En agosto de 2021, la junta directiva de Fox Corporation se reunió en Los Ángeles. Entre los temas de la agenda: la demanda por difamación de 1.600 millones de dólares interpuesta por Dominion Voting Systems contra su cadena de noticias por cable, Fox News.
La demanda suponía una amenaza para las finanzas y la reputación de la empresa. Sin embargo, el director de asuntos jurídicos de Fox, Viet Dinh, tranquilizó a los directivos: aunque la empresa perdiera el juicio, al final prevalecería. La Primera Enmienda estaba del lado de Fox, explicó, aunque demostrarlo requiriera llegar a la Corte Suprema.
Esa determinación fue la guía de una serie de tropiezos y errores de cálculo en los 20 meses posteriores, según los registros judiciales y comerciales que revisó The New York Times y entrevistas con alrededor de una docena de personas directamente partícipes o enteradas de la toma de decisiones de la compañía.
El caso derivó en una de las debacles legales y empresariales más importantes en la historia del imperio mediático de Rupert Murdoch: una avalancha de revelaciones vergonzosas de mensajes internos a través de documentos judiciales; el acuerdo más costoso del que se tenga conocimiento para una demanda de difamación, de 787,5 millones de dólares; dos demandas de accionistas; y la retirada de la principal estrella del horario estelar de Fox, Tucker Carlson.
Y pese a todo ello, Fox aún enfrenta una demanda que reclama una compensación por daños todavía mayor, de 2.700 millones de dólares, interpuesta por otra entidad implicada en la teoría del fraude electoral, la empresa de software de votación Smartmatic.
En repetidas ocasiones, los ejecutivos de Fox ignoraron las señales de advertencia sobre cuán afectados podrían resultar tanto ellos como su cadena, según halló el Times. Tampoco reconocieron a qué grado se habían desviado sus cadenas de noticias por cable, Fox News y Fox Business, hacia un territorio de difamación al promover las teorías de conspiración electoral del expresidente Donald Trump, que ahora son el tema central del caso. (Fox sostiene que no difamó a Dominion).
Cuando los dictámenes preventivos fallaron en contra de la empresa, Fox no hizo ningún esfuerzo real para convenir un acuerdo. Luego, a los ejecutivos les tomaron por sorpresa los expedientes judiciales presentados por Dominion que incluían mensajes internos de Fox que ponían en evidencia cómo la empresa buscó atraer a una audiencia amante de Trump que prefería consumir las mentiras que él vociferaba sobre las elecciones que la verdad.
No fue sino hasta febrero que Murdoch y su hijo Lachlan Murdoch, con quien dirige la empresa, empezaron a considerar con seriedad que debían llegar a un acuerdo. Sin embargo, no tomaron ninguna iniciativa importante para logarlo, sino hasta la víspera del juicio en abril, luego de que se dieron a conocer hechos aún más perjudiciales.
Al centro de toda la acción estaba Dinh y su perspectiva exageradamente optimista.
Dinh, quien fue funcionario de alto nivel del Departamento de Justicia durante el gobierno del ex presidente George W. Bush, rechazó varias peticiones de hacer comentarios y la compañía, por su parte, se rehusó a responder preguntas sobre el desempeño y las decisiones legales de su director de asuntos jurídicos. “Las conversaciones específicas sobre nuestra estrategia legal son privilegiadas y confidenciales”, declaró un representante de la empresa en un comunicado.
El otoño de 2020 condujo a Fox News a un momento de crisis. El público de Fox se había acostumbrado a ver noticias que favorecían a Trump. Pero Fox no pudo ofrecer eso en la noche de las elecciones, cuando su equipo electoral especializado fue el primero en declarar que Trump había perdido el estado crítico de Arizona.
En los días posteriores, los seguidores de Trump dejaron de sintonizar el canal en masa.
La primera presentadora de Fox que encontró una manera de atraer de vuelta a la audiencia fue Maria Bartiromo. Cinco días después de las elecciones, le cedió el micrófono a una invitada, la abogada simpatizante de Trump Sidney Powell, para que compartiera detalles sobre las acusaciones falsas de que Dominion, una empresa de tecnología electoral, había cambiado votos por Trump a favor de Joe Biden.
