La primavera pasada, Anthony Tabarez festejó su graduación como muchos de los estudiantes de bachillerato de la actualidad: bailó toda la noche y lo capturó en fotografías y videos. Las imágenes muestran a Tabarez, de 18 años, y a sus amigos sonriendo, saltando por todos lados y agitando los brazos desde una pista de baile atestada.
No obstante, en vez de usar su teléfono inteligente, Tabarez documentó la noche de graduación con una Olympus FE-230, una cámara digital plateada de 7,1 megapíxeles fabricada en 2007 que perteneció a su madre. Durante su último año de bachillerato, cámaras como esa comenzaron a aparecer en salones de clase y en reuniones sociales. La noche de la graduación, Tabarez pasó su cámara a sus compañeros, con la que ellos capturaron fotografías teñidas de fucsia que parecían tomadas a principios del milenio.
Tabarez, ahora estudiante de primer año de la Universidad Estatal de California, en Northridge, comentó: “Estamos tan acostumbrados a nuestros celulares. Cuando tienes otra cosa con la cual tomar fotografías, es más emocionante”.
Las cámaras de la infancia de los integrantes de la generación Z, consideradas anticuadas y sin sentido por sus dueños originales, están de nuevo de moda. Los jóvenes se deleitan con la novedad de su estilo antiguo, promueven las cámaras digitales en TikTok y comparten en Instagram las fotografías que toman con ellas. En TikTok, la etiqueta #DigitalCamera (cámara digital) tiene 184 millones de vistas.
Influencers modernas como Kylie Jenner, Bella Hadid y Charli D’Amelio están alentando la diversión e imitando a sus contrapartes de principios de la década de los 2000 tomando fotografías borrosas y sobreexpuestas. En lugar de que los paparazis publiquen estas fotografías en tabloides o en sitios web dedicados a los chismes, los influentes las están subiendo a las redes sociales.
La mayoría de los adolescentes actuales y los adultos más jóvenes eran niños a principios del milenio. Los integrantes de la generación Z crecieron con teléfonos inteligentes, lo que hizo innecesarias para ellos las cámaras y otros aparatos. Ahora, están en busca de un descanso de sus teléfonos inteligentes; el año pasado, el 36 por ciento de los adolescentes estadounidenses afirmaron que pasaban demasiado tiempo en redes sociales, según el Centro de Investigaciones Pew.
Ese respiro lo logran en parte los integrantes de la generación Z con cámaras digitales compactas de apuntar y disparar que han descubierto en los cajones de triques de sus padres y en tiendas de segunda mano. Las líneas de cámaras como la Powershot de Canon y la EasyShare de Kodak están entre sus hallazgos, por lo que aparecen en fiestas y otros eventos sociales.
En los últimos años, la nostalgia por la era del problema informático del año 2000 (Y2K), una época tanto de entusiasmo tecnológico como de temor existencial que abarcó los años finales de la década de los noventa y principios de la de 2000, ha atrapado a la generación Z. La nostalgia se ha extendido a través de TikTok, lo que ha fomentado tendencias de moda como los pantalones bajos, los conjuntos deportivos de terciopelo y el uso de vestidos con pantalones de mezclilla. Marcas incondicionales de centros comerciales como Abercrombie & Fitch y Juicy Couture han cosechado los beneficios; en 2021, Abercrombie reportó sus ventas netas más altas desde 2014. Ahora, hay nostalgia Y2K por la tecnología que capturó esos atuendos cuando fueron populares por primera vez.
En esta ocasión, la mala calidad de la imagen no es por falta de una mejor herramienta, sino a propósito.
En comparación con los teléfonos inteligentes actuales, las cámaras digitales antiguas tienen menos megapíxeles, por lo que capturan menos detalles, y sus lentes integrados tienen aperturas mayores, que permiten la entrada de menos luz, factores que contribuyen a obtener fotografías de menor calidad. Sin embargo, en un grupo de fotografías de teléfonos inteligentes más o menos estándar, las peculiaridades de las imágenes tomadas con cámaras digitales son consideradas tesoros en lugar de razones para borrarlas.
Mark Hunter, un fotógrafo también conocido como Cobrasnake, mencionó: “La gente se está dando cuenta de que es divertido tener algo que no está pegado a tu teléfono. Obtienes un resultado diferente al que estás acostumbrado. Hay un poco de retraso en la gratificación”.
Hunter, de 37 años, ganó experiencia documentando la vida nocturna de principios del milenio con su cámara digital. En esas fotografías, las celebridades (incluyendo a una Taylor Swift de la era “You Belong With Me” y a una Kim Kardashian que acababa de saltar a la fama) parecen parranderas comunes y corrientes captadas por la luz implacable de la cámara de Hunter.
Ahora fotografía a un nuevo grupo de influentes y estrellas, pero las imágenes serían casi indistinguibles de las anteriores si las personas tuvieran celulares plegables en lugar de iPhones. Están regresando el reloj a 2007 y, “en esencia, reviviendo cada episodio de ‘La vida sencilla’”, opinó haciendo referencia a un programa de telerrealidad de esa era.
No obstante, muchas cámaras digitales de apuntar y disparar nuevas incorporan funciones y características actuales, y los modelos anteriores han sido descontinuados, así que las personas recurren a tiendas y sitios de comercio electrónico de segunda mano para encontrar cámaras con apariencia suficientemente retro. Davina Ramnarine, una vocera de eBay, afirmó que en ese sitio las búsquedas de “cámara digital” se incrementaron un 10 por ciento entre 2021 y 2022 y las que mencionan modelos específicos tuvieron aumentos aún más marcados. Agregó que, por ejemplo, las búsquedas de “Nikon COOLPIX” aumentaron un 90 por ciento.
Rudra Sondhi, un estudiante de primer año en la Universidad McMaster en Hamilton, Ontario, Canadá, empezó a usar la cámara digital de su abuela porque parecía un punto intermedio entre las cámaras de rollo y los teléfonos inteligentes. Calcula que toma una fotografía con su cámara digital por cada cinco con su teléfono inteligente.
Sondhi mencionó: “Cuando veo de nuevo mis fotografías digitales” —de su cámara—, “tengo recuerdos muy específicos vinculados a ellas. Cuando reviso el carrete de imágenes de mi celular, apenas recuerdo el momento y no es especial”.
Sondhi, de 18 años, comparte las fotografías tomadas con su cámara digital en una cuenta de Instagram independiente, @rudrascamera. Estas fotografías documentan la adultez joven, desde hacer tonterías en un dormitorio universitario hasta participar en “el slam” en un concierto de The Weeknd. Señaló que, cuando saca su cámara, sus amistades de inmediato consideran especial ese momento.
Para Sadie Grey Strosser, de 22 años, usar cámaras digitales ha representado el inicio de una nueva etapa de vida. Tomó un semestre de descanso de sus estudios en Williams College durante la pandemia y empezó a usar la Powershot de Canon de sus padres. Su cuenta de Instagram para fotografía, @mysexyfotos, recopila salidas nocturnas y viajes largos en auto en imágenes deslavadas y de bajo contraste.
Strosser manifestó: “Me sentí tan desconectada… y casi fue de la mano con usar una cámara que no estuviera conectada a un celular”.
Cuando su cámara digital se descompuso el verano pasado, Strosser aseguró que estaba “muy afectada”. Después, empezó a usar la Cyber-shot de Sony de su abuela, que tenía “un carácter tan diferente”. Y respecto a si su iPhone deja de funcionar, dijo: “No me importaría en absoluto”.
© The New York Times 2023