímpicos inmediatos. No son ciudadanos estadounidenses, por lo que no cumplen con las condiciones para competir por Estados Unidos en los campeonatos mundiales de esgrima, que comenzarán el 22 de julio en Milán. Y sin una intervención extraordinaria del gobierno, es poco probable que obtengan la ciudadanía estadounidense antes de los Juegos Olímpicos de París.
(c) The New York Times
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