Poco después, aparecieron afirmaciones disparatadas sobre Dominion en otros programas de Fox, incluyendo referencias a los supuestos (pero imaginados) lazos de la empresa de tecnología electoral con Smartmatic, otra empresa de software de votación; con Hugo Chávez, el dictador venezolano que falleció en 2013; con George Soros, el multimillonario inversionista y donador del Partido Demócrata; y con China.
El 12 de noviembre, un portavoz de Dominion se quejó con Suzanne Scott, directora ejecutiva de Fox News Media, y Jay Wallace, editor ejecutivo de Fox News Media, y les rogó que detuvieran estas aseveraciones. “En realidad, no estábamos pensando en recopilar antecedentes procesales, solo queríamos detener la hemorragia”, afirmó Thomas A. Clare, uno de los abogados de Dominion.
Como señaló Fox en los documentos que presentó ante el tribunal, sus presentadores sí empezaron a incluir las negaciones de la empresa. Pero como seguían dedicando reportajes a los alegatos falsos, Dominion envió una carta a la asesora jurídica general de Fox News Lily Fu Claffee, en la que exigía que Fox frenara ese flujo de noticias y corrigiera la información. “Dominion está preparada para tomar las medidas necesarias con el fin de proteger su reputación y la seguridad de sus empleados”, advertía la carta.
No obstante, Fox no respondió a la carta de Dominion ni atendió su solicitud, lo cual ahora es un tema clave en la demanda de un accionista presentada en abril, que sostiene que haberlo hecho habría “mitigado de manera sustancial” los conflictos legales de Fox.
Tres meses después de las elecciones, Smartmatic, otra empresa de tecnología de votación ligada a la conspiración en torno a Dominion, interpuso su propia demanda por difamación contra Fox, con la que exige 2.700 millones de dólares por daños. Dominion declaró ante los reporteros que se estaba preparando para presentar la propia.
Dinh desacreditó ambas acciones públicamente.
“El carácter noticioso de las controvertidas elecciones presidenciales merecía una cobertura integral y justa de parte de todos los periodistas. Fox News hizo su trabajo, y eso es lo que protege la Primera Enmienda”, declaró Dinh en aquel entonces. “No me preocupan para nada estas demandas, ya sean reales o imaginarias”.
El equipo jurídico de Fox basó gran parte de la defensa en una doctrina conocida como el privilegio del reportaje neutral, el cual establece que los medios de comunicación no pueden considerarse económicamente responsables de daños causados por el acto de informar sobre afirmaciones falsas realizadas por figuras públicas de alto perfil, siempre y cuando no las acepten ni las promuevan.
Una de las primeras advertencias llegó a fines de 2021. El juez del caso, Eric M. Davis, rechazó el intento de Fox de usar el reportaje neutral como defensa para anular la demanda, pues determinó que esa doctrina no se reconocía en el marco de la ley de Nueva York, la cual estaba aplicando al caso. Aunque sí se reconociera, Fox tendría que demostrar que informó sobre las acusaciones “con veracidad e imparcialidad”, y Dominion ya había presentado un argumento sólido de que la cobertura periodística de Fox no cumplía con esas características, según escribió el juez en un dictamen.
Ese dictamen le dio a Dominion acceso a las comunicaciones internas de Fox durante el proceso de descubrimiento de pruebas.
Ese habría sido un momento natural para buscar un acuerdo, pero Fox se aferró a su defensa y a su plan.
En casi todas las etapas del caso, el tribunal bloqueó los intentos de Fox para limitar el acceso de Dominion a las comunicaciones privadas entre presentadores, productores y ejecutivos. El golpe más rotundo se propinó el verano pasado, luego de que un fallo le otorgara a Dominion permiso para revisar los mensajes de los teléfonos personales de los empleados de Fox, incluidos los dos de los Murdoch.
Como consecuencia, Dominion obtuvo una mina de pruebas: mensajes de texto y correos electrónicos que revelaban las dudas que Rupert Murdoch tenía sobre la cobertura que transmitía su cadena, y aseveraciones de muchos trabajadores de Fox, entre ellos Carlson, de que un fraude no habría hecho gran diferencia en el resultado de las elecciones.
Los mensajes condujeron a revelaciones aún más perjudiciales durante las declaraciones juradas. Cuando los abogados de Dominion confrontaron a Rupert Murdoch con respecto a mensajes de su celular que revelaban que él sabía que las acusaciones de Trump sobre un fraude electoral eran falsas, admitió que algunos presentadores de Fox, al parecer, habían promovido afirmaciones de que las elecciones se habían amañado.
El año pasado, durante la declaración jurada de Carlson, los abogados de Dominion le preguntaron sobre su uso de una palabra vulgar para describir a las mujeres, incluida una alta ejecutiva de Fox. También mencionaron un mensaje de texto en el que afirmó haber visto a un grupo de hombres, a quienes describió como simpatizantes de Trump, atacar a “un niño Antifa”. En el mensaje de texto, se lamentaba: “Así no luchan los hombres blancos”, y expresó un deseo momentáneo de que el grupo matara a la persona. Luego comentó que se arrepentía de ese impulso.
No hay ningún indicio de que los mensajes de texto de Carlson hayan activado las alarmas entre los directivos de Fox en aquel entonces.
Las alarmas sí sonaron en febrero, cuando se hicieron públicas muchas otras comunicaciones internas de Fox. La reacción pública fue tan negativa que algunas personas dentro de la empresa creyeron que un jurado podría otorgarle a Dominion más de 1000 millones de dólares. Pero la compañía no inició ninguna acción seria para convenir un acuerdo.
En todo ese tiempo, la junta directiva de Fox se guiaba por una estrategia pasiva de “esperar a ver qué pasa”.
Sin embargo, las decisiones del juez previas al juicio comenzaron a cambiar la actitud de la junta directiva. Asimismo, en aquellos últimos días antes del juicio, Fox fue objeto de demandas nuevas. Una, de la ex productora de Fox Abby Grossberg, acusaba a Carlson de promover un ambiente laboral hostil. Otra, interpuesta por un accionista, acusaba a los Murdoch y a varios otros directores de no erradicar las prácticas que exponían a Fox a denuncias legales.
El fin de semana antes del inicio programado del juicio, la junta directiva le pidió a Fox que revisara las comunicaciones internas que aún no se hacían públicas pero que podrían usarse en el tribunal.
Fue entonces cuando la junta directiva supo por primera vez del mensaje de texto de Carlson que se refería a cómo “luchan los hombres blancos”. Según dos personas enteradas del asunto, Dinh no tuvo conocimiento del mensaje hasta ese fin de semana.
Para cuando la junta directiva se enteró del mensaje, los Murdoch ya habían decidido que perder el juicio les afectaría mucho más de lo que se les había sugerido esperar. Un pago cuantioso de compensación dictado por el jurado podría hacer mella en las acciones de la empresa durante años mientras se resolviera el proceso de apelaciones.
“La distracción para nuestra empresa, la distracción para nuestros planes de crecimiento —para nuestros directivos— habría sido sumamente costosa, es por eso que decidimos llegar a un acuerdo”, declaró Lachlan Murdoch este mes en una conferencia sobre inversión.
El mensaje de texto también contribuyó a la decisión de los Murdoch de retirar a Carlson del aire de repente. Se había cristalizado su creencia de que su estrella de horario estelar no valía todas las desventajas que traía consigo.
Sigue pendiente la demanda de Smartmatic. En abril, Fox aceptó entregar más documentos internos relacionados con varios ejecutivos, incluidos los Murdoch y Dinh. En una declaración que evoca las primeras reacciones de Dinh sobre el caso de Dominion, la cadena dijo que la Primera Enmienda la protegía.
“Estaremos listos para defender este caso en torno a acontecimientos de interés altamente periodístico cuando se lleve a juicio, tal vez en 2025″, rezó el comunicado.
© The New York Times 2